Una huerta en pleno barrio residencial

  • 'La Huerta de Montecarmelo' está ubicada en pleno barrio residencial de Montecarmelo en Madrid y ofrece la posibilidad de alquilar parcelas de 20 metros cuadrados y de convertirlas en huertos. Los arrendatarios pueden cultivar sus huertos personalmente o con la ayuda de unos 'personal keepers' muy especiales.

Por un lado el aire libre, el contacto con la tierra y vivir al ritmo que marcan las estaciones y por el otro una vida frenética entre bloques de hormigón. Por un lado el campo y por el otro la ciudad. Escoger uno es renunciar a la otra. ¿Y si no tuviéramos que elegir? ¿Si pudiéramos ir en metro a recolectar los productos que nosotros mismos hemos cultivado?

La Huerta de Montecarmelo, que abrió sus puertas en la primavera de 2011, permite no tener que elegir entre el campo y la ciudad, sino quedarse con el campo y la ciudad. 'El proyecto nace a partir de una idea, como todos los proyectos' explica Sandra Carretié quien ideó y propuso este proyecto a la Fundación Carmen Pardo-Valcarce.

'Yo tenía una idea pequeñita en mi cabeza y gracias al apoyo de la Fundación que puso los medios y recogió esta idea con valentía, nos pusimos a trabajar en ella. La idea era crear unos huertos urbanos con mantenimiento para que pudiera existir un poco el concepto de rus in urbe (campo en la ciudad) que viene de la antigua Roma'.

'Incorporar el huerto a las actividades cotidianas es una cosa que no cuesta tanto porque todos tenemos un instinto recolector casi innato. El problema es que en las ciudades es difícil acceder a esta afición y a esta labor de cultivo: aquí la idea es que cada uno tenga un huertito pero sin la carga y la dedicación que supondría hacerlo en solitario'.

Aquí la naturaleza es la que manda

La Huerta de Montecarmelo está ubicada en pleno barrio residencial de Montecarmelo en Madrid y ocupa un espacio de 5.000 metros cuadrados. Una parte de este espacio está dividido en 145 huertos de 20 metros cuadrados que cada uno puede alquilar y cultivar personalmente o con la ayuda de un equipo de alrededor de doce personas con discapacidad intelectual.

Estas personas son los personal keepers, que se encargan de las tareas de limpieza y mantenimiento básico del huerto. Todos los personal keepers se formaron como viveros en la misma Fundación pero cuando la actividad del vivero, ligada a la de la obra pública, se quedó estancada a causa de la crisis, el proyecto de Sandra Carretié les ofreció otra posibilidad. Y ellos, como no, están encantados, sobre todo por el contacto directo con los clientes.

Se puede elegir entre tres tipologías de huerto: tradicional, frutal y jardín. Sin embargo, como explica Tesa de la Quadra-Salcedo que, juntos con los también ingenieros agrónomos Pablo Prieto y Ricardo León, vela sobre los ciclos de cultivo y el cuidado de las plantas, el arrendatario es libre de elegir qué aspecto va a tener su huerto.

Sin embargo hay que tener en cuenta el ritmo de las estaciones. Ahora por ejemplo es el momento de plantar guisantes, lechugas o habas, pero, como cuenta Tesa, en verano hubo una superproducción de tomates, calabacines y berenjenas. Si las verduras y las hortalizas están listas para ser recolectadas, se avisa al arrendatario del huerto con un mail. Si no puede ir se le pide permiso para recolectar y lo que se recolecta se redistribuye, dado que no se puede vender.

En la cuota de alquiler 2013 150 euros, que corresponden a una especie de cuota de inscripción, más 90 euros al mes 2013 están incluidas las plantas, el agua y el riego, el mantenimiento, el entutoramiento de las plantas y los tratamientos que la tierra o las plantas puedan necesitar.

En ningún caso, explica Tesa, se trata de fertilizantes inorgánicos, abonos químicos o insecticidas, sino de mezclas enriquecidas o de un compost hecho a partir de la fermentación de hojas y hierbas secas: se amontonan, se riegan y se cubren para que fermenten con el calor.

De la oficina al huerto

20282028Los arrendatarios también tienen a disposición un cuarto donde pueden encontrar todas las herramientas básicas que necesitan para cuidar de su huerto y donde pueden cambiarse de ropa. Cuenta Tesa que recientemente uno de los clientes llegó a la huerta directamente desde su oficina. Con traje y corbata.

'Muchos pensábamos que los clientes iban a ser todos mayores y jubilados' afirma Sandra Carretié 'pues no: la mayoría de los clientes tiene entre 30 y 50 años. Creo que es la generación a la que yo pertenezco, sumergida en esa vida tan urbana y tan tecnológica y que sin embargo añora lo que quizás ha vivido de niño. De esta manera puede recuperarlo y transmitírselo a sus hijos'.

La Huerta de Montercamelo es un éxito redondo. Todos los huertos de momento están alquilados. Es más: hay una lista de espera tan larga que se podrían volver a alquilar todos otra vez y la Fundación Carmen Pardo-Valcarce ya está negociando con el Ayuntamiento de Madrid la concesión de terrenos limítrofes a la huerta.

Alessia Cisternino
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