Los cargos orgánicos se multiplicarán por diez

¿Expansión o implosión? Vox trata de digerir el éxito con 'management' salvaje

Santiago Abascal, durante un mitin celebrado en Jerez en diciembre de 2019
Santiago Abascal, durante un mitin celebrado en Jerez en diciembre de 2019
EP

En la primavera de 2015, Carlos Zambrano invitaba a café a todos los afiliados de Vox en San Fernando (Cádiz), una ciudad con 95.000 habitantes, en una cafetería del centro. No es que fuera muy generoso, es que a la mesa se sentaban un total de siete afiliados. En el mejor de los casos y contando con él. Entonces, se presentaba como el primer candidato de Vox a unas elecciones municipales en esta localidad y lograría 447 papeletas. Hoy, Zambrano es el segundo diputado en el Congreso por la provincia de Cádiz de la formación de Abascal tras sumar 11.972 votos entre sus vecinos (hasta 131.205 en toda la circunscripción gaditana, la segunda en número).

Como es de esperar, los cafelitos cara a cara con la militancia se han acabado porque el número de afiliados oficiales ronda ya los 1.500. En las urnas, eso se traduce en que uno de cada cuatro votos en esta localidad y uno de cada cinco en la provincia han sido para Vox en las últimas elecciones, las celebradas el pasado 10 de noviembre. "Y ese crecimiento exponencial hay que gestionarlo y aprovecharlo", apuntan fuentes de la formación en Cádiz, donde a principios de año dimitió la dirección provincial y ahora manda una gestora de manera interina.

Al igual que en Cádiz, la mayoría de direcciones que tiene Vox en el escalón provincial (no tienen ni quieren estructura autonómica) son temporales. En un partido que ya recibe más de ocho millones de euros de subvenciones públicas por resultados electorales y donde los ingresos por afiliaciones y donaciones se han disparado, la gestión ha pasado a un primer plano junto a la estrategia política. 

También desde Cádiz ha surgido una de las principales voces discordantes con la dirección de Madrid y que llenan los medios regionales de acusaciones contra la Ejecutiva Nacional (no tanto contra Abascal, a quien suelen apartar de sus lamentos). José Manuel Martínez-Ayala, ingeniero de formación y con 22 años de servicio en la Guardia Civil, es concejal de Vox en Sanlúcar de Barrameda y fue aspirante a suceder a Javier Ortega-Smith como secretario general en la lista alternativa que lideró el canario Carmelo González y con la que pretendía plantarle cara a Abascal en la Asamblea General de Vistaalegre del 7 y 8 de marzo.

El amago de revolución en el recinto madrileño va a quedar en amago por mucho que se hable de "pucherazo" y los opositores amenacen con ir a la justicia ordinaria. El Comité Electoral de Vox España solo ha dado por válida la lista de Abascal y ha rechazado el recurso presentado. "Dicen que no sumamos los avales necesarios, casi 5.000, un 10% de los supuestos afiliados totales, pero no nos proporcionaron ni censo ni nos garantizaron que al menos los afiliados supieran que nos presentábamos. Así es imposible. Por esto no me hice de Vox. Sigo defendiendo la unidad de España y nuestros valores pero no estas maneras", explica y resume Martínez-Ayala.

"Esto es como si un chaval despunta en el equipo de su pueblo en Tercera División y, casi de la noche a la mañana, pasan a jugar en Primera. Por mucho que quiera, está claro que la exigencia no es la misma", exponen desde Vox. El símil futbolístico es más inmediato que las otras justificaciones, de índole puramente empresarial o de management de última generación, que razonan la carrera por reiniciar todas las direcciones provinciales. Hay respeto por el trabajo realizado, pero la economía (o el futuro electoral, en este caso) manda: "Hay que profesionalizarse".

Es decir, hay que dejarse de romanticismos porque no hay tiempo si se quiere apuntalar la estructura. "Nuestra pretensión es poner en cada puesto a las personas más adecuadas. Para eso hemos iniciado nuestro 'Plan de Captación del Talento de Simpatizantes y de Afiliados', con el fin de que conocer a todos las personas que quieran contribuir más activamente con el partido", señala José María Ortells, secretario de la gestora en Cádiz.

En estos momentos, y según fuentes de Vox en Cádiz (y la idea es replicar el modelo tal cual en cada provincia con presencia elevada), el partido suma 23 cargos orgánicos y sus previsiones son superar los 200 a corto plazo para afrontar el reto de seguir creciendo allá donde han detectado mayores posibilidades de penetración. En una formación que no cree en las autonomías, el salto entre provincias y Madrid apenas se solventará con la figura de los coordinadores territoriales, que ni siquiera coincidirán necesariamente con el mapa autonómico oficial.

Estas figuras, aunque sin nombre ni desginación oficiales, ya existen. Los críticos los llaman "los hombres de negro" y han sido los encargados de "forzar la dimisión" de parte de las ejecutivas para que se alcanzase el corte del 50% que estipulan los estatutos para convertir una dirección normal en una gestora nombrada desde la distancia. "Se inició un plan para adaptar las estructuras a la nueva situación del partido, y se planificó su implantación, no solo en Cádiz, sino en todo el territorio nacional", replican como respuesta oficial desde el partido.

