Triunfo amargo en Vox: "No entendemos a esta España, es como si fuese 'masoca'"

  • La formación de Santiago Abascal irrumpe en el Congreso con 24 diputados, muy por debajo de sus expectativas. La extrema derecha no será decisiva.
Santiago Abascal
Santiago Abascal
EFE

Si algo se puede sacar en claro de estas elecciones generales es que el bipartidismo está muerto y enterrado. PP y PSOE han perdido entre ambos más de seis millones de votos desde 2011. Poco o nada tiene que ver el Congreso de los Diputados de hoy con el de hace ocho años. El abanico parlamentario se volvió multicolor con la irrupción de Podemos y Ciudadanos en 2015 y a partir de ahora deja espacio a un nuevo jugador. Es Vox, el partido de la 'España viva' que ha irrumpido con 24 diputados y ha hecho a nuestro país, en cierto modo, retroceder en la historia, pues la extrema derecha no estaba presente en el Parlamento desde 1979. Los 'verdes' darán la batalla desde sus escaños, pero no serán decisivos.

Sin embargo, todos los análisis políticos llevan a la misma conclusión: el de Vox ha sido un triunfo amargo. Santiago Abascal esperaba obtener hasta 50 escaños, en base a sus expectativas internas y a las encuestas que se han ido publicando en las últimas semanas. Ayer montó su 'cuartel general' en un conocido hotel madrileño, en la esquina de la plaza de Colón que ha sido, desde el principio hasta el final, su gran bastión, donde ha recibido el calor de decenas de miles de simpatizantes. Ayer salió a levantar los ánimos a los militantes y agradecer los más de dos millones y medio de votos, pero su tono no ocultaba el mal sabor de boca.

En Vox esperaban más. A la sala del hotel Meliá Fénix llegaban a las 8 de la tarde los primeros sondeos, que daban al partido debutante hasta 40 escaños. "Buenas sensaciones", es lo que trasladaban colaboradores de Abascal a esas alturas de la tarde. Habían sido los protagonistas de la jornada, la "voz" (en latín, 'vox') presente en todos los murmullos de los colegios electorales. Los montones de Vox bajaban más rápido que los demás en muchas mesas. "Hay apoderados que han tenido que pedir hasta tres veces papeletas nuestras", comentaban poco después del cierre de las urnas. Seguían los resultados "con nervios, pero controlados".

Pero empezó el recuento. Con el 50% escrutado los de Abascal se quedaban en apenas una veintena de diputados, lejos de lo que habían proyectado los primeros sondeos a pie de urna. Era Rocío Monasterio la responsable de hacer una primera valoración en el escenario habilitado en la plaza Margaret Thatcher, contigua al hotel: “Nos decían que era imposible llegar aquí sin recursos y lo hemos hecho con ilusión”, decía, para añadir que “en el próximo Congreso habrá muchos diputados de Vox que van a representar a muchos españoles que antes no tenían voz”.

Mientras tanto, lo que transmitían desde el entorno de Abascal tenía un matiz distinto: "¡Queremos más!", expresaban cuando ya empezaban a visualizar que se quedarían por debajo de los 30 diputados. Poco después salía victorioso un Javier Ortega Smith que clamaba: "¡La resistencia ya está dentro del Congreso!". Con los resultados ya avanzados, el secretario general de Vox transmitía el triunfo de haber irrumpido en el Congreso con 24 diputados. Todo un logro, sin duda. Pero, de nuevo, dentro del hotel las sensaciones eran distintas: "Aquí hay caras tristes, no entendemos nada", revelaban a La Información.

La sorpresa: el PSOE

Ni el batacazo del Partido Popular ni el ascenso de Ciudadanos. Lo que más sorprendió en Vox fue la amplia victoria del PSOE. No se esperaban que los socialistas alcanzasen los 123 diputados, 38 más que en 2016. Pedro Sánchez logró dos millones más de votos que hace tres años. ¿La izquierda movilizada por el miedo a la extrema derecha? No se atrevían a hacer ese análisis, ya entrada la noche, pero su lectura de los resultados era tajante. "No entiendo a esta España, francamente, es como si fuese masoquista", se lamentaban en conversación con este medio.

La 'España viva' habló ayer, y lo hizo con contundencia. El logro de Vox no es baladí. Debutar en el Congreso de los Diputados con 24 sillas es, de cualquier manera, una victoria. Pero no les ha sabido tan bien como hubiera sucedido de haber visto satisfechas sus expectativas. El propio Abascal lo dejó claro en su intervención para valorar los resultados: "Es un momento de alegría, pero también de preocupación", dijo, porque "no ha sido posible expulsar al frente popular". "Hoy España está peor que ayer (...) pero Vox ha venido para quedarse", zanjó. 

Con todo, el líder del partido 'verde' no se olvida de dónde viene. Han pasado de 46.781 votos en las elecciones generales de 2016 a 2.673.828 en 2019, con el 99,88% escrutado al cierre de esta edición. En términos porcentuales, la extrema derecha pasa de representar un tímido 0,2% del voto a acaparar el 10,26% y alzarse como la quinta fuerza política y tercera de las derechas. Aún así, Santiago Abascal pidió a los suyos no caer en la complacencia: "Esto es solo el principio, a partir de ahora nos toca luchar mucho más, ¡iniciamos la reconquista!", enfatizó. 

Arranca su 'reconquista' con 24 cruzados. Y comienza en Andalucía, donde dio la sorpresa el pasado mes de diciembre y se reafirma ahora con seis diputados. En Madrid y Murcia arranca cinco y tres escaños, respectivamente, otros tres en la Comunidad Valenciana y dos más en Castilla-La Mancha. El de Aragón, el de Extremadura, el de Castilla y León, el de Baleares y el de Cataluña (por Barcelona) completan el equipo con el que Abascal pretende dar voz en el Congreso a más de dos millones y medio de votantes: "Por España, por la herencia de nuestros padres y el futuro de nuestros hijos".

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