Conserva una copia de sus grabaciones

Cuarenta meses a la sombra de Villarejo: audios, mentiras... y cuentas pendientes

Recupera su libertad tras ganarle la guerra a Sanz Roldán, en plena investigación por sus espionajes y pendiente de la causa del pequeño Nicolás.

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Villarejo ganó su primera batalla judicial contra el exgeneral Félix Sanz Roldán. 
TSJM

Hace 40 meses y un día José Manuel Villarejo era detenido en una operación que, aunque no se sospechaba, desencadenaría una de las principales causas de corrupción del país. El comisario jubilado sabía que ese momento iba a llegar y, consciente de ello, ocultó más de siete copias de todo el material que los agentes incautaron en su casa tras su detención en noviembre de 2017. Se trata de documentos, grabaciones, contratos, y material clasificado que en estos tres años y tres meses de investigación todavía no se han podido terminar de estudiar. Así pues, con su excarcelación, todas las miradas quedan puestas en los movimientos que el espía lleve a cabo para recuperar estas pruebas que no solo pueden marcar el rumbo de sus causas abiertas con la Justicia sino que pueden convertirse en una 'vendetta' personal contra todos los 'enemigos' que ahora sitúa en el disparadero.

"¿Qué previsiones tengo? En cualquier momento se buscarán a un juez para justificar un registro en mi casa. Tengo siete copias y tres de ellas en el extranjero. Tengo cuatro copias repartidas que ninguna obviamente está en casa". Así se pronunció el comisario en conversación con un periodista ocho meses antes de que estallara el caso Tándem y de que le requisaran todo el material cuyo estudio ha puesto contra las cuerdas a gran parte de la élite política, empresarial y banquera del país. Y eso que el comisario no lo puso fácil. La Policía Judicial tuvo que recurrir al CNI y técnicas especiales para poder descifrar parte de todos estos documentos que el policía dejó perfectamente encriptados.

Aún así, el avance del procedimiento ha hecho que se abran, hasta la fecha, una treintena de piezas por todos y cada uno de los espionajes que llevó a cabo en su etapa en activo en la Policía Nacional. El impulso que tomó el procedimiento y su temor a que esta causa fuera resultado de la venganza de su enemigo Félix Sanz Roldán, le llevaron a pensar que moriría en prisión. Sin embargo, en apenas unas horas su futuro ha dado un vuelco de 180 grados. El motivo se encuentra en la irrupción en el asunto del tribunal que le va a enjuiciar. La Sala de lo Penal decidió acordar dos movimientos clave: juzgar de una vez las tres piezas investigadas y dejarle en esas tres en libertad. Con este panorama y pese a insistir en que sigue existiendo riesgo de fuga, Anticorrupción pidió su excarcelación y el magistrado ha tenido que admitirla. Eso sí, garantizando que todos los días vaya a firmar al juzgado y que no pueda salir de España.

"Todo el mundo sabe quién es Villarejo"

Con todo, su salida de prisión se produce en un escenario muy diferente al que dejó cuando fue detenido. En aquel entonces ya estaba jubilado pero seguía manteniendo relación con altos cargos de la Policía y políticos de distinto signo, a tenor de lo que se ha ido conociendo por sus grabaciones y su agenda personal. Ahora, el comisario sale enfrentado a la excúpula policial que le ha dado la espalda en la Audiencia Nacional y a fuerzas políticas como Podemos, a la que admitió que había vigilado de cerca por encargo del PP de Mariano Rajoy. Sin embargo, si hay algo que no ha cambiado en todo este tiempo es su odio al general Félix Sanz Roldán (a quien acusó de atacarle para silenciar el robo de fondos reservados) y su defensa al Rey Emérito. Casualmente ambos puntos se entrelazaron en la figura de Corinna Larsen.  

La antigua amiga de Juan Carlos I comenzó siendo un objetivo para él ante el temor de que pudiera actuar contra la Corona una vez rota su relación de amistad, pero terminó siendo su salvavidas en la guerra contra el exdirector general del CNI. De hecho, su excarcelación se produce semanas después de ganarle la batalla en los tribunales tras acusarle de difundir una fotografía suya mientras venía de una misión antiterrorista. Y es que si hay algo que ha defendido Villarejo desde un primer momento ha sido que ha trabajado para gobiernos de uno y otro signo pese a que ahora no hay político o empresario del país que no reniegue del policía. Así se ha expresado en conversaciones con colegas de profesión también imputados en la causa. "Oculté 100 cajas de Gürtel. El Barbas podría estar preso", dijo en referencia a Mariano Rajoy. También ha alardeado de codearse con María Dolores de Cospedal, la vicepresidenta Carmen Calvo o la fiscal general del Estado, Dolores Delgado. Ahora nadie le conoce.