Lo que sí está claro es que, a partir de ahora, entre los afiliados y la cúpula nacional habrá un coordinador provincial que sirva de enlace y una serie de vicesecretarias que cubran todos los flancos: Organización, Afiliados, Eventos, Formación... y por encima de todas ellas en cuanto a ascendencia, las de Protocolo, Seguridad y Comunicación. Su importancia actual y futura no radica solo en las competencias sino que los responsables de estas tres ramas serán designados directamente por Madrid. "La unidad de mensaje es esencial en este partido", argumentan.

Sea como sea, la profesionalización multiplicará por diez la estructura de un partido que busca presentarse en todos los ayuntamientos gaditanos (y en el máximo posible en España) en 2023 y que encuentra su fuerza más fiel entre los funcionarios (los relacionados con los Cuerpos de Seguridad y Fuerzas Armadas en especial) y en los pequeños autónomos. Ahora se han fijado en el campo, en los autónomos medianos y en seguir ahondando entre los jóvenes. "Hemos visto que los nuevos votantes nos eligen a nosotros o a Podemos y por ahí podemos crecer". Por ahí, y por los restos de Ciudadanos, caladero de votos que consideran principal antes que el PP.

¿Y las críticas que menudean en redes y medios? El máximo respeto oficial hacia su gestión anterior. Nadie desde Madrid o de las direcciones provinciales ha contestado a los rebeldes. En una entrevista en Onda Cero, el presidente de la recién nombrada gestora de Cádiz, José María Torrego (gaditano de origen pero residente en Madrid), contestó que "ojalá tuviéramos una crisis así todos los años" porque demuestran el crecimiento experimentado. De manual de dirección y gestión de empresas: convertir los problemas en oportunidad... aunque sin hablar de los problemas para no dar sensación de debilidad.

Había que cambiar a perfiles más preparados y hacerlo rápido. Es el mensaje con el que insisten desde la oficialidad del partido. De hecho, no hay previsiones cercanas de que vayan a celebrarse los congresos provinciales para superar la provisionalidad del sistema de gestoras. No hay prisa en abrir ese melón porque lo primero es apuntalar lo que se tiene y, en cualquier caso, al ser un proceso que se hará de forma simultánea en todo el país, no podrá coincidir con ningún tipo de cita electoral a la vista.

"¿Preparados en qué? Con todos mis respetos a Abascal, no están poniendo a gente más cualificada en los nuevos cargos. Eso es una excusa para elegir a los suyos y, sobre todo, elegir a los que saben que pueden controlar. Han obligado a dimitir a todas las ejecutivas porque necesitaban poner a sus peones. Eso no es democracia y se acerca bastante a ciertas películas", se queja el edil sanluqueño que quiso relevar a Ortega-Smith.

Ortells, por su parte, valora la herencia de lo que hicieron sus antecesores como "honesta, pero muy complicada, puesto que cuando fueron elegidos, el número de afiliados era muy pequeño, y se conocían todos entre ellos, y cuando han terminado su mandato, somos una de las fuerzas políticas con más militantes en la provincia de Cádiz".

Para muestra, un ejemplo real de progresión matemática sobre el terreno: en mayo de 2015, el número de afiliados de Vox en la provincia gaditana no llegaba ni a la veintena. A finales de 2018, con el viento a favor que desencadenaría en los resultados de las inminentes elecciones andaluzas, Santiago Abascal llenó el Palacio de Congresos de Cádiz y fue allí donde más de un cargo orgánico actual se dijo que había que manejar ese apoyo de una manera más racional. En esos días, la afiliación se duplicó de 57 a más de 100 solo por ese mitin. Hoy ya ha alcanzado los 1.500 y crece cada semana.

"No es fácil cambiar, de forma abrupta, la manera de dirigir a un pequeño grupo de afiliados, y de repente encontrarse de la noche a la mañana desbordados por una afiliación continua, cinco procesos electorales muy seguidos, con dos diputados nacionales, dos diputados autonómicos y concejales (un total de 12) en varios municipios", añade como justificación a los cambios Ortells como secretario de la gestora.

Fuentes internas en Cádiz van más allá y ponen como muestra lo que ocurrió en las municipales de 2019, cuando es cierto que se entró en una decena de municipios y se estuvo cerca en unos pocos más. Pero donde se perdieron bastantes papeletas por falta de previsión. Según los datos oficiales del Ministerio del Interior, Vox obtuvo 23.832 votos en estos comicios (en los que no se presentó en todos los municipios) pero, de ellos, solo 13.955 se tradujeron en un asiento. Por no mencionar que en las generales de abril (solo un mes antes) se habían obtenido 87.000 votos. Además, al no tener en cuenta las exigencias de candidaturas por partidos judiciales, tampoco se optó a un hueco en la Diputación Provincial. "Ese tipo de cosas son las que marcan la diferencia entre una estructura profesional y otra que no lo es", puntualizan.

La digestión, hable quien hable, está siendo complicada. Los opositores vaticinan un Vox "condenado al ostracismo y al desmentalamiento", en una suerte de implosión por el exceso de control que están imponiendo unos pocos. Es crecimiento exponencial, contesta la dirección provincial por boca de la nacional y consideran que cualquier militante es libre de hablar y de presentarse a los procesos internos. Mientras, Abascal y su cúpula tratan de aquilatar un crecimiento que se consolide y no se evapore como ha sucedido con otros ejemplos recientes de la política española. Por ello, Vox trate al partido como una empresa de arriba abajo. Sobre todo, desde arriba.

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