La danza de nombres en el PP que podrían suceder a Mariano Rajoy

Con las elecciones del 26-J a la vista vuelven otra vez a cobrar fuerza ciertos rumores sobre el eventual relevo de Mariano Rajoy al frente del PP. Salvo sorpresas, el presidente en funciones será nuevamente el candidato del Partido Popular a la presidencia del Gobierno. Sin embargo, en la antesala de una nueva cita electoral clave, otra vez surge la danza de nombres que podrían sucederle . ¿Quiénes son hoy esos delfines dentro del PP que aparecen mejor posicionados?Pablo Casado, con la mejor imagen

El vicesecretario de Comunicación y portavoz del partido ya había sido citado en anteriores quinielas. Le ven como un dirigente de futuro en el PP. Aunque él no quiere estar en este tipo de especulaciones y no se ha movido en ningún momento, sí hay quien destaca que su candidatura por Ávila en las pasadas generales ha servido de revulsivo a un partido en una circunscripción en la que no atravesaba un buen momento. Casado da buena imagen, además mantiene una excelente relación con la prensa. Le avala, por otra parte, su pasado, siempre de la mano de José María Aznar. El problema con el que contaría su candidatura es que aún no dispone de experiencia en gestión como sí la tienen otros candidatos en la carrera por la sucesión.Soraya, un clásico en todas las quinielas

Cada vez que se habla de la sucesión de Rajoy todas las miradas se dirigen hacia la vicepresidenta del Gobierno. Pero el nombre de Soraya Sáenz de Santamaría también cuenta con importantes detractores a nivel interno. En primer lugar, el aparato. En Génova tiene escasos apoyos, en gran medida por la batalla enconada que ha mantenido a lo largo de la pasada legislatura con la secretaria general María Dolores de Cospedal. A ello hay que sumar el enfrentamiento con algunos ministros: el llamado G-8. Estos núcleos de poder paralizaron la llamada "operación Menina". Algunos barones tampoco están de acuerdo con su ascenso, pero su mayor problema es que ha sido la número dos de Rajoy y su nombre está inevitablemente unido al del presidente.Cifuentes, cada vez más sólida

El nombre de Cristina Cifuentes ha srugido con fuerza tras los resultados electorales del PP el pasado 20-D. Ahora ha vuelto a circular en los mentideros políticos de la capital. Ella sigue confesando en público su único interés es seguir gobernando en la Comunidad de Madrid, pero no son pocos quienes piensan dentro del PP que posee un enorme potencial para aspirar "a más" en su carrera política. Cifuentes tiene a su favor que muchos le catalogan como moderada, sin generar especial rechazo como, por ejemplo, sí ocurría con Esperanza Aguirre.Iñigo de la Serna, respaldado por el círculo de Soraya

No hay que restarle importancia al alcalde de Santander para que puede ascender en su carrera política. Cuenta con una excelente imagen de Génova, principalmente en el entorno de Soraya Sáenz de Santamaría, y de los vicesecretarios de Organización, Fernando Martínez-Maíllo, y el Sectorial, Javier Maroto, con quienes coincidió en la Federación Española de Municipios y Provincias. Su punto más débil es el enfrentamiento 'histórico' que mantiene con el presidente del PP en la región, Ignacio Diego.Alonso y Feijóo, los nombres que abandonan la carrera por la sucesión

En la carrera por la sucesión, dos nombres de peso que hasta hace poco circulaban como posibles herederos de Rajoy pierden fuerza. Alfonso Alonso, ministro de Sanidad en funciones, será el candidato del PP en los comicios de País Vasco. Caso similar ocurre con Núñez Feijóo, a quien le avalaba una buena trayectoria y dos mayorías absolutas indiscutibles en Galicia. Sin embargo, también estará centrado en la contienda autonómica y su nombre ha sido desplazado de la carrera sucesoria en el PP.

Otros nombres que circularon en su momento para suceder a Rajoy fueron los de María Dolores de Cospedal y los de José Manuel García-Margallo. Cospedal perdió todas sus opciones después de salir del Gobierno de Castilla-La Mancha, tras los pésimos resultados del 20-D. El ministro de Exteriores, por su parte, pese a que aspiraba a más, ha llegado a la conclusión de que no puede liderar una renovación generacional.