Zaragoza no olvida a las víctimas del atentado a la casa cuartel 30 años después

  • La explosión abrió un boquete de más de 10 metros y afectó a tres plantas de la casa-cuartel, donde vivían más de 180 personas, unas 40 familias.
La explosión destrozó la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la capital aragonesa (EFE)
La explosión destrozó la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la capital aragonesa (EFE)

Zaragoza no ha olvidado el drama vivido en la madrugada del 11 de diciembre de 1987, cuando ETA colocó un coche bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil de la Avenida Cataluña y segó la vida de once personas (seis de ellas menores), a quienes mañana se volverá a rendir homenaje.

El relato del horror de aquel 11 de diciembre, viernes, comenzó a las 6.10 horas de la madrugada, cuando el comando Argala de ETA aparcó junto a la puerta de la casa-cuartel un coche cargado con 250 kilos de amonal y metralla, que al explotar acabó con la vida de once personas (tres guardias civiles, dos