
Cuatro recuentos diarios, partidas de parchís en el patio, comidas sosas y siestas en la celda... Así ha pasado los días Rafael Ricardi durante 13 años. Su delito: ninguno. Su indemnización: un millón de euros.
Cinco años después, una prueba de ADN demostraba que el reo no había cometido ni colaborado en las dos violaciones con las que se le relacionó. Tuvieron que pasar ochos más hasta que la Policía reconociera públicamente el error. En 2008, el Tribunal Supremo rectificaba la sentencia por la que Ricardi había sido condenado
Casi 20 años después, Ricardi ha tenido que recordar todo lo sucedido, pero por una buena razón. La Audiencia Nacional ha duplicado su indemnización hasta llegar al millón de euros.Ricardi, que padece una minusvalía que le impide trabajar, percibe una pensión que le da "lo suficiente para comer". Así que además de la casa que se compró con la primera parte de la indemnización, Ricardi tendrá ahora la tranquilidad de tener unos buenos ahorros en el banco. Al fin y al cabo, no gastó nada durante más de diez años.
Pero... ¿cómo se monetiza la vida de una persona? Como norma general el Estado estima en 120 euros por cada día en prisión, pero el de Ricardi no era un caso normal. La revisión final ha querido pagar 210 euros por cada día que (injustamente) pasó en la cárcel.
Pese a haber duplicado el dinero de la indemnización, Ricardi explica que aquel error no se puede pagar, "por mucho dinero que me den".
En el recurso, Ricardi pedía una indemnización de 10 milones de euros por los daños causados. "Esperemos que el sufrimiento de Rafael y los suyos no quede en un mero asunto traducible económicamente, explica el comunicado de los representantes.
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