Foro La Información - Philip Morris

Vapear, calentar tabaco… Alternativas al cigarrillo para reducir el daño de fumar

Los expertos aseguran que los productos sin combustión deben ser considerados una opción válida para aquellos fumadores que van a seguir fumando.

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L.I.

Las alternativas al cigarrillo convencional, como el vapeo o el tabaco calentado, reducen la toxicidad y el daño originado por fumar entre un 75% y un 90%. Así lo pusieron de manifiesto diversos expertos médicos y científicos en el foro sobre 'La aplicación de la reducción del daño en el ámbito del tabaquismo' organizado por La Información, con el apoyo de Philip Morris. En el encuentro participaron Miguel De La Guardia, catedrático de Química Analítica en la Universidad de Valencia; José María García Basterrechea, médico experto en adicciones y especialista universitario en Medicina Interna y Drogodependencias. Y Ángel González Ureña, catedrático de Química en la Universidad Autónoma de Madrid.

Los expertos coincidieron en que existen opciones muy eficaces para hacer frente al problema del tabaquismo, sabiendo que tenemos que convivir con él porque, a pesar de las campañas de concienciación para abandonar el hábito, en España sigue habiendo alrededor de nueve millones de fumadores. Y es que en nuestro país el 32,5% de los adultos fuma a diario y más de un 20% de las personas que quieren dejar de fumar no lo consiguen. En este contexto, el vapeo, el tabaco calentado, y el 'snus' sueco se abren paso como alternativas sin humo, diferentes al cigarrillo.

El científico Miguel De La Guardia explicó que la adicción al tabaco es causada por la nicotina, un alcaloide que genera una satisfacción inmediata en el fumador y, en consecuencia, le hace habituarse, pero aclaró que “lo que hace enfermar al fumador es el humo del tabaco, es decir, los compuestos que se generan en la combustión y que llegan a los alvéolos pulmonares”. Según indicó, esto es realmente lo que aumenta el riesgo de padecer infarto, cáncer de pulmón y las demás enfermedades que se anuncian en las cajetillas.

Miguel De La Guardia, catedrático de Química Analítica en la Universidad de Valencia.

Clara diferenciación

En este sentido, el doctor José María García Basterrechea destacó la importancia de las alternativas al cigarrillo para reducir el daño, aunque advirtió del error que supone “que estas alternativas hayan sido asimiladas, a nivel nacional y político, al tabaco convencional en nuestro país”. Así, este experto en adicciones y especialista universitario en Medicina Interna y Drogodependencias, dejó claro que existe una gran diferencia entre ambos y criticó el slogan de la campaña ministerial de 2019 "el tabaco mata en todas sus formas" que, a su juicio, fue "poco afortunado".

Según explicó, "el humo del cigarrillo contiene 7.000 sustancias, de las que unas 100 son cancerígenas y 15 especialmente nocivas para la salud, que se micronizan y entran en los pulmones cuando el tabaco de combustión arde a una temperatura de unos 800 grados". Esta es la causa por la que "de los 1.100 millones de personas que fuman actualmente en todo el mundo, unos 8 millones mueren y, de ellos, alrededor de 900.000 lo hacen debido al humo ajeno".

José María García Basterrechea, médico experto en adicciones y especialista universitario en Medicina Interna y Drogodependencias.

Sin embargo, "en las alternativas al tabaco convencional, como el vapeo o en el tabaco calentado, no hay combustión, con lo que las sustancias tóxicas que producen los problemas de salud se reducen entre un 75 y un 95%". Por eso, García Basterrechea afirmó que "tendríamos que diferenciar claramente los dos temas y hacer campañas educativas y de información para dejar claro que, aunque las alternativas no son completamente inocuas, no tiene el mismo riesgo que el tabaco de combustión".

Según el investigador internacional Ángel González Ureña, en el marco científico señala que las alternativas al cigarrillo convencional juegan un papel fundamental para la reducción del daño en el tabaquismo. Pero en el ámbito social y político esta consideración depende de cada país. Así, apunta que en algunas naciones son tenidas en cuenta para "establecer las metodologías y estadísticas de los programas de salud", mientras que en otras como España aún no se han alcanzado esos niveles.

