Un éxodo de minorías étnicas ahonda crisis en región paralizada por las FARC

  • Un desplazamiento masivo de indígenas y afrodescendientes de tres remotas comunidades del Chocó dio hoy mayor relieve a la crisis de este departamento selvático de Colombia, que afronta desde hace una semana un "paro armado" declarado por las FARC.

Bogotá, 8 mar.- Un desplazamiento masivo de indígenas y afrodescendientes de tres remotas comunidades del Chocó dio hoy mayor relieve a la crisis de este departamento selvático de Colombia, que afronta desde hace una semana un "paro armado" declarado por las FARC.

El éxodo, de más de 370 personas, fue causado por bombardeos y combates de militares y rebeldes en una conflictiva zona de los límites del Chocó con el departamento vecino de Antioquia.

Los enfrentamientos se registran de manera intermitente desde el pasado domingo, dijo a Efe por teléfono el secretario general del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), Imer Perea Palma.

El portavoz de la organización no gubernamental (ONG) precisó desde Quibdó, la capital chocoana, que los desplazados son vecinos de las comunidades de Bocas de Luisa y Vegaez que dejaron sus parcelas para ponerse a salvo de los choques armados.

Los desarraigados conforman 105 familias de afrodescendientes y cinco de indígenas, agregó Perea, y señaló que todos buscaron refugio en asentamientos rurales cercanos.

Es posible que haya más desplazamientos, por cuanto incluso anoche "hubo intercambio de disparos y operaciones con helicópteros", advirtió el dirigente comunitario.

En esta región de la frontera noroeste con Panamá actúa el frente 57 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que presionó el paro mediante un panfleto que hizo circular durante los últimos días del pasado febrero.

Las FARC han mantenido en las semanas recientes una inusitada actividad militar y política coincidente con el avance de las gestiones para la puesta en libertad, por decisión unilateral rebelde, de los últimos diez uniformados que mantienen como rehenes.

"Qué farsa es eso", se lamentó el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al rechazar que los insurgentes anuncien por un lado la entrega de cautivos y su renuncia al secuestro de personas con fines económicos, y por el otro cometan actos que dejan víctimas entre la población civil.

Pinzón habló con la prensa después de reunirse en la capital colombiana con su colega del Interior, Germán Vargas Lleras, y el gobernador del Chocó, Luis Gilberto Murillo, para estudiar soluciones a la crisis de este departamento.

En el encuentro, los dos ministros acordaron que viajarán el próximo fin de semana a Quibdó, con los más altos mandos militares y policiales, para activar nuevas medidas de seguridad.

"Se ha tomado la decisión de poner en marcha un conjunto de medidas que, esperamos, sean mucho más efectivas", afirmó Vargas Lleras a la salida de este encuentro, para el que el gobernador Murillo viajó de manera expresa a Bogotá.

El miércoles, Murillo recibió en Quibdó al comandante de la Armada Nacional, el almirante Roberto García Márquez, quien presidió allí un consejo de seguridad con autoridades administrativas, judiciales y de otros entes estatales.

Estas citas fueron convocadas en último momento, ante el temor por los crecientes efectos del "paro armado", sobre todo en la provisión de víveres y combustibles, que ya escasean.

La parálisis se ha hecho evidente en el servicio de transporte por carretera hacia Quibdó, ciudad que solo tiene conexión terrestre con Antioquia y el departamento también vecino de Risaralda, y cuya comunicación interna depende de la vía fluvial, fundamentalmente el río Atrato.

"La situación de las comunidades es bastante preocupante, porque no hay movilidad para nadie, la gente está confinada y ni siquiera puede salir a sus parcelas a buscar el alimento", expresó a Efe el secretario general del Cocomacia.

El líder comunitario observó que el problema es de tal magnitud que una misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) no pudo entrar en la zona del éxodo debido a la falta de condiciones de seguridad.

La misión iba a prestar asistencia a los desplazados de Bocas de Luisa y Vegaez, situadas en una conflictiva zona de la frontera de Antioquia con el Chocó, en la que las fuerzas de seguridad han bombardeado posiciones de los insurgentes.

El líder Perea dijo a Efe que los enviados del CICR viajaron por el Atrato y tomaron luego por el Arquía, tributario del primer río y en el que debieron interrumpir su viaje.

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