Un 'teco' sin estridencias con nada que reprochar y gran capacidad de sacrificio

  • Lector voraz y curioso insaciable, Román Escolano conoce tanto el ámbito público como el privado de la economía, sin haber presumido nunca de ello.
Román Escolano asume hoy su nuevo cargo en el BEI, en sustitución de Álvarez
Román Escolano asume hoy su nuevo cargo en el BEI, en sustitución de Álvarez

Encontrar el equilibrio entre sabiduría y humildad es una de las características que señalan a las personas inteligentes, capaces de buscar las soluciones más complicadas sin estridencias y llegar a lo más alto sin que parezca que lo han hecho. Esa es la parte que más se queda en la retina de quienes conocen bien a Román Escolano (Zaragoza 1965, casado y con tres hijos), el nuevo ministro de Economía, técnico comercial del Estado y muy cercano desde siempre a todo el área económica del PP.

Entró como asesor de José María Aznar en el área económica del Gobierno en 1998, procedente de Trabajo, y pudo estar al tanto de todas las medidas que se aplicaron en la etapa de crecimiento económico, con Luis de Guindos como secretario de Estado de Economía y Cristóbal Montoro en Hacienda, con lo que no le va a ser difícil coger ahora la riendas de un Ministerio volcado en temas europeos (donde se maneja como en su casa).

Es cierto que “después de visto, todo el mundo es listo”, pero un mero análisis de su trayectoria demuestra que es muy difícil encontrar a alguien más preparado que Román Escolano para sustituir a su amigo Guindos. Como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) desde agosto de 2014, conoce a la perfección los vericuetos de la UE y sus instituciones, pero además tiene controlado el mundo de las embajadas y la diplomacia comercial internacional, como técnico comercial, cuatro años de consejero en Tailandia y exconsejero del ICEX.

El paso por Moncloa y su fuerte preparación técnica (número uno de su promoción como ‘teco’ en 1989 y máster en Alta Dirección de Empresas en el IESE)) le dan el label como experto en la parte institucional de la economía, pero el periodo de excedencia que pasó como director de relaciones internacionales del BBVA y la presidencia posterior del Instituto de Crédito Oficial (ICO), le avalan para conocer como piensan, deciden e influyen los que mandan en el sector financiero.

Tanto en el ámbito público, como en el privado, va a ser muy complicado sentarse delante de Escolano y convencerle de algo en lo que no crea o que tenga bien demostrado. “Siempre lo ha sido”, dicen sus más allegados, aunque saben que la capacidad de diálogo y negociación que es capaz de desarrollar es tan amplia que “no le faltan soluciones en las que todas las partes tengan algo que ganar”.

Una de las grandes aficiones del nuevo titular de Economía es la lectura. Tanto que en más de una ocasión le han llamado el “hombre enciclopedia”, pero sobre todo si se trata de temas internacionales. Le entusiasma la geoestrategia, fruto de una curiosidad vital por entender el mundo que le rodea, allá donde esté, pero siempre que no le falten ensayos y novelas a todos los niveles. Como zaragozano, siempre presume de sus raíces y está al tanto de lo que ocurre a las orillas del Ebro, pero en su calidad de ciudadano del mundo, su capacidad de conocer y buscar cosas nuevas es insaciable.

Y todo lo hace en varios idiomas claro. Inglés a la perfección, francés casi como idioma ‘familiar’ por la nacionalidad de su esposa, con amplios conocimientos de alemán y dispuesto a aprender más si hace falta. Ese carácter internacional le hace idóneo para el puesto que va a ocupar y que, dicho sea de paso, va a suponer para él un sacrificio importante: ocupar un puesto de ministro es algo que a todo el mundo con ambiciones políticas le puede apetecer, pero en el caso de Román Escolano nadie de su círculo cercano está pensando en eso: viene a la guerra política más dura, en plena incertidumbre sobre el partido que Gobierna, para poco más de un año y medio, y ganando la cuarta parte de lo que tenía como vicepresidente del BEI. “Y seguro que está contento y que no va a presumir de lo que ha logrado nunca, porque algo así no va con él”.

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