España sigue en la lista ámbar 

Británicos sin turismo y turismo sin británicos: "Nos sentimos engañados"

Los ciudadanos ingleses que residen y tienen negocios en España critican con dureza la decisión de Johnson, mientras que los británicos que veranean en nuestras costas lo aceptan con mucha resignación. 

Turistas británicos en Benidorm. / EFE
Turistas británicos en Benidorm.

El pasado fin de semana, el aeropuerto de Faro (Portugal) presenció como una caótica avalancha de 20.000 turistas británicos abandonaba el país deprisa y corriendo sin terminar las vacaciones que habían planeado -y pagado-. El gobierno de Boris Johnson cambió su forma de parecer en relación a la situación de la pandemia en Portugal y eliminó al país de la lista verde, lo que implica que todos los ciudadanos que entren al Reino Unido procedentes del estado luso deberán realizar una cuarentena de 10 días. Ante el giro de 180 grados repentino, y conscientes de que había miles de turistas británicos en el país, el ejecutivo concedió un plazo de tres días para su regreso sin necesidad de hacer cuarentena. 

El primer ministro portugués, António Costa, reaccionó a la decisión de Johnson de forma rotunda: "La medida no se justifica y causa graves perjuicios incluso a los británicos". Al otro lado de la frontera ibérica, en España, la situación es exactamente la misma. Reino Unido incluyó al país en la lista ámbar y la cuarentena al regreso es obligatoria -además de tener que pagar al menos tres PCR-, a pesar de las insistencias del Gobierno español de no hacer una generalización y distinguir el nivel de incidencia del país por regiones. La decisión parece inamovible por el momento e implica que la gran mayoría de los 18,1 millones de británicos que visitaron España en 2019 no lo hará este verano. 

Los damnificados de esta decisión se encuentran en ambos países. "Los últimos cinco veranos he ido de vacaciones a La Manga del Mar Menor con mis amigos, pero este año nos quedaremos en Inglaterra porque no podemos permitirnos coger 10 días más de vacaciones para hacer la cuarentena", declara a La Información Matt Billingham, un joven de 26 años que reside en Newcastle. En la otra cara de la moneda se encuentra Ashley Price, británico residente en España y dueño del Corner Bar de Benidorm, un pub al estilo inglés cuya clientela principal son los precisamente los turistas de este país. Price se muestra muy poco optimista de cara al verano y apunta a este periódico que "la situación actual es un desastre total" y cree que la medida no tiene sentido porque "la Comunitat Valenciana tiene menor nivel de contagios que varios países del Reino Unido". 

Ambos se muestran decepcionados por la administración de Johnson, ya que este iba a ser el verano de la vuelta a la normalidad, tras la casi nula movilidad entre países permitida en 2020, cuando solo alrededor de 150.000 británicos acudieron a España. En el mismo barco están Sam Clarke (25 años) y su familia (padre, madre, hermana y abuela), naturales de Sheffield, quienes declaran que esta decisión supone no poder acudir a su apartamento de Torremolinos: "Llevamos esperando desde el inicio de la pandemia para poder ir a Málaga a disfrutar de nuestra casa y la playa y ahora nos sentimos engañados. El gobierno pretende por la fuerza que nos quedemos aquí para que gastemos más dinero en el país, pero la calidad de las vacaciones no es comparable. Todavía no sabemos donde vamos a ir". 

Los países en la lista verde para Reino Unido son Australia, Brunei, islas Malvinas, islas Feroe, Gibraltar, Islandia, Israel, Nueva Zelanda, Singapur, las islas George y Sandwich del Sur, Santa Helena y la isla de Ascensión. El 'consuelo' para España es que en esta lista no están sus principales competidores y ningún país mediterráneo se va a llevar 'el gato al agua' de concentrar todo el turismo proveniente de las islas británicas. Desde Downing Street aseguran que volverán a evaluar la situación a finales de junio, pero la esperanza de que haya un cambio en el semáforo es medida. 

Phil y Jackeline son un matrimonio inglés cuya única vía de ingresos es el Britannia Pub de Fuengirola, un bar-restaurante con cerveza y comida británica y que, como no podía ser de otro modo, su clientela es "en un 95% turistas de este país". Todavía no se desenvuelven bien en castellano, por lo que Phil confiesa en una conversación telefónica en inglés que llevan "17 meses sin apenas ingresos y sin ayudas". Además, declara que están "sufriendo y luchando por sobrevivir" pero el anuncio de Johnson "solo ha empeorado la situación y nos quita esperanzas para seguir a flote con el negocio". Por último, confiesa que desde hace ya varios meses solo abre los fin de semanas, cree que el turismo de otros países no podrá reemplazar el británico "ni de lejos" y sus últimas esperanzas están puestas en septiembre, donde espera que para entonces se hayan eliminado las restricciones. 

Por último, el dueño del Corner Bar de Benidorm, Ashley Price, opina que la decisión del gobierno británico es política y no sanitaria: "La situación de la pandemia ha mejorado mucho y se puede ver con las vacunas. El ejecutivo inglés quiere que el dinero dado en ayudas a los ciudadanos durante estos meses se gaste en Reino Unido, y por ello disfraza esta medida asegurando que España no es un destino seguro. Solo pido que se les dé la opción de elegir donde quieren gastar ese dinero sin mentiras". A pesar de que su expectativa de cara al verano es mala "pero mejor que en 2020", Price confía en su recuperación en el tramo de septiembre a navidades, "porque después de la pandemia todos queremos unas vacaciones". Así, se muestra optimista mientras "resiste" con su negocio. "The good old times will be back" (volverán los tiempos felices), concluye.

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