La Unesco reconoce el legado de los primeros habitantes de Gran Canaria

El yacimiento de Risco Caído
El yacimiento de Risco Caído

La Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció el legado de los primeros habitantes de Gran Canaria, al declarar el paisaje cultural de Risco Caído y las montañas sagradas Patrimonio Mundial. El Comité del Patrimonio Mundial tomó esta decisión en su cuadragésima tercera reunión en la capital de Azerbaiyán.

Risco Caído y las montañas sagradas de Gran Canaria es un yacimiento arqueológico prehispánico de asentamientos trogloditas con templos y marcadores de claras connotaciones astronómicas.

La inclusión de este sitio "reconoce el legado de los primeros habitantes de las islas, un legado que se ha conservado a lo largo de los siglos y que nos ha permitido mantener un territorio, un paisaje, grabados trogloditas, santuarios, una cultura de origen amazige", dijo a Efe el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.

Las sociedades aborígenes que poblaron Gran Canaria durante unos 1.500 años antes de la llegada de los europeos, estaban conformadas por bereberes o amaziges de procedencia norteafricana. Morales indicó que esta nominación abre muchas posibilidades, pero también responsabilidades.

Señaló además que la decisión de la Unesco propiciará alternativas al interior de Gran Canaria que favorecerán a las poblaciones rurales y generará actividad económica "en torno al territorio, el paisaje, la arqueoastronomía". La inclusión del yacimiento en la lista del Patrimonio Mundial permitirá, indicó Morales, ofertar también atractivos culturales importantes para un turismo diversificado.

Román Fernández-Baca Casares, director general de Bellas Artes, afirmó a su vez a Efe que se trata de "un sitio extraordinariamente interesante por lo que representa, un paisaje cultural, insular, que tiene sus expresiones no solamente en el patrimonio cultural y en los procesos culturales que se han producido durante su aislamiento de 1.500 años, sino también los usos sostenibles de ese territorio".

Los usos de la trashumancia, de los bancales agrícolas, del agua, que han permitido tener una candidatura muy fuerte, añadió. El arqueólogo y doctor en Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José de León, quien desde el Cabildo de Gran Canaria promovió la elección del enclave para ser Patrimonio Mundial, no pudo contener tampoco su júbilo. Esta candidatura permite a Gran Canaria convertirse en "un nuevo paradigma de las culturas mundiales", señaló a Efe.

"Es una rica aportación de una isla pequeña que es casi como un laboratorio aislado, que durante más de 1.500 años desarrolló una cultura ancestral de raíces africanas bereber, pero que generó y genera una cultura propia en este pequeño archipiélago, con un nivel de desarrollo tecnológico, material e inmaterial y simbólico muy importante", explicó.

"Yo creo que nuestras culturas canarias ancestrales han dado un paso importantísimo en la aventura humana, sobre todo porque gran parte de ellas sigue viva en la actualidad", añadió. Con la mirada puesta en el futuro comentó que la Unesco ha hecho una serie de recomendaciones "que son mandatos" para las autoridades y científicos locales, aunque señaló que desde hace año y medio se llevan a cabo las gestiones necesarias para que estos bienes sigan conservándose, enriqueciéndose científicamente y puedan ser legados a las futuras generaciones en las mejores condiciones.

En este sentido destacó la importancia del plan de monitoreo, gestión y control de la presión humana turística sobre estos espacios frágiles. El sitio cultural abarca una zona de casi 18.000 hectáreas, algo más del 11% de toda la superficie de la isla. Las cuevas excavadas en la roca volcánicas servían de viviendas, graneros y cisternas para almacenar agua de lluvia.

Una de ellas es el estandarte del sitio. Tiene una pequeña "claraboya" en su bóveda, que permite la entrada de la luz del sol y de la luna, provocando un haz que se proyecta sobre sus paredes. Solo en el solsticio de verano, las primeras luces del día recorren las paredes de lado a lado, iluminando una serie de grabados rupestres con forma de triángulos púbicos que los arqueólogos relacionan con símbolos de la fertilidad.

Lo mismo ocurre en el solsticio de invierno con la luz de la luna llena. Los arqueólogos consideran que se trata del marcador astronómico prehistórico más espectacular de Gran Canaria, donde existen varios yacimientos con este tipo de efectos, que presuntamente ayudaban a las sociedades aborígenes a dominar los calendarios y los momentos propicios para la siembra, la cosecha o para sus ritos religiosos.

Durante varios siglos la caverna fue utilizada como pajar hasta que en 1996 se descubrió su auténtico valor arqueológico y astronómico. Al inscribir el lugar en la Lista del Patrimonio Mundial, España suma ahora 42 sitios culturales, 4 naturales y 2 mixtos.

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