Yair Lapid arrastra a la clase media con su mensaje político amorfo

  • El ex periodista Yair Lapid, dirigente del partido Yesh Atid (Hay futuro), se ha convertido en pieza clave para la formación de gobierno en Israel, tras haber tirado abajo todos los pronósticos y obtenido el segundo puesto en las elecciones celebradas hoy gracias al voto de la clase media.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 22 ene.- El ex periodista Yair Lapid, dirigente del partido Yesh Atid (Hay futuro), se ha convertido en pieza clave para la formación de gobierno en Israel, tras haber tirado abajo todos los pronósticos y obtenido el segundo puesto en las elecciones celebradas hoy gracias al voto de la clase media.

Nacido en 1963, Lapid entró en la política el año pasado como alternativa de centro, sin una ideología clara y el principal mensaje de que las obligaciones nacionales deben ser repartidas por igual entre todos los ciudadanos para fortalecer a la debilitada clase media, la única capaz de garantizar la continuidad de Israel como Estado.

"Los palestinos no necesitan luchar contra nosotros. Pueden hacerse un café, encender un cigarrillo y esperar 12 años a que el Estado sionista se desmorone desde adentro", dijo durante la campaña en una frase que sintetiza su poco comprometido ideario político.

Un ideario que en el plano socioeconómico defiende la urgente necesidad de "generar un cambio" que apuntale a la alicaída clase media.

"¿Dónde está el dinero? ¿Dónde está el dinero?", se ha preguntado repetidamente durante sus múltiples actos de campaña al denunciar que Israel "no pertenece a los grupos de interés, ni a los lobistas, ni a las grandes fortunas".

"Pertenece a aquellos que pagan los impuestos, aquellos que prestan servicio en el Ejército y a sus hijos, que también servirán. Pertenece a la clase media israelí", afirmó después de haber hecho pública, voluntariamente, su contabilidad privada.

Un acto con el que denunció la injusticia de que su abultado sueldo como presentador de noticias en el Canal 2 y como columnista del diario Yediot Aharonot aportaran menos a las arcas públicas que las de un simple empleado con el sueldo promedio, gracias a los consejos de su contable y a la legislación vigente.

Siguiendo los pasos de su padre, el fallecido Tomy Lapid, también periodista y que a los 68 años llevó al partido anticlerical Shinui al centro de la escena política nacional entre 1999 y 2006, el líder de Yesh Atid tiene una clara agenda contra la creciente influencia de los ultraortodoxos, que ni prestan el servicio militar ni aportan a la hacienda pública por dedicar su vida al estudio de la Torá.

Pero a diferencia de su mentor, que se ganó el rechazo de muchos israelíes por sus radicales posturas contra la religión, Lapid ha introducido en su lista de candidatos -elegida a dedo por una comisión presidida por él mismo- a reconocidos expertos en estudios judíos y a religiosos progresistas.

"Su fortaleza no fue erosionada por disensiones internas, evitó los deslices verbales y fue fiel en todo momento al mensaje de Yesh Atid: 'Venimos a hacer un cambio'", comentó esta noche sobre su gran logro político el editor en jefe del diario Haaretz, Aluf Benn.

Conciliador desde la pequeña pantalla, en la que acumuló una fama que se ha traducido en cuantiosos votos, Lapid representa la síntesis más genuina del votante israelí de centro: aquel sionista que no sueña con una paz idílica con sus vecinos pero que tampoco elude la compleja realidad en la región, según Benn.

"Los palestinos son una realidad y quizás no nos gustan, o nosotros no les gustamos a ellos, pero es la realidad en la que vivimos hoy. El argumento de Netanyahu de que 'no tenemos un socio' es tratar de escapar de esa realidad", declaró Lapid sobre el problema palestino.

A la vez, y para no quemar los puentes con el movimiento colonizador judío, presentó su programa político para estas elecciones en el asentamiento de Ariel, uno de los que Israel aspira a anexionarse en un eventual acuerdo de paz.

Casado en segunda nupcias y padre de tres hijos (uno del primer matrimonio), Lapid ocupará uno de los cargos más destacados en el próximo gobierno israelí si decide dar su apoyo a Benjamín Netanyahu, vencedor de los comicios al frente de la lista de derecha Likud Beitenu.

Y aunque es muy improbable, por el contenido de su programa político, podría verse también al frente del gobierno si consiguiera reunir bajo un mismo techo a todos los partidos de centro, de la izquierda y a los ultraortodoxos.

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