Westerwelle se erige en el artífice de la rebaja fiscal y del nuevo rumbo del gobierno

  • Berlín.- El líder del Partido Liberal alemán (FDP), Guido Westerwelle, se erigió hoy en artífice de la rebaja fiscal "milagro" y del nuevo rumbo del gobierno de la canciller Angela Merkel, del que será vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, aunque con clara vocación de intervenir sobre todo en el ámbito económico.

Berlín.- El líder del Partido Liberal alemán (FDP), Guido Westerwelle, se erigió hoy en artífice de la rebaja fiscal "milagro" y del nuevo rumbo del gobierno de la canciller Angela Merkel, del que será vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores, aunque con clara vocación de intervenir sobre todo en el ámbito económico.

"Logramos todos nuevos objetivos electorales, primero, y logramos ahora hacer prosperar todas nuestras propuestas en las negociaciones de coalición", enfatizó Westerwelle, ante el congreso del FDP que ratificó por aclamación el pacto de gobierno con la Unión de Merkel.

Alemania está "ante un nuevo comienzo", dijo, y este nuevo comienzo lleva el "sello liberal". "Somos un partido para todo el pueblo, para toda Alemania, para todas sus familias", añadió el líder del FDP, decidido desde la recuperada función gubernamental a romper el tradicional estigma del partido "de los sueldos altos".

Westerwelle consagró su discurso a repasar los acuerdos de la coalición en materia fiscal, sanitaria, energética, educación e inversiones y apenas una frase a la que será su parcela en el gobierno -Exteriores-, para destacar su compromiso "personal" por lograr "del presidente Barack Obama" la retirada de las últimas armas nucleares aún en el país, como una rémora de la Guerra Fría.

A Westerwelle se le identifica con el ámbito financiero, pero asumirá Exteriores de acuerdo a la ley no escrita de las alianzas alemanas, según la cual ésta es competencia del socio de gobierno.

"Con valor, por el futuro de nuestro país", fue el lema del congreso, cuyo único fin era ratificar el pacto de coalición presentado ayer por Merkel, presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), con su homólogo de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer, y Westerwelle.

"La política fiscal anunciada se puede calificar de acto de valor, pero no en el sentido positivo", comentó irónicamente el economista Ralph Brügelmann, del Instituto Económico Alemán (IW), en declaraciones al semanario "Der Spiegel".

Los planes fiscales contemplan una descarga fiscal del orden de los 24.000 millones de euros (de forma gradual y hasta 2013), entre rebajas del IRPF e impuestos a las empresas y las herencias, así como un aumento de las ayudas a la familia.

No hay una financiación clara para estos planes, más allá de la confianza en el pronto despegue económico, recuerdan los expertos.

La política fiscal no será competencia del FDP, sino del ministro de la CDU Wolfgang Schäuble, pero el monto de esas rebajas ha sido el principal caballo de batalla del FDP, hasta lograr que la Unión subiera de su promesa inicial -15.000 millones de euros- a 24.000.

Schäuble ha admitido que Alemania deberá afrontar en esta legislatura una "deuda exorbitante" derivada de los programas de estimulación económica puestos en marcha para salir de la crisis y recordó que Alemania tiene el endeudamiento más alto de su historia.

Westerwelle defiende, sin embargo, las rebajas fiscales como la fórmula para salir de la crisis y ésta es asimismo la premisa que ha llevado a su formación de retorno a las tareas gubernamentales.

El FDP es el aliado natural de la Unión, pero Westerwelle no va a ser un vicecanciller fácil para Merkel, en contraste con quien fue hasta ahora su segundo, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, quien si en algo competía con la jefa era en talante conciliador.

Westerwelle, de 47 años, ambicioso e inteligente, demostró a lo largo de las negociaciones de coalición -en las que, según parece, saltaron chispas-, que si algo comparte con Merkel es la tenacidad.

A Merkel le costó imponerse en una formación poblada de "barones" como es la Unión, desde la posición de mujer, crecida en el Este y casi neófita en política con que llegó a la presidencia, en 2000.

A Westerwelle le ocurrió algo parecido. Cuando asumió su liderazgo, en 2001, el FDP estaba de capa caída, ya que de tradicional partido bisagra había pasado, con la victoria del socialdemócrata Gerhard Schröder, en 1999, a la oposición.

De la imagen inicial de político superficial pasó a la de incisivo orador parlamentario y recondujo a sus filas al ascenso. Del 6,2 por ciento de los votos con el que el FDP entró en la oposición en 1998, se alzó con el 14,9 de las pasadas elecciones.

El premio para el FDP ha sido los cinco ministerios otorgados -Economía, Sanidad, Justicia, Cooperación y Ayuda al Desarrollo, además de Exteriores-, dos más de los que tuvieron Los Verdes como socios menores del Partido Socialdemócrata (SPD) bajo Schröder.

La Unión sale ganando respecto a su gobierno paritario en gran coalición, pero la situación de emergencia del FDP puede hacer que tal inferioridad numérica llegue a parecer un efecto óptico.

Por Gemma Casadevall

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