Las inactividad y pasividad de los Mossos ante el 1-O está provocando un aluvión de denuncias ante distintos juzgados y de quejas de las principales asociaciones policiales y de fiscales. Tanto los principales sindicatos policiales y de Guardia Civil (SUP, CEP o AUGC) como las agrupaciones de fiscales AF y APIF han emitido sendos comunicados en los que acusan al cuerpo autonómico de dejación de sus funciones y de no querer impedir, de manera muy evidente, que se celebrara la consulta ilegal, mientras que según informa el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, varios ciudadanos han acudido a los Juzgados y presentado una decena de escritos criticando la actuación del cuerpo autonómico.
Durante la semana previa al referéndum, Trapero simuló que iba a acatar al pie de la letra las instrucciones judiciales. Así, el Major de los Mossos d’Esquadra envió un comunicado interno dirigido a todos los agentes del cuerpo policial autonómico en el que adjuntaba las instrucciones íntegras de la Fiscalía para que se llevaran a cabo acciones policiales ante actos que ejecuten “autoridades, funcionarios públicos o particulares en connivencia con los anteriores, dirigidos a preparar y celebrar el referéndum de autodeterminación, en tanto indiciarios de delitos de desobediencia, prevaricación y malversación”. Sin embargo, según ha podido saber La Información, apenas dos días antes del día señalado, tuvo lugar una reunión para explicar cómo actuar en los colegios electorales.
Las órdenes, tal y como explica un miembro del propio cuerpo, dejaron claro el verdadero talante de los mandos de los Mossos ante el 1-O: debían rellenar un acta explicando por qué no se cerraba el colegio. Una vez cumplimentado el trámite, el agente debía quedarse allí como en una jornada electoral normal.
Entre los motivos que constaban en el acta, según puede leerse, se encontraba la presencia de personas vulnerables, como niños o ancianos, que se produjesen altercados o que existiera una negativa reiterada y manifiesta de las personas que se encuentran dentro para desocupar el lugar.
Dicho y hecho, durante todo el domingo comenzaron a circular vídeos por las redes sociales en las que se veía a mossos, con una actitud burlona, comentar a los presentes que debían rellenar el papeleo, sin amagar si quiera con cerrar el centro. "Ninguno de los que están aquí es responsable de aquí", dice un agente en uno de ellos, mientras entre risas, los votantes afirman que no hay responsables. Acto seguido, el policía comenta que dirá que "es imposible pasar" al colegio y les recuerda que esperarán fuera para "cualquier cosa". La gente aplaude.
¿Y este mosso? Incumpliendo las órdenes judiciales y mintiendo en sus actas #Referendum pic.twitter.com/8Ze3ZLMlt3
— Mariví 🦇 (@Marivi_29) 1 de octubre de 2017
Sin embargo, la actitud de estos agentes, contrasta con la de unos pocos mossos que han observado, indignados, cómo se vulneraba la legalidad. "Las reuniones para explicar las Trapero-Pautas fueron de traca, por no decir otra cosa. Iban leyendo la orden y nos precisaban los vacíos de la orden del TSJC”, se queja un mosso.
También es el caso de otro agente, que anunciaba en Twitter que había presentado su dimisión en el cuerpo. "No tengo estomago para aguantar la vergüenza que la Generalitat nos hace pasar", detallaba.
Hoy he presentado mi dimisión como Mosso d'Esquadra. No tengo estomago para aguantar la vergüenza que la Generalitat nos hace pasar.
— JMME (@vivere__memento) 1 de octubre de 2017
Sin un lugar para dormir
Mientras, la situación para policías y guardias civiles en Cataluña se agrava por momentos. Más de 500 antidisturbios no saben dónde pasarán la noche, después de que varios hoteles de Calella (Barcelona), entre ellos el Palmeras, el Catalonia y el Vila, hayan instado a los 500 agentes a que abandonen sus instalaciones.
Según varios policías, la alcaldesa de Calella, del PDeCAT, ha amenazado a los directores de los hoteles advirtiéndoles de que o echaba a los agentes o paralizaba licencias de reforma pendientes.
Por otro lado, gimnasios, bares y otros comercios que durante años se han favorecido por la presencia casi continua en la localidad de fuerzas de seguridad no han permitido hoy la entrada a los agentes. "Yo iba este mañana a un gimnasio y me explican que ningún policía ni guardia civil porque la gente no os quiere ver por ahí. Le he dicho que ya informaría a los compañeros. Me dice que ayer hubo una reunión convocada por políticos, que se había reunido a dueños de establecimientos y que todo lo que huela a España, fuera", comenta un policía.
"Están haciéndonos 'moobing', como el que sufrió mi padre en el País Vasco, que se tenían que ir a 25 kilómetros a comprar tabaco. Es increíble el odio que se nos tiene aquí", concluye apenado.
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