El problema de Clinton: los seguidores de Sanders no quieren votarla

Los demócratas no se ponen de acuerdo y las divisiones en el seno del Partido son evidentes. Algunas de los votos demócratas se los llevará la candidata del partido verde. Otros escribirán a mano el nombre de Bernie Sanders en sus papeletas. ¿El motivo? Para los irreductibles seguidores del senador de Vermont, no se trata de elegir entre Hillary Clinton y Donald Trump.

Los sondeos dicen que tres cuartos de los electores de Bernie Sanders en las primarias apoyan a Clinton pero no es eso lo que se escucha en la calle. En Filadelfia llama la atención el vigor de esta minoría de incondicionales, con entusiastas manifestaciones pro-Sanders al margen de la convención demócrata donde se nominará a Hillary Clinton candidata presidencial.

Hillary da más miedo que Trump

"No tengo otros 40 años por delante, he aguantado el statu quo demasiado tiempo y los Clinton solo han hecho mucho daño", dice Marie Adams, de 66 años. Esta mujer escribe sobre un pedazo de tela "Demexit", haciendo referencia al Brexit británico pero en su caso, del Partido Demócrata. 

No es la única, Adams dice que su voto, como el de muchos partidarios de Sanders, será para Jill Stein, candidata del partido verde, una decisión que puede ayudar a que finalmente Trump sea el próximo presidente de Estados Unidos, sin embargo, aseguran, que eso no les importa. 

Es más, afirman que no les da miedo que el candidato republicano llegue a la Casa Blanca, Hillary les da más miedo, por eso tampoco entienden la explicación del mal menor. Son muchos los que aseguran que el mal ya está hecho y el damnificado ha sido el Partido Demócrata. 

Algunos votantes del partido de Clinton acusan a Hillary de manipular las primarias y eso le va a restar muchos votos. Antes votar por Jill Stein (candidata del partido verde, que cuenta con el 3% del voto nacional) que la candidata oficial del que siempre ha sido su partido. Los errores 'imperdonables' de Hillary

Esta situación de ruptura con el partido demócrata ha llevado a algunos a plantear la creación de un nuevo partido. Porque, parece evidente que son demasiadas las pegas que le ponen a Hillary. 

Algunos se remontan a los años noventa y la firma encabezada por su marido en relación con el Tratado de Libre Comercio de Norte América. Otros la acusan del voto en favor de la guerra que emitió como senadora en 2002, para autorizar al entonces presidente George W. Bush utilizar la fuerza contra Irak. 

La desconfianza hacia Hillary Clinton esconde en algunos casos la inclinación hacia Donald Trump, que encontró en el aislacionismo y proteccionismo dos pilares de su campaña. Algunos se atreven incluso a afirmar que el sistema está amañado. "Yo diría hasta que punto hemos llegado, que Trump es marginalmente mejor, mientras ella no deja de mentir a los estadounidenses", insiste esta demócrata, ama de casa de 46 años. La solución es crear un nuevo partido

Parece evidente que la indulgencia que algunos militantes demócratas conceden al millonario candidato republicano se la niegan a la exsecretaria de Estado. Una de sus frases, pronunciada en 1996, fue retomada este año después de las primarias. Hillary Clinton calificó entonces a pandilleros menores de edad como "súperdepredadores", término considerado racista por Bruce Carter, fundador del grupo "Hombres negros pro Bernie".

Este activista está presente en Filadelfia para apoyar a Sanders y movilizar a los jóvenes negros en la política. "Trump nunca ocupó un mandato político, entonces no sabemos lo que hará", explicó para continuar afirmando que es cierto que había dicho cosas groseras, pero no racistas contra los negros y Hillary sí. Un ejemplo más del racismo interno que impera en Estados Unidos, donde los negros se consideran diferentes a los latinos o asiáticos. Para este activista la solución también pasa por crear un nuevo partido.