La octogenaria los había llamado por miedo a que su hijo de 61 años se suicidara con medicamentos. Se encontraron a un hombre hirsuto, pálido y con el cuerpo sucio y cubierto de costras.
La policía optó por esposar al hombre, que se abalanzó sobre ellos en cuanto los vio, precisó a la AFP una fuente policial.
"Su habitación estaba llena de inmundicias, las cortinas estaban cerradas, llevaba el cabello largo, muy sucio, tenía muchas costras y el estado de suciedad era repulsivo", explicó la fuente.
Según su madre, el sexagenario vivía enclaustrado en su habitación desde hace 20 años y ella le pasaba la comida a través de la puerta entreabierta.
El hombre fue trasladado al hospital.
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