Un policía admite favores del dueño de un prostíbulo por su "relación humana"

  • El comisario jefe de Extranjería de la Policía Nacional Luis G., imputado en el "caso Saratoga-Riviera", ha justificado hoy los favores que él y su familia recibieron del dueño de un burdel en la "relación meramente humana" que ambos mantenían y ha negado que, a cambio, protegiera el club.

Barcelona, 25 sep.- El comisario jefe de Extranjería de la Policía Nacional Luis G., imputado en el "caso Saratoga-Riviera", ha justificado hoy los favores que él y su familia recibieron del dueño de un burdel en la "relación meramente humana" que ambos mantenían y ha negado que, a cambio, protegiera el club.

Luis G., que hasta 2005 fue comisario responsable de la unidad contra la inmigración irregular de la Policía Nacional en Cataluña, ha declarado hoy en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra él y una veintena de personas por integrar una presunta trama policial corrupta que protegía a prostíbulos a cambio de regalos y dinero.

El comisario, que afronta una petición fiscal de 17 años de prisión por proteger a macroburdeles, ha explicado que conoció al propietario del club Riviera Antonio H. a raíz de su detención en una redada de 2003 y ha admitido que de ello acabó naciendo una relación personal, que le llevó a compartir con él almuerzos y cenas.

Según la versión del comisario, a raíz de esa inspección en el Riviera el dueño del local se ofreció a colaborar con la Policía Nacional para facilitar datos sobre los tres principales objetivos que les interesaban: la prostitución de menores, la falsificación documental y las extorsiones.

Ese hecho motivó un acercamiento entre ambos, ha relatado el comisario, aunque lo que desencadenó que intimaran personalmente es que el propietario del Riviera contó a Luis G. sus problemas de ansiedad y claustrofobia y, en ese contexto, le acabó recomendando a su propio psiquiatra para tratar los problemas de adicción a la cocaína del hijo del policía.

El hijo de Luis G. viajó entonces con el dueño del Riviera a Córdoba para ser examinado por su psiquiatra y fue Antonio H. quien pagó los 120 euros de esa consulta, aunque el comisario ha insistido en que hasta "ahora" no ha sabido quién sufragó los honorarios del médico.

Además de ese favor, el propietario del Riviera dio trabajo al hijo de Luis G. en una sus empresas y, posteriormente, también empleó como administrativa a otra hija del comisario.

Sin embargo, Luis G. ha asegurado que él no tuvo nada que ver con esas contrataciones: en el primero de los casos, según su versión, fue su hijo quien tomó la iniciativa de llamar a Antonio H. para pedirle trabajo sin su conocimiento y, en el segundo, su hija envió el currículum y consiguió el empleo tras superar las correspondientes entrevistas con los responsables de personal.

El comisario ha asegurado también que pagó de su bolsillo el reloj que la Fiscalía cree que los dueños del Riviera regalaron a su esposa y también ha negado cualquier relación con los propietarios del club Saratoga, con quienes -junto al inspector también imputado Andrés O., entre otros- compartió un fin de semana en un hotel de Bilbao pagado por los dueños del burdel.

También en este caso, Luis G. ha argumentado que ignoraba que los dueños del Saratoga habían pagado la factura del hotel porque, según su versión, él pensaba que los gastos corrían a cargo de otra persona que estaba muy agradecido a él mismo y al inspector Andrés O. por haberle recomendado un médico que le solucionó sus problemas cardiológicos.

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