El catedrático de Química de la Universidad Autónoma de Madrid insiste también en diferenciar la nicotina del humo del tabaco. "La primera crea adicción, pero no es una sustancia cancerígena", mientras que el humo lleva "centenares de tóxicos". Por eso, en alternativas como el tabaco calentado o el cigarrillo electrónico los procesos físico-químicos que se producen son muy distintos: "Hay muchas sustancias que ni siquiera se vaporizan y otras que lo hacen en una cantidad bastante menor".

Ángel González Ureña

Necesidad de datos y estudios

Miguel De La Guardia afirmó que para avanzar en la reducción del daño es muy importante que se distinga entre el tabaco de combustión y las otras alternativas que causan menos daño, aunque "el problema es que las autoridades no parecen tener mucho interés en hacer estudios sobre el tema". Sin embargo, apuntó que "en la Universidad de Valencia hemos trabajado sobre el exhalado de aliento de fumadores y vapeadores activos y pasivos, evaluando la presencia de monóxido de carbono, partículas en suspensión y compuestos orgánicos volátiles; y las diferencias entre el humo del tabaco convencional, el vapeo y el tabaco calentado son abismales”.

Los científicos abogan por seguir trabajando con datos para consolidar esta argumentación. Para García Basterrechea, "la reducción de daño con los vapeadores, el tabaco calentado requiere todavía muchos estudios porque aún contamos con poca experiencia en estos temas", aunque "ya se ha visto una disminución significativa en países como Japón, que desde 2015 ha introducido ampliamente las alternativas al cigarrillo convencional". Por eso, en España "tenemos que reinventarnos y mirar fuera de nuestras fronteras, hacia países como Suecia y Gran Bretaña, además de Japón, que han conseguido disminuir su porcentaje de fumadores ".

En Inglaterra, "el Departamento de Salud afirma que vapear es un 95% menos dañino que fumar y el Colegio de Médicos dice que la estrategia la reducción de daños representan un complemento muy potente a las políticas existentes y que, probablemente, es mucho menos peligroso que fumar". Por otra parte, los estudios de diferentes científicos de renombre internacional están planteando que aquellos que utilizan vapeadores o tabaco calentado están disminuyendo los riesgos para su salud de forma evidente. Y colectivos como la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos señala que, aunque vapear no está completamente libre de riesgos, es mucho menos dañino que fumar tabaco. La FDA (la agencia de Administración de Medicamentos y Alimentos del Gobierno de los Estados Unidos) ha autorizado como un complemento el tabaco calentado después de más de dos años de estudios de multitud de documentos; y en Italia, Noruega y Grecia “se está avanzando en estas medidas.

En opinión de García Basterrechea, es necesario avanzar en "la prevención, la ampliación de los espacios sin humo, la fiscalidad y la asistencia", e incorporar "la tercera vía de reducción de daño en aquellos pacientes que no pueden dejar de fumar, como lo hemos hecho en otras enfermedades".

Distinta regulación y fiscalidad

Los expertos abogaron también porque las alternativas al cigarrillo convencional sean tratadas de una manera diferente desde el punto de vista de la regulación y la fiscalidad. Así lo ha expuesto ya González Ureña en varias reuniones con el Ministerio de Salud, según señaló. "Hay que tener en cuenta que actualmente mueren 60.000 personas por cáncer de pulmón debido al hábito de fumar en España y las que no fallecen tienen cientos de enfermedades respiratorias y de otro tipo. Si hay un método que puede reducir esos índices el beneficio será tanto de salud como de ahorro de dinero para las arcas públicas".

Finalmente, los expertos se mostraron relativamente optimistas de cara al futuro. De La Guardia vaticinó un futuro a tres años en el que "los datos que tenemos parecen indicar que puede haber una reducción de los daños"; y, en este sentido, abogó por "la colaboración entre químicos, científicos y médicos para dar un paso más en la calidad de vida" de todas las personas. Y el doctor García Basterrechea indicó que "aunque a veces avanzamos más lentos de lo que podríamos por culpa de la visceralidad, la reducción de daños se impondrá finalmente porque la ciencia va por ese camino".

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