Urkullu se vende como el último puente entre el Gobierno central y la Generalitat

  • El lehendakari afirma que Rajoy era "renuente" a aplicar el 155 y que se reunió con él a petición de Puigdemont y de Santi Vila.
Urkullu
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EFE

El juicio del procés en el Tribunal Supremo está revelando nuevas figuras protagonistas en la crisis catalana. Tal es el caso de Íñigo Urkullu, quien se ha presentado en su declaración en esta nueva jornada de vista oral, como la figura de "enlace" entre el gobierno de Carles Puigdemont y el Ejecutivo central ante la "realidad de bloqueo" existente los meses previos a la declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlament catalán. Midiendo muy bien sus palabras, Urkullu ha dicho que actuó como un actor externo que intentó fomentar el diálogo ante la tesitura de "crispación".

Declinando por completo que esta labor tuviera como finalidad tender puentes para facilitar una futura independencia de Cataluña o para celebrar un referéndum fuera de los cauces legales, Urkullu ha asegurado que entró en escena cuando Puigdemont le comunicó a mediados de 2017 "la situación de bloqueo absoluto" entre las partes y le pidió que interviniera para "intentar lograr una solución". Ello le llevó a reunirse primero con Soraya Sáenz de Santamaría en junio de ese año y un mes después con Mariano Rajoy, quien se mostró "renuente" a la aplicación del artículo 155, que se hizo efectiva tres meses después.

Urkullu declara en el juicio al procés
Urkullu declara en el Supremo por el procés

"Yo abogaba por la vía de la bilateralidad", ha asegurado el líder del PNV, quien ha marcado la diferencia entre la Generalitat de Carles Puigdemont y el Ejecutivo popular. Esto es así porque mientras ha definido la actitud de exmandatario catalán como "absolutamente receptiva", de Rajoy ha explicado que nunca solicitó su intervención en el conflicto si bien le atendió tanto en la reunión anteriormente citada como en conversaciones telefónicas posteriores manifestándole siempre "que haría lo mínimo y cuidaría lo máximo en todo lo que se hiciera".

Precisamente a estos contactos previos a la DUI se refirió ayer Mariano Rajoy en su declaración también en calidad de testigo ante el tribunal. En este caso, Urkullu ha afirmado que le trasladó que las cosas no debían seguir del modo en que estaban ocurriendo y que hizo una "observación de que todo se estaba yendo de las manos" y que "había que medir mucho los pasos que había que dar de cara evitar una fractura social". De hecho, no solo ha hecho mención a sus vínculos políticos sino que también ha dicho que durante esos meses mantuvo muchas vías de comunicación abiertas con personas de diferentes responsabilidades del ámbito social, político, institucional, económico y empresarial.

El entonces presidente del Gobierno le comunicó además que era "renuente" a aplicar el artículo 155 y que su línea roja era dar cualquier paso encaminado a una alternativa que tuviera como fin "traspasar los límites de la Constitución". Igualmente, el lehendakari ha asegurado que intensificó su labor de mediación tras el asedio de los días 20 y 21 de septiembre en la Consejería de Economía en cuyo interior se estaban produciendo registros judiciales. 

Puigdemont negó a Moncloa haber aprobado la DUI

Urkullu también se ha referido a uno de los episodios más tensos en toda esta crisis; el relativo al vivido los días 25 y 26 de octubre cuando Puigdemont declinó celebrar elecciones y abrió la vía a la celebración de la consulta. "En todo momento fue el intento de búsqueda de una vía de diálogo que condujera a una relación estable, algo que el propio presidente del Gobierno me reconoció que no existía y, a partir de ahí, lo que fuera una aclaración acerca de si hubo o no declaración de independencia", ha aseverado. Al respecto se ha referido a la carta que envió de vuelta Puigdemont a Moncloa cuando se le preguntó por el alcance jurídico de la aprobación: "Él manifestó que no hubo declaración unilateral de independencia", ha dicho.

De hecho, sobre la mañana del día 26 ha reconocido que habló con Santi Vila el cual le dijo que, tras haber conversado a su vez con el exministro de Justicia Rafael Catalá, le pidió que entrara en escena, como así hizo. De sus nuevas conversaciones con Rajoy ha destacado su "actitud de escucha" aún cuando no compartía las mismas opiniones y su "intuición" acerca de que el exmandatario popular no estaba muy por la labor de recurrir a la aplicación del 155.

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