Sin embargo, nunca se ofendió de los vaivenes en política. Cuestión diferente es la ruptura con altos mandos policiales. De hecho, el punto álgido de su ofensa llegó con la declaración en su causa de los últimos tres jefes de la Policía. Aunque él confiaba en esta baza, ni Agustín Linares, ni Pedro Díaz-Pintado ni Eugenio Pino le respaldaron ante el juez, y ello pese a que sus cartas entregadas a la Audiencia Nacional decían lo contrario. Con este último mantiene una enemistad que se remonta al periodo del caso del Pequeño Nicolás pero que también tiene su derivada en esta causa; en concreto, con la operación Kitchen por el espionaje ilegal a Luis Bárcenas. Esta es una de las líneas de investigación que ahora mismo centra la atención de los investigadores del caso Tándem. Ya lo advirtió ayer  el instructor Manuel García Castellón: aunque muchas piezas están terminadas, hay otras que todavía están lejos de cerrarse este año. En el foco se encuentra esta trama que se costeó con fondos reservados del Estado así como otras tres piezas claves en la macrocausa: BBVA, Iberdrola y Repsol. 

Cabe destacar que Villarejo nunca ha arremetido contra sus grandes clientes en sus interrogatorios en la Audiencia Nacional. Al contrario, siempre ha defendido los encargos calificándolos de "trabajos de inteligencia" con los que se pretendía proteger los intereses del Estado. Así se expresó, por ejemplo, cuando le preguntaron por los pinchazos de llamadas telefónicas a los enemigos de Francisco González en plena operación de Sacyr para asaltar el capital de BBVA o también cuando esta constructora intentó hacerse con el control de Repsol en connivencia con Pemex. Se trata de investigaciones troncales en este procedimiento cuyo volumen hace que todavía falten meses hasta darlas por zanjadas. Además, todavía quedan muchos flecos por resolver ya que sus tentáculos no se ciñen a estos trabajos. También logró contratos con firmas como Grupo Planeta, San José o Mutua Madrileña, que han tenido su derivada en esta causa. 

Hacia los que sí ha manifestado un odio acérrimo es hacia los líderes de Podemos. El partido que lidera Pablo Iglesias también ha acabado salpicado por las cloacas y queda todavía por ver qué dice la Policía sobre un nuevo estudio de la tarjeta que robaron a la exasesora del partido, Dina Bousselham tras la reapertura de esta pieza décima del caso. Tampoco este punto se le escapó al comisario. Ya en marzo de 2019, cuando se abrió esta pieza, le preguntaron por el asunto sin saber sobre lo que iba a declarar: "Varios medios me dijeron: Oye, hay una señora que ha tenido una relación sentimental con Iglesias que le había prometido que se iba a casar con ella. Está muy despechada y está dando una copia de su teléfono para que se vea que es un machista y tal". Su declaración no convenció al magistrado, pero año y medio después acabó actuando contra el líder de la formación morada. 

Las cuentas pendientes

Con todo, Villarejo tiene otras cuentas pendientes que no varían pese a su salida de prisión. Algunas vienen de lejos, como es el juicio que acogerá la Audiencia Provincial de Madrid por grabar una reunión de policías acerca del dispositivo de detención del pequeño Nicolás. Otras se las ha labrado estando en prisión. La baza que jugó para salvarse de posibles incriminaciones se ha convertido en alguna que otra ocasión en su propia trampa. Y es que la filtración de todos los audios que grabó a escondidas ante futuras repercusiones ha enfadado a algunos de los aludidos que no ha dudado en anunciar acciones legales en su contra. Tal es el caso de Rodrigo Rato el cual, tras escuchar sus afirmaciones acerca de que "trincaba" sobres de la caja B del PP, dijo que era una rotunda mentira y pidió su personación en este procedimiento, tal y como adelantó este medio.  

Por el camino también tiene otro juicio pendiente de celebración. El comisario retirado se sentará en el banquillo con Javier López Madrid por el turbio episodio del caso de la doctora Pinto. Las amenazas y el apuñalamiento que denunció la dermatóloga llegan a juicio tras siete años de investigación. A falta de conocer lo que pide la Fiscalía, la acusación popular solicita 17 años de cárcel para cada uno de ellos. Pero hay más: la Audiencia Provincial también ha ordenado investigar la querella de el exnúmero dos de Asuntos Internos por un delito de acoso laboral detrás del que estaría el espía más famoso de España. Se trata de un panorama cuanto menos incierto que el comisario afronta con todas sus pruebas ocultas como comodín y sin apenas tiempo para estudiarlas. Hoy mismo comparecerá en la Audiencia Nacional para responder por dos piezas separadas de su procedimiento. Por primera vez en estos 40 meses llegará y se irá andando, estrenando así su recién acordada libertad. 

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