Una semana de tensiones políticas desembocan en una nueva operación militar

  • Poco después de que fueran hallados el pasado 30 de junio los cadáveres -tiroteados- de tres estudiantes judíos desaparecidos en la Cisjordania ocupada 18 días antes, Benjamin Netanyahu convocó el gabinete especial de Seguridad israelí.

Javier Martín

Jerusalén, 8 jul.- Poco después de que fueran hallados el pasado 30 de junio los cadáveres -tiroteados- de tres estudiantes judíos desaparecidos en la Cisjordania ocupada 18 días antes, Benjamin Netanyahu convocó el gabinete especial de Seguridad israelí.

Según la prensa local, aquel primer encuentro acabó sin ninguna decisión firme y fue especialmente tenso a causa de la división entre el ala más conservadora de la coalición de gobierno, que exigía una respuesta contundente, y los ministros más templados, partidarios de una acción mesurada.

En el primer frente se alineaban halcones como el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, o su colega de Finanzas, el líder ultraderechista y pro colono, Naftalí Bennett.

Al otro lado, destacaba la voz de la ministra de Justicia, Tzipi Livni, -antigua jefa del equipo negociador con los palestinos- y su colega de Economía, Yair Lapid, jefe de la segunda fuerza parlamentaria en la coalición.

Bennet, líder de la tercera formación con más peso parlamentario en el gobierno, incluso llegó a afear a Netanyahu que contemplara las primeras propuestas presentadas por el alto mando militar, al considerar que eran "tibias".

Las diferencias se mantuvieron y la tensión llegó incluso a crecer en la segunda reunión, celebrada el martes tras el multitudinario entierro de los tres jóvenes -dos de ellos menores- en un ambiente de unidad y duelo nacional.

El jefe del gobierno anunció entonces que la réplica tendría dos direcciones: una encaminada a capturar a los dos principales sospechosos -dos miembros del ala militar del movimiento islamista Hamás que faltan de su casa desde la mismo noche en la que desaparecieron los tres estudiantes.

Y otra dirigida a desmantelar la infraestructura civil del movimiento islamista en Cisjordania.

Además, Netanyahu advirtió que su país haría todo lo necesario para frenar el lanzamiento de cohetes desde la Franja, que se había intensificado desde la desaparición, y que se reservaba la opción y el derecho a endurecer el operativo si el disparo de proyectiles no cesaba.

Hasta entonces, en la operación combinada habían sido detenidas más de 400 personas, la mayoría líderes y miembros del movimiento islamista, y clausuradas la mayoría de sus instituciones de financiación y propaganda.

La situación comenzó a complicarse aun más el mismo miércoles, horas después de que fuera hallado asesinado, en un bosque de Jerusalén oeste, un menor palestino que había sido forzado a meterse en un coche esa madrugada en medio de una ola de ataques y manifestaciones nacionalistas al grito de "muerte a los árabes".

El asesinato desató enfrentamientos entre radicales palestinos y agentes israelíes en el barrio de Suafat, en Jerusalén Este, que anoche aún continuaban.

Y una corriente de estupor e indignación en la sociedad israelí al descubrirse que el crimen fue, presuntamente, obra de un grupo de ultranacionalistas judíos en supuesta venganza por la muerte de los tres jóvenes estudiantes.

En este ambiente de tensión, Egipto anunció el viernes que había iniciado un proceso de mediación con Israel y Hamás para tratar de enfriar los ánimos y salvar la tregua firmada en 2012, tras la operación israelí "Pilar Defensivo".

Una opción que enseguida se topó con la oposición del ala más dura israelí: Lieberman advirtió que se trataba de "un error" y días después, decidió romper la alianza electoral formada con el partido de Netanyahu, que había llevado a ambas a la victoria.

También con las posturas más radicales de Hamás, y en particular de los líderes de su brazo armado, las "Brigadas Azedim al Kasam", que desde que comenzara la operación en Cisjordania exigían mano libre para la venganza.

Lastrado por la debilidad -que le llevó a buscar un acuerdo de reconciliación nacional con el partido nacionalista Al Fatah, que Netanyahu atacó con dureza desde que se firmara el pasado 23 de abril-, el liderazgo político de Hamás hubo de ceder ante el empuje de los violentos.

La chispa fue la muerte de cinco milicianos en un túnel del sur de Gaza.

Horas después, y casi al mismo tiempo, las "Brigadas Azedin Al Kasam" lanzaron una andanada de 35 cohetes y el gabinete israelí dio luz verde a la operación, que comenzó anoche y fue bautizada como "Margen Protector".

Las primeras horas de la operación, han dejado 14 personas muertas, de ellas tres menores, y 80 heridos, en su mayoría civiles.

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