Único objetivo del PP: Ensanchar la mayoría absoluta

  • A cuatro días de las elecciones, reina la seguridad en el PP, hasta tal punto que la campaña se le está haciendo larga a más de uno. Los estrategas del partido de Mariano Rajoy sólo piensan ya en ensanchar la mayoría absoluta todo lo que se pueda, y por ello, seguirán apelando a la movilización.

Ángel A. Giménez

Madrid, 16 nov.- A cuatro días de las elecciones, reina la seguridad en el PP, hasta tal punto que la campaña se le está haciendo larga a más de uno. Los estrategas del partido de Mariano Rajoy sólo piensan ya en ensanchar la mayoría absoluta todo lo que se pueda, y por ello, seguirán apelando a la movilización.

El análisis de un dirigente del Partido Popular lo refleja bien, según sus declaraciones superado el ecuador de la campaña: A diferencia del PSOE, que ha variado su táctica a medida que se le escapaban los resultados esperados, el PP ha mantenido un tono único que esporádicamente ha variado el candidato, Mariano Rajoy, con distintos mensajes más pegados a la actualidad.

Los cambios sobre la marcha de uno y el estilo inmóvil de otro reflejan, según este dirigente, la diferencia de ánimo. Mientras el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha pasado de agitar el miedo a la derecha a buscar el voto de la izquierda, Mariano Rajoy ha insistido siempre en la concordia, la unidad, en el "todos juntos saldremos de la crisis".

El pasado domingo fue el último día para publicar encuestas en los medios, según la ley, y el PP sonrío como quien ve confirmados sus mejores augurios. De hecho, ese día, en Valencia, ante 22.000 personas, un Rajoy generalmente comedido no pudo reprimir la alegría y espetó: "Creo que vamos a ganar las elecciones. Lo creo y lo digo".

Los resultados de los sondeos, que daban la victoria al líder con una ventaja que oscilaba entre los 12 y 18 puntos, no hicieron más que confirmar lo que en las cocinas de Génova lleva hirviendo desde hace días: primero, que la victoria no está en peligro; segundo, que la mayoría absoluta tampoco.

Un cargo de la dirección nacional, cuando se le pregunta si teme una remontada a última hora del PSOE, dice que es imposible, y si se le pregunta si peligra la mayoría absoluta entonces contesta que sólo "el azar" podría desbaratar los planes del PP.

Los cálculos son estos en Génova: la mayoría absoluta está garantizada al 80 por ciento, la ventaja bailará entre 15 y 16 puntos y Mariano Rajoy podría contar con unos 190 diputados, escaño arriba, escaño abajo.

En este sentido, señalan los mandatarios del Comité de Estrategia electoral que el suelo de voto del partido se mantiene en 10 millones de personas, a los que habría que sumar más de un millón de papeletas de electores que antes preferían al PSOE y otros cientos de miles de personas sin etiqueta de ningún partido.

Estos últimos son los que quiere movilizar Rajoy a lo largo de la segunda semana de campaña, y por ello no dejará de lanzar mensajes llamando al voto, siempre bajo las premisas de la concordia, la unidad y el diálogo, pues el candidato no quiere presentarse como un futuro presidente de mano dura, sino al contrario, dialogante y de cara amable, dicen sus asesores.

Hasta aquí la alegría, porque la preocupación abunda en los cargos consultados cuando toca hablar de qué habrá que hacer después del 20N, Rajoy el primero.

Comentan los miembros de su equipo que el presidente del PP asiste con preocupación a la evolución de la economía y a los vaivenes de los mercados, en especial el mayorista, el que usan los bancos para prestarse dinero y que ahora aparece seco.

Eso, más otras muchas razones, ha supuesto que la prima de riesgo no baje de los 400 puntos y que los intereses a pagar por las emisiones de deuda sean de los más caros de la historia, y todo ello provoca problemas "descomunales" de financiación para las administraciones y las empresas españolas, como suele explicar Rajoy en algunos mítines.

El líder del PP ha charlado en varias ocasiones con el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la campaña y no puede evitar que sus miedos se acrecienten, porque a la situación española conviene unir las supuestas intenciones de Angela Merkel y de Nicolas Sarkozy de fragmentar la UE en dos bloques que funcionen a distintas velocidades.

Por tanto, en el PP se trabaja en dos escenarios "bipolares": uno, el electoral, rebosa optimismo; el otro, el postelectoral, pinta muy negro.

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