Del sindicalismo a reclamarla como presidenta

Furor en la izquierda por Yolanda Díaz, la ministra que 'hace sombra' a Iglesias

La titular de Trabajo sale reforzada de la crisis del coronavirus entre su electorado potencial por sus réplicas a los partidos de derecha y por haber logrado varios acuerdos con los agentes sociales.

La agonía de las empleadas del hogar
Furor en la izquierda por Yolanda Díaz, la ministra que 'hace sombra' a Iglesias
EFE

El Gobierno de coalición ha reforzado el peso social de la izquierda en los últimos meses. Controlar la agenda legislativa facilita que las medidas y reformas reclamadas por la ideología progresista tengan mucho más peso en las conversaciones del día a día. Pero lo que también favorece el tener el poder es que surjan nuevos referentes. Y en el caso del Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos, la que ha logrado convertirse en la nueva líder simbólica ha sido Yolanda Díaz. La ministra de Trabajo ha logrado desatar el furor entre quienes respaldan la administración de Pedro Sánchez, con una gestión y unas intervenciones que han puesto de acuerdo tanto a los votantes socialistas como a los morados. Hasta el punto de que hay quienes ya la sitúan como la futura líder de la confluencia que ahora lidera Pablo Iglesias, al que ha logrado hacer sombra por ser la preferida entre los votantes.

Los escenarios que han fomentado este auge de Díaz en tan solo seis meses son variados. Un aumento de popularidad que incluso se ha acentuado durante la crisis del coronavirus, en medio de un cuestionamiento constante al Gobierno por su gestión de la pandemia. El primero fue con el pacto para la subida a 950 euros del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tras el acuerdo que alcanzó con patronal y sindicatos. Aunque este hito era una prioridad total para Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y las negociaciones estaban encauzadas, la ministra consiguió ser la que se llevara el crédito del pacto. Algo a lo que contribuyó Podemos, que hizo una campaña para elogiarla a pesar de que no es de su partido, ya que ella forma parte de Esquerda Unida, la marca gallega de Izquierda Unida. Lo que fue el primer paso de una andadura que ha ido reforzando su imagen y su posición en el Consejo de Ministros.

La evolución de Díaz en estos meses ha sorprendido a quienes ya la conocían y dentro de los partidos que forman Unidas Podemos, como señalan las fuentes consultadas por esta redacción. Sobre todo, porque no ha renunciado a aplicar desde una cartera ministerial las medidas que ya defendía cuando estaba ligada al sindicalismo (afinidad que heredó de su padre, Suso Díaz) o a Esquerda Unida en su comunidad, Galicia, a la que se refiere constantemente como "su país". Una vinculación total con sus raíces que se ha notado mucho más en las últimas semanas por el anuncio de cierre de la planta de Alcoa. Su conocimiento de la política industrial gallega es uno de sus puntos fuertes. Y ha aprovechado para explotarlo en un momento que puede ser favorable a sus intereses políticos, dada la cercanía de las elecciones autonómicas que se celebrarán el 12 de julio. 

La parte institucional es la que ha dado más empuje a Díaz dentro de la coalición. Su insistencia en la derogación de la reforma laboral y los dardos que ha lanzado a las empresas por este tema u otros le han hecho ganar crédito entre los suyos. En el entorno de la cúpula de Unidas Podemos se dice de ella que es “la primera ministra de Trabajo” porque “todos sus antecesores lo fueron de empresa”. Un elogio que se produce por gestos como dar cuenta de los accidentes laborales o su exigencia de dejar fuera de los ERTE a las empresas que tuvieran su sede en paraísos fiscales o repartieran dividendos.

Azote del PP

Pero lo que más le ha servido de empuje son sus respuestas a la oposición en sede parlamentaria. Ya sea en el Congreso o el Senado, la ministra ha protagonizado réplicas que le han valido multitud de elogios desde la izquierda. Algo a lo que no se han resistido ni miembros del PSOE. Y que han provocado que los vídeos de sus alocuciones se conviertan en vídeos virales. La última fue contra su paisano José Manuel Barreiro en la Cámara Alta, donde le recordó que el PP llevaba años gobernando en Galicia después de que el senador le reprochara el cierre de Alcoa.

La más celebrada fue cuando respondió a Salomé Pradas, después de que la senadora del PP pusiera en cuestión su labor y criticara su decisión de derogar la reforma laboral. Aquel día, la titular de Trabajo lanzó una andanada contra la política laboral del Gobierno de Mariano Rajoy, señalando que habían empobrecido a los trabajadores y habían facilitado sus despidos. También tuvo tiempo de acordarse de su predecesora, Fátima Báñez, a la que definió como “la que invocaba a la virgen”. Y cerró con una mención a Rodrigo Rato, que según ella representaba la gestión económica del PP. “El milagro económico español. Se llama Rato. Está en la cárcel”, sentenció Díaz.

Desde entonces, se multiplicaron la fiebre y las demostraciones de admiración a Díaz que ya se venían produciendo. Las redes son el mayor reflejo del furor por la ministra, donde se llega a pedir que sea la próxima presidenta del Gobierno. Un fervor que admiten en su entorno, y del que son muy conscientes en Podemos. Tanto que el partido morado ha utilizado su fuerza mediática para impulsarla aún más. Aunque las fuentes consultadas por esta redacción destacan que Díaz no está pensando en objetivos distintos a los que ya tiene en su cartera ministerial. De hecho, su entrada en el Ejecutivo es lo que evitó que sonara su nombre como candidata a la Xunta de Galicia.

A pesar de todo lo anterior, y lo celebrado que ha sido este crecimiento político entre los suyos, el perfil de Díaz no gusta tanto en otros ámbitos. Por ejemplo, se produjeron insinuaciones dentro del propio Ejecutivo de que aparecía demasiado en los medios antes de que estallara la pandemia. Fuentes de los morados admiten que tampoco tiene el favor de ciertos empresarios, pero señalan que su relación con la CEOE ha mejorado con respecto a otros momentos. Aunque recuerdan que partían de una situación en la que no había ningún entendimiento, en referencia a la etapa en la que aún no eran partido de gobierno. Circunstancias que no hacen mella en el aumento exponencial del apoyo con el que cuenta en la izquierda. La crisis económica por el virus y su manera de gestionarla serán determinantes para que pueda seguir subida en esa ola de éxito entre los suyos.

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