Valls y Rivera: historia de una relación rota por el trío de Colón y el no a Sánchez

El candidato a la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, interviene en Madrid en u
El candidato a la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, interviene en Madrid en u
Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

'El Macron de Barcelona'. Así se presentó Manuel Valls cuando en septiembre del año pasado anunció que volvía a la Ciudad Condal para intentar convertirse en alcalde. Ciudadanos, entonces, le recibió con los brazos abiertos por las posibilidades que podría reportar para el partido naranja involucrar en su proyecto al exprimer ministro francés. Pero el socialista marcó distancias desde el principio con Albert Rivera y ahora, cuando ha llegado el momento de la verdad y hay que decidir quién gobierna la segunda ciudad más importante del país para cuatro años, la relación ha saltado por los aires. 

"Manuel Valls BCN 2019" o "Barcelona pel Canvi". Valls ha evitado en todo momento mezclarse con las siglas de Cs y con el color naranja. Y en Cs siempre han mirado con recelos hacia los movimientos del candidato afrancesado. A los de Rivera no les gustaban los 'coqueteos' de Valls con un PSC que no veía con malos ojos la posibilidad de indultar a los presos del 'procés' mientras el partido a nivel nacional defendía la aplicación del artículo 155.

La foto de Colón fue la gota que colmó el vaso. Rivera se fotografió junto a Pablo Casado y Santiago Abascal y Valls estalló. Meses más tarde, en 'Salvados', dijo que le había parecido "un error" la imagen del trío juntos, una instantánea que fue la que, precisamente, animó a Moncloa a adelantar las elecciones ante el escaso éxito que, bajo su punto de vista, tuvo la convocatoria tripartita.

Casado, Rivera y Abascal se fotografiaron juntos.
Casado, Rivera y Abascal se fotografiaron juntos en la Plaza de Colón / EFE

Tampoco gustó a Valls el 'no es no' que Rivera impuso a Pedro Sánchez. De hecho, ese cordón sanitario de Ciudadanos llevó al exprimer ministro francés a enviar una carta a los tres líderes nacionales -Sánchez, Casado y Rivera- para plantearles un pacto de constitucionalistas. "Si las fuerzas políticas constitucionalistas anteponen lo mucho que les une a sus diferencias programáticas concretas, si apuestan por una política de Estado abandonando el cortoplacismo, el país en su conjunto dará un gran paso", opinaba el catalán.

Inés Arrimadas, la interlocutora

Rivera y Valls no han interlocutado directamente en los asuntos más importantes. De hecho, con quien ha negociado en todo momento el concejal electo de Barcelona ha sido con Inés Arrimadas. Con ella pactó la lista cremallera a la alcaldía -en la que se trufaron candidatos de Valls y de Cs- y el nombre de la plataforma, en la que Valls impuso su criterio. Y con la nueva portavoz naranja en el Congreso también negoció este martes la forma de hacer públicos los términos de su ruptura.

La relación, en definitiva, no era buena desde hace meses, pero llegaron las campañas electorales y tanto Valls como Rivera hicieron de tripas corazón. Dejaron atrás sus diferencias y levantaron la bandera blanca. No hicieron, eso sí, campaña juntos en ninguna de las dos convocatorias. Se evitaron tanto en las generales como en las municipales, pero ahora ya no pueden disimular que sus caminos no avanzan unidos.

Valls ha sido el primero en mover ficha. Lo adelantó La Información este miércoles y lo confirmó él mismo. Anunció que está dispuesto a dar su apoyo "sin condiciones" a un gobierno municipal de Colau y Collboni en la Ciudad Condal. La reacción de Cs fue inmediata y justo en sentido contrario: "Si hubiera que impedir que haya un alcalde independentista [Ernest Maragall] o populista [Ada Colau] los concejales de Ciudadanos negociarían con un candidato que no sea ni independentista ni populista. A pesar de las diferencias que hay con la candidatura socialista, la opción que reúne esas condiciones es Collboni". Es decir, ambos coinciden en quitar la alcaldía a ERC, pero discrepan sobre quién debe ser el regidor.

La solución más plausible pasa por una ruptura en dos de los seis concejales de Barcelona pel Canvi. Para que Colau fuera elegida bastaría con que la mitad del grupo liderado por Valls votara a favor de la líder de los comunes. Es decir, que Valls, el exministro socialista Celestino Corbacho y la exsenadora de Unió Eva Parera dieran su apoyo a Colau. Así no habría gobierno independentista. Los tres concejales electos de Ciudadanos, por su parte, podrían cumplir a la perfección con la disciplina de partido y no votar a la candidata que definen como "populista". Son Mari Luz Guilarte, Paco Sierra y Marilén Barceló.

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