La Agenda de 2022

Yolanda Díaz extiende el nuevo ‘look’ infrecuente para señoras comunistas

La líder de Unidas Podemos construye un personaje fulgurante con el que pretende lanzarse como candidata a partir de enero para medirse cara a cara con Sánchez y dejar atrás la historia de Pablo Iglesias. 

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz en el exterior del Congreso.
Yolanda Díaz extiende el nuevo ‘look’ infrecuente para señoras comunistas.
EFE

Quiere ser la mujer de moda del Gobierno de coalición y lo está consiguiendo a base de lucir buena imagen y un nuevo 'look' infrecuente para señoras comunistas. Yolanda Díaz se está construyendo un personaje fulgurante en el que todos quieren verla de cerca, quieren estudiarla y analizarla para saber cómo es realmente esta mujer llamada a convertirse en la sucesora del que fuera patrón de Unidas Podemos. Es más, todo empezó aquel día en el que Pablo Iglesias, tan poco carismático ni democrático él, decidió nombrar a Yolanda Díaz como sucesora ‘in pectore’, sin importarle el destino.

De todos modos, la euforia es contenida y los sondeos realistas la sitúan entre un 10% y un 13% de los votos en las próximas elecciones. El Iglesias derribado, el que buscaba nuevas alternativas y se conformó con un 14,3% por culpa del desgaste, tuvo que enmarcarla como candidata especial y darle el puesto de mando como vicepresidenta segunda, sólo por detrás de Nadia Calviño. Está todo por ver y por hacer por mucho que su imagen tenga buen estilo. Veremos de qué es capaz la futura estratega. Sufridora y mártir, siempre agradece con humildad esos momentos gloriosos y esas oportunidades que le han dado, y ella no ha buscado, o eso dice al menos. Además, siempre que le preguntan por el sambenito de la CEOE y su presidente, Antonio Garamendi, ella responde con una fina ironía poco conocida: “La relación personal es estupenda. Es difícil llevarse mal conmigo”. Al final, eso es sólo una pose que habrá que averiguar con paciencia.

Yolanda Díaz sigue sin subir mucho el tono, es su estilo de alcanzar su dignidad disimulada, al menos de momento. Pero poco a poco le va cogiendo el gusto a ser alguien de peso, alguien importante. Incluso lo del Papa Francisco le salió que ni pintado. Llegó a llamarle varias veces ‘Santo Padre por aquí’ y ‘Santo Padre por allá’, en una especie de ilustre admiración controlada, que escandalizó a los devotos de purgatorio con tanto comunismo de rosario. Pero nada nuevo bajo el sol. Este Papa tiene muchas tablas y prefiere ese juego admirativo con el 'falso enemigo'. El objetivo Vaticano de Y.D. es un simple postureo que luce mucho pero vende poco. Ya son bastantes los asistentes -Sánchez, Carmen Calvo, Nadia Calviño- que se han paseado por las estancias papales, sin olvidar a Évole y sus cámaras.

De vicepresidente a rival electoral 

En el PSOE saben que tarde o temprano Díaz será una rival electoral, pero hoy por hoy sigue siendo una vecina con la que contar. Es más, poco a poco ya tiene un peso específico que la convierte en un nuevo personaje político. Tanto Iglesias como Pedro Sánchez quieren que siga siendo ella la voz cantante pero sin estridencias. No es fácil cubrir la nueva situación de Unidas Podemos, y no es fácil poner las espaldas de ese difícil conglomerado imposible de asumir, pero allí van unos y otros para buscar soluciones. El presidente del Gobierno quiere que la propia Díaz sea quien maneje el cotarro podemita, ya se conocen y se administran con fluidez, más ella que él -Sánchez sólo se admira a sí mismo-, pero no le incomoda por mucho que digan. Confía en ella y sabe que no le traicionará más de la cuenta. Ella sigue escalando posiciones y dejándose ver por los altos andamios del poder. Los de UP necesitan mantener sus puestos y conquistar sus ascensos, pero veremos cómo funcionan esas partidas y esos codazos a la hora de repartir los cargos.

Por otra parte, Sánchez y el PSOE tienen claro que necesitarán a Díaz para volver a gobernar, pero sin pasarse de frenada, no sea que se descompongan los equilibrios. Nunca fue fácil y ahora tampoco lo será, organizar el cotarro de la nueva lideresa social-comunista. Ella no quiere mancharse las manos, sólo quiere aplausos y buenas mechas pero sin dar navajazos. No será fácil, por mucho que insista de que lo suyo va en serio y que sí se meten con ella se irá tan tranquila a su casa, que ella nunca ha pedido nada. El problema no son tanto las relaciones con el PSOE, esas siguen bien según los expertos, incluso mejor que con Pablo Iglesias. Además, es accesible contactar con ella sin arriesgar mucho y su relación personal muestra siempre voluntad de entendimiento. Según los que la conocen y conocen a Iglesias, “ambos tienen un perfil muy distinto y ella hace esfuerzos para que así sea, le gusta ser bien vista y caer bien”.

Todo brilla con relativo esplendor, al menos hoy por hoy, pero no olvidemos que este tipo de partidos pueden terminar esfumándose de repente, o uniéndose a otras formaciones. Aseguran que Yolanda Díaz comenzará en enero la construcción de su candidatura y que incluye un acuerdo estatal para que Andalucía tenga su protagonismo. De momento los problemas no irán por culpa de los socialistas por mucho que algunos digan lo contrario. También tendrán sus más y sus menos de cara al tendido cuando llegue la fecha decisiva, pero en el fondo habrá un exhaustivo reparto para aceptar las necesidades. Los problemas vendrán más por las luchas de poder -internas, sobre todo- que vivirán ellas, las ‘amistades peligrosas’ de Irene Montero o Ione Belarra, que querrán torpedear algún farol que les pueda ser útil, sin despreciar la oportunidad de buscar su cuota de poder. No olvidemos que en Valencia montaron el espectáculo Mónica García, Ada Colau y Mónica Oltra junto a la estrella, Yolanda Díaz, y Podemos no acudió al acto.

Por último, Pedro Sánchez sabe que debe darle cierto pregón a su vicepresidenta para que parezca alguien real y verdadera. El presidente del Gobierno -insisto- debe repartir cartas para que todos ganen su partida. De la misma manera que los tipos duros de Vox nunca votarán al PP pero estarán encantados de asociarse con ellos en un Gobierno de Moncloa, lo mismo pasa con Unidas Podemos, siempre querrán cuartelillo pero el justo para el PSOE, para que puedan montarse sus tinglados.

No creo que nadie espere a que Iván Redondo acierte con sus frases exógenas: “Yolanda Díaz puede ser la primera mujer presidenta de España”, ha dicho como gran frase tatuada en repetidas ocasiones. Bueno, quizá sirva como entretenimiento pero poco más. Redondo está dolido con Sánchez porque este le ignoró con gran desprecio, y en su lugar sigue acariciando la pantorrilla de Yolanda Díaz, por si cuela y alguien se la compra. Decir que Díaz es capaz de lograr un 20% del voto socialista es mucha tela que cortar. Seamos falsamente humildes como es ella y apostemos por un razonable 10%, que para empezar no está tan mal. Aunque de momento, sigamos atentos a la pantalla porque Yolanda Díaz no ha dicho aún la última palabra.

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