Yusuf Razá Guilani, una roca al servicio de la familia Bhutto

  • El primer ministro de Pakistán, Yusuf Razá Guilani, cuya destitución ordenó hoy el Tribunal Supremo de Pakistán, ha tenido que conducir al país en los últimos años por un camino lleno de inestabilidad y dudas entre sus socios internacionales.

Islamabad, 19 jun.- El primer ministro de Pakistán, Yusuf Razá Guilani, cuya destitución ordenó hoy el Tribunal Supremo de Pakistán, ha tenido que conducir al país en los últimos años por un camino lleno de inestabilidad y dudas entre sus socios internacionales.

Guilani fue elegido primer ministro en el año 2008 por decisión de su formación, el Partido Popular de Pakistán (PPP), dirigido por el hoy presidente del país, Asif Alí Zardari, quien sustituyó a su vez al frente del partido a su esposa, la asesinada Benazir Bhutto.

Es su fidelidad a Zardari la que le costó a Guilani el ser condenado por desacato hace dos meses por el Tribunal Supremo, tras desobedecer la orden judicial para que escribiera una carta con vistas a reabrir una causa de corrupción contra el presidente.

Guilani, a menudo percibido como un contrapeso del clan Bhutto, había logrado mantenerse a flote durante la legislatura pese a las presiones provenientes de la justicia y, sobre todo, del aparato militar, en un país proclive a los golpes de estado.

Pero entre la endogámica elite política paquistaní, pocos presumen de tanto pedigrí como este punyabí que presidió el Parlamento durante el segundo mandato de la difunta Bhutto y que pasó años en prisión al comienzo del régimen del general Musharraf.

Guilani pertenece a una familia acomodada y religiosa de terratenientes que durante cuatro generaciones ha tenido una importante participación en la vida política, especialmente en el ámbito local del Punyab.

El primer ministro está casado y es padre de cinco hijos, y se licenció en Periodismo en la Universidad de Punjab en 1976, una formación que amplió después con estudios en el Reino Unido.

Aunque su familia es de Multán, Guilani nació sin embargo en el puerto de Karachi, que es la principal metrópoli del país pero se encuentra en la región sureña de Sindh, de la que también proceden los Bhutto.

Y curiosamente inició su carrera política en un partido rival del PPP, la Liga Musulmana, el partido que cimentó la independencia de Pakistán y al que pertenecieron gran parte de las élites y mandos civiles del país hasta la década de 1970.

Guilani concurrió ya en los ochenta como escaño independiente, y entre los años 1985 y 1988 tomó las riendas del Ministerio de Trabajo y Ferrocarriles en el gabinete de Muhammad Khan Junejo, y al final de ese período se alistó en el PPP de los Bhutto.

Poco más tarde, su cercanía personal a esta dinastía paquistaní fraguó en su breve desempeño como ministro de Turismo y Ferrocarriles en el primer gobierno de Benazir (1988-1990), y luego como presidente del Parlamento en el segundo (1993-1997).

En 1998 fue nombrado vicepresidente de la formación, a bordo de la cual ha sido elegido parlamentario en cuatro ocasiones.

El golpe de estado del general Pervez Musharraf (1999) truncó sin embargo la prolija carrera de Guilani, encarcelado en 2001 tras ser condenado a diez años de prisión por un Tribunal Anticorrupción.

El hoy primer ministro fue acusado de abuso de autoridad y de haber contratado personal de manera interesada en el periodo que presidió la Asamblea paquistaní, por lo que pasó seis años en la cárcel, aunque aprovechó el período para escribir un libro.

Su nombramiento como primer ministro, el 24 de marzo de 2008, lo convirtió en el vigésimo segundo jefe de Gobierno en la historia de Pakistán, y el tercer miembro del PPP que asumía el cargo, después del fundador de la formación, Zulfiqar Alí Bhutto (1973-1977) y de su hija Benazir, primera ministra en dos ocasiones.

Guilani ha logrado resistir en el cargo más de lo que suponían los analistas en el siempre inestable Pakistán, aunque ha tenido que soportar graves tensiones, como la revuelta talibán en el norte y las áreas tribales, el terrorismo radical o la violencia sectaria.

También ha tenido que lidiar con los altibajos en la relación con Estados Unidos, sobre todo a raíz de la operación de comandos estadounidenses que acabaron con la vida de Osama Bin Laden en una vivienda de la ciudad de Abbottabad, no lejos de Islamabad.

Su Gobierno dio un paso a favor del poder civil al restaurar la Constitución de 1973, pero a la vez se vio afectado por la decisión del Supremo de revocar la ley de amnistía para los encausados por corrupción, lo que finalmente ha dado al traste con su liderazgo.

El nudo de la polémica es la orden judicial para que Guilani escribiera una carta a las autoridades suizas con vistas a reabrir un caso de corrupción contra Zardari, aunque el primer ministro se mantuvo fiel al presidente y se hizo el sueco ante esa orden.

Muy activo durante las graves inundaciones que asolaron Pakistán en el año 2010, Guilani había servido hasta ahora como rocoso muro de contención del presidente Zardari, el otro gran objetivo de sus contrincantes en los aparatos militar y judicial.

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