Valls asegura que en Francia sólo hay escuchas legales contra la criminalidad

París, 9 jul.- El ministro francés de Interior, Manuel Valls, aseguró hoy que en Francia sólo hay escuchas cuando se ajustan a la legalidad y con "objetivo preciso", que es luchar contra la criminalidad organizada y el terrorismo.

"Evidentemente hay escuchas (en Francia), pero están reguladas por la ley", afirmó Valls en una entrevista a la emisora "France Inter" al ser preguntado por las revelaciones de prensa de que los servicios secretos interceptan millones de comunicaciones telefónicas, de correos electrónicos u otro tipo de mensajes.

Insistió en que "en este país no hay escuchas cuando no es en el marco legal y cuando no hay un objetivo preciso, la lucha contra el crimen organizado o contra el terrorismo".

"Necesitamos servicios de información eficaces, que deben tener medios suplementarios (...) para hacer frente a diferentes tipos de amenazas", como la criminalidad organizada, el terrorismo o el "cíber-yihadismo", defendió el ministro.

Según "Le Monde", los servicios secretos franceses registran la identidad de los interlocutores de millones de comunicaciones, el lugar, la fecha, la duración y el peso del mensaje.

Lo mismo ocurre con los correos electrónicos -con la posibilidad de leer el asunto del correo-, los SMS, los faxes, así como toda actividad que pasa por Google, Facebook, Microsoft, Apple, o Yahoo, y todas esas informaciones se almacenan durante años, según el diario, que cuestionaba la legalidad de esas prácticas.

Por otro lado, el titular de Interior justificó de nuevo la negativa de Francia a la demanda de asilo del exagente de la CIA Edward Snowden, en primer lugar porque quien lo reclama, Estados Unidos, "es un país democrático".

"Francia ha considerado que no le correspondía dar asilo a esta persona que -hay que recordarlo- es un estadounidense y un antiguo agente de los servicios secretos estadounidenses", comentó.

La semana pasada, Francia retiró durante unas horas la autorización de sobrevolar su territorio que había dado al avión del presidente boliviano, Evo Morales, cuando viajaba de Moscú a Bolivia, ante la sospecha de que en su interior viajara Snowden.