Una huelga ciudadana y otra municipal acentúan la presión sobre Netanyahu

  • La oleada de protestas sociales que vive Israel continua creciendo, al sumarse hoy una huelga de las autoridades municipales del país y otra convocada por Facebook que acentúan la presión sobre el primer ministro, Benjamín Netanyahu.

Antonio Pita

Jerusalén, 1 ago.- La oleada de protestas sociales que vive Israel continua creciendo, al sumarse hoy una huelga de las autoridades municipales del país y otra convocada por Facebook que acentúan la presión sobre el primer ministro, Benjamín Netanyahu.

La marea reivindicativa, que el pasado sábado sacó a la calle a 150.000 personas en la mayor manifestación de índole social de la historia del país, ha recibido el espaldarazo de las autoridades municipales de Israel en forma de un parón de 24 horas.

Las autoridades no prestarán servicios a las oficinas gubernamentales ni abrirán al público, así como tampoco habrá limpieza de las calles o recogida de basuras.

La protesta ha sido convocada por la Unión de Autoridades Municipales, organización que representa a 265 autoridades locales.

"Se trata de una amplia protesta social a la que no podemos oponernos (...) Estoy orgulloso de que alcaldes de todos los márgenes del espectro político y de todas las partes del país apoyen a sus residentes y se sumen a su justa lucha", señala su presidente, Shlomo Bohbot, en un comunicado de la Unión.

Jerusalén no se unirá a la iniciativa porque considera incorrecto dañar a los vecinos, pese a identificarse con la protesta contra el precio de la vivienda, mientras que Tel Aviv ha optado por la fórmula intermedia de abrir sus oficinas menos horas.

La huelga coincide con otra convocada a través de Facebook, donde 23.500 personas han anunciado que no irán a trabajar hoy en demanda de "justicia social".

Los organizadores tienen previsto concentrarse esta tarde en el parque Hayarkón de Tel Aviv para organizar un debate abierto sobre el concepto de justicia social.

"Si algún empleador despide a alguien, tendrá que vérselas con 22.000 personas. Espero que todo el mundo vaya a la huelga", ha dicho el cerebro de la iniciativa, Tzvika Besor.

Ambas convocatorias suponen una nueva vuelta de tuerca en el creciente movimiento de protestas sociales que comenzó el pasado día 14 con una acampada en Tel Aviv por los precios inmobiliarios y ha ido ganando seguimiento y sectores de población.

Médicos, estudiantes, jóvenes "indignados", ganaderos y padres de familia han unido sus fuerzas en una protesta que está poniendo en aprietos a Netanyahu, cuya reciente propuesta para hacer las viviendas más asequibles no hizo sino exacerbar las manifestaciones.

Hoy, en una conferencia de prensa en su oficina, el gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, calificó de "sorpresa" el alcance de las movilizaciones al considerar que "no había pistas ni signos previos" que hicieran prever su llegada, según la edición digital del diario "The Jerusalem Post".

"En lo que respecta a los indicadores económicos, la economía está en una situación muy buena, con la menor tasa de desempleo desde 1987", argumentó.

El Estado judío casi no ha sentido la crisis financiera internacional y apenas tiene un 5,7 por ciento de paro, pero su modelo de crecimiento de la última década ha aumentado la brecha entre ricos y pobres (una de las mayores de la OCDE), con sueldos precarios, viviendas cada vez más caras y familias desfavorecidas pese a contar con un salario.

Ayer, miles de trabajadores israelíes de la sanidad se manifestaron en Jerusalén ante el Parlamento para pedir una solución a la disputa por sus condiciones laborales que mantenían con poca resonancia desde hace más de cuatro meses y que ha recibido un importante empujón al calor de las nuevas protestas.

Netanyahu anunció ayer la creación de un equipo ministerial para negociar con los "indignados", un día después de las masivas manifestaciones del sábado.

El jefe del Ejecutivo trata de lidiar con una situación que ya ha causado la primera dimisión, la del director general del Ministerio de Finanzas, Haim Shani, descontento con la falta de organización de la respuesta gubernamental a la crisis.

De momento, el primer ministro ha evitado otra subida de precios que pudiera generar más conflicto con una decisión que costará a las arcas públicas 80 millones de shekels (16,2 millones de euros o 23,3 millones de dólares).

Netanyahu decidió ayer reducir las tasas sobre la gasolina en 30 agorot (6 céntimos de euro o 8 centavos de dólar) por litro durante un mes, a fin de neutralizar una subida equivalente al importe del combustible que Israel está obligada a aplicar por el aumento de los precios globales.

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