Xi abandera en el Plenario del Partido su agresiva campaña anticorrupción

  • El Partido Comunista de China celebra hoy su segundo día del Plenario anual, en el que el presidente chino, Xi Jinping, aprovechará para abanderar una campaña anticorrupción que inició hace casi dos años y que aún no ha llegado a su ecuador, aunque ya ha afectado a miles de cargos de todos los ámbitos.

Paloma Almoguera

Pekín, 21 oct.- El Partido Comunista de China celebra hoy su segundo día del Plenario anual, en el que el presidente chino, Xi Jinping, aprovechará para abanderar una campaña anticorrupción que inició hace casi dos años y que aún no ha llegado a su ecuador, aunque ya ha afectado a miles de cargos de todos los ámbitos.

Durante el Plenario -cuyo lugar y número de asistentes se desconoce, y que está previsto concluya el jueves- los líderes chinos debatirán reformas del Poder Judicial para buscar dar mayor independencia judicial a los tribunales, aunque ello no tendría por qué traducirse en mayores libertades para la ciudadanía.

La campaña anticorrupción "durará al menos cinco años, ya que se trata de una guerra que la nación no se puede permitir perder", dijo en agosto el "zar" anticorrupción, Wang Qishan, durante un encuentro con los principales líderes de la formación.

Un quinquenio para supuestamente erradicar un problema de raíz, sin importar el rango del sospechoso en haber cometido un delito económico como define de forma metafórica el Partido: una campaña "contra tigres y moscas".

Si esa iniciativa puso entre rejas de por vida en 2013 al exlíder provincial Bo Xilai, un potencial "presidenciable", este año ha impulsado una investigación contra su mentor, el exministro de Seguridad Zhou Yongkang.

Los expertos coinciden en que es durante estos días cuando se dirime qué hacer con Zhou. Sin que aún se hayan anunciado procedimientos formales sobre su expulsión del Partido o imputación, la formación, que controla el sistema judicial, tiene ahora que decidir por cuánto tiempo se encierra al "tigre".

En su momento miembro del todopoderoso Comité Permanente (máximo órgano de poder del Gobierno), Zhou es hasta la fecha el funcionario de mayor peso político escudriñado por el Partido en sus 65 años al mando del país.

"Pero él no será el último, alguno de mayor cargo podría ser investigado", dice a Efe Ren Jiaming, uno de los principales expertos chinos en corrupción y profesor en la Universidad pequinesa de Beihang.

Quién o cuándo es la incógnita. Pese a que hay quien apunta al exprimer ministro Wen Jiabao, cuya inmensa fortuna ya ha aparecido revelada por algunos medios de comunicación, expertos como Willy Lam descartan que se apunte tan alto y señalan a Zeng Qinghong, ex vicepresidente y mano derecha del otrora presidente Jiang Zemin.

"Los líderes (actuales) han decidido no actuar contra presidentes o primeros ministros. Eso heriría a China, mostraría demasiada división", apunta a Efe Lam, profesor de Política de la Universidad China de Hong Kong.

Precisamente, es la división del Partido lo que Xi intentará paliar durante el Plenario. La "zanahoria" para los asistentes, entre los que hay aún numerosos defensores de Zhou y Bo, es la promesa de este año de crear un Estado de Derecho con características chinas, bajo el liderazgo de la formación.

"Muchos dudan de que la campaña (anticorrupción) vaya por el camino legal. Xi quiere convencerles de lo contrario", apunta Lam, quien duda de que "haya quien se lo crea", ya que el sistema judicial seguirá dependiendo del Partido.

No obstante, Ren asegura a Efe que Xi "ha sido lo suficientemente inteligente" como para resistir los envites de los enemigos que se ha granjeado por su agresiva campaña, y que, "aunque no todos le apoyan, su movimiento anticorrupción ha superado muchos problemas".

Más aún, apunta Lam, "le apoyan porque tienen miedo de convertirse en el próximo objetivo".

Ese sería el "palo" de la estrategia política del mandatario, en la que muchos analistas ven cada vez más reminiscencias maoístas, como la insistencia manifiesta en llevar la campaña "hasta el fin", expresión acuñada por el Gran Timonel cuando abogó por extender sin descanso la Revolución comunista por todo el país.

O el hecho de que ésta vaya no sólo dirigida contra el sector público, con casos este año como el del consultor británico Peter Humphrey, el primer extranjero enviado a prisión por un tribunal chino desde 2009 por un escándalo que salpica a la farmacéutica GlaxoSmithKlane.

También ha levantado suspicacias que caras conocidas como el presentador de la cadena estatal CCTV, Rui Chenggang, entre otros periodistas, hayan sido detenidos en el marco de la campaña, lo que evoca ciertas prácticas de la Revolución Cultural.

Pero sin duda uno de los casos más flagrantes desde el inicio de la misma ha sido el acoso y derribo del Gobierno contra el movimiento "Nuevo Ciudadano", que pedía a los líderes que publicaran sus bienes como lucha contra la corrupción y cuyos dirigentes fueron enviados a la cárcel este año, entre ellos su fundador, Xu Zhiyong.

Así, resulta trabajoso ver algo genuino en la determinación del líder chino en deshacerse del dispendio. "Creo que está realmente comprometido en combatir la corrupción, pero también que lo utiliza como arma política para infundir miedo en el corazón de sus oponentes", piensa Lam.

Una peligrosa estrategia que sólo el tiempo dirá si le sale rentable al mandatario, quien se sabe, dicen muchos, cada vez más rodeado de enemigos en el Partido que lidera.

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