Un ataque vandálico en la Ciudad Prohibida daña una reliquia del siglo XVIII

  • Un joven chino de 22 años causó deliberadamente destrozos en una sala de exposiciones de la Ciudad Prohibida de Pekín, el antiguo palacio imperial, sembrando nuevamente dudas sobre la seguridad de uno de los principales museos de China, informaron hoy los medios del país asiático.

Pekín, 6 may.- Un joven chino de 22 años causó deliberadamente destrozos en una sala de exposiciones de la Ciudad Prohibida de Pekín, el antiguo palacio imperial, sembrando nuevamente dudas sobre la seguridad de uno de los principales museos de China, informaron hoy los medios del país asiático.

El suceso ocurrió el sábado, cuando el joven, que fue detenido posteriormente, golpeó y rompió con su mano desnuda uno de los cristales protectores, lo que hizo que un reloj del siglo XVIII que allí se exponía cayera y también sufriera daños, reveló hoy el diario "China Daily".

La policía no dio el nombre del atacante, pero señaló que procedía de la provincia central de Hubei, mientras la administración del museo subrayó en una rueda de prensa celebrada a raíz del suceso que incrementaría las cámaras -actualmente ya hay miles de ellas- y la vigilancia en las salas.

El ataque se produjo en una sala llamada "Palacio de las Bendiciones de la Madre Tierra", que en época imperial era habitada por concubinas, y coincidió con el aniversario del Movimiento del 4 de Mayo de 1919, un día usado con frecuencia en el país para celebrar protestas públicas.

El reloj fue construido en Inglaterra y regalado a los emperadores de la dinastía Qing (1644-1911), grandes coleccionistas de estos aparatos occidentales.

El periódico "Global Times" recuerda hoy que no es el primer caso que pone de relieve los fallos en el sistema de seguridad de uno de los principales museos de China, ya que en mayo de 2011 se produjo un robo de nueve preciados objetos en el mismo recinto, tras el cual se destituyó al director de la institución.

También hubo casos de restauradores que dañaron accidentalmente otras piezas históricas, lo que también produjo muchas críticas y dudas en torno a la fiabilidad de un museo que pretende desde hace décadas que regrese a sus salones la enorme colección imperial que fue llevada a Taiwán durante la guerra civil y ahora se expone allí.

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