El Gobierno ha conseguido salvar uno de los debates más difíciles de esta legislatura, aunque por tan sólo un voto. Por 169 votos a favor y 168 en contra y 13 abstenciones, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha conseguido dos cosas: que el Congreso no le eche atrás el decreto ley que engloba todas las medidas de su plan de recortes para acelerar el recorte del déficit público. Y dos, que éste no se tramite como proyecto de ley y no sufra nigún tipo de modificación.
Pero lo que no ha conseguido Zapatero es evitar que su imagen se debilite aún más. El presidente del Gobierno ha constatado hoy que no tiene apoyos -sólo el Grupos Socialista ha votado a favor del decreto- y que podría tener difícil sacar adelante futuras reformas si no recompone los apoyos parlamentarios. Y es que hoy la abstención de CiU es lo que ha salvado al Gobierno de sufrir un revés en el Congreso que hubiera supuesto un duro mensaje de cara a los mercados, la UE y la sociedad.
El PNV, que le permitió junto con Coalición Canaria sacar adelante leyes tan importantes como la de los Presupuestos o la Ley del Aborto, hoy ha votado en contra al igual que el Partido Popular y toda la izquierda parlamentaria. Y CiU -el grupo que hoy le ha permitido salvar los muebles, junto con CC y UPN que también se han abstenido- le ha lanzado un duro mensaje: "Su etapa se ha agotado", le ha dicho Josep Antoni Duran i Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, quien le ha pedido que convoque elecciones en cuanto lleve a cabo todas las reformas económicas que necesita el país, como la del mercado laboral o la del sector financiero.
Por cierto que el presidente ha suspendido el viaje que tenía previsto hoy a Brasil porque, según fuentes parlamentarias, las negociaciones sobre la reforma laboral están en "un punto álgido" y podría haber anuncios pronto. El lunes acaba el plazo que se dio a los agentes sociales para que alcanzaran un acuerdo.
Zapatero, consciente de su debilidad
Aunque fuentes de La Moncloa aseguran que el presidente ha salido "reforzado" del debate de hoy porque ha conseguido "2 en 1" -ya que ha logrado la convalidación y que no se tramite como proyecto de ley y por lo tanto ni se dilate en el tiempo ni se modifique ni una coma-, reconocen que "hay que reconstruir con firmeza los apoyos parlamentarios".
El propio Zapatero, nada más salir del Pleno del Congreso, que desde el Gobierno "seguiremos trabajando para que próximas iniciativas y reformas tengan más consenso parlamentario".
Duras críticas de todos los grupos
El presidente del Gobierno se ha enfrentado hoy a un duro debate lleno de reproches por parte de todos los grupos de la oposición. Zapatero ha tenido que oír cómo los portavoces de diferentes formaciones parlamentarias coincidían en calificar su plan de recortes de "injusto", "improvisado" e impuesto por los mercados y los organismos internacionales. Los mercados "mandan más que el Ejecutivo y que esta Cámara", dijo Joan Ridao, portavoz de ERC.
Todos le han acusado también de que sus medidas se ceban con los más débiles. "Los pensionistas, funcionarios y los países en vías de desarrollo pagarán el grueso de la crisis "y los banqueros no pagarán "ni un ápice", afirmaba Gaspar Llamazares, portavoz de IU.
Pero además, Zapatero ha tenido que aguantar las críticas contra las formas utilizadas a la hora de elaborar su plan. Todos los grupos le han echado en cara que no ha negociado ni una sola de las medidas con ellos y que se ha saltado a la torera el Pacto de Toledo con su decisión de congelar las pensiones. "El señor Zapatero se ha cargado un gran pacto de Estado" ha dicho Mariano Rajoy, presidente del PP, en referencia a este pacto que data de 1995.
Pero ha habido acusaciones aún más duras, como la de Rajoy, para quienes Zapatero es "el verdadero problema de la economía española". O el de Rosa Díez, portavoz de UPyD, quien le ha acusado de llevar a España "a la quiebra" no sólo económica, sino también social o el de Díez.
CiU exige adelantar las elecciones
Uno de los momentos más álgidos del debate --a parte de los minutos antes de la votación, cuando la tensión cortaba el aire ya que cualquier error podía cambiar la situación-- ha sido la intervención de Josep Antoni Duran i Lleida. La bancada socialista ha respirado tranquila cuando el portavoz de CiU confirmaba que esta formación se abstendría.
Pero de nuevo se han vuelto a revolver en sus sillones cuando ha escuchado: "El problema señor presidente es usted. Se acabó su etapa. Esto ya no se aguanta más. Su etapa como presidente está finiquitada", dijo Duran i Lleida pidiendo un adelanto electoral pero no ahora. Primero Zapatero "debe hacer los deberes" y llevar a cabo las reformas que necesita el país, como la del mercado laboral y la del sistema financiero.
Duran i Lleida ha justificado que aunque CiU tiene muchos motivos para votar en contra de este decreto, se abstiene por "responsabilidad" y para evitar que "España se convierta en Grecia" y la situación sea aún peor.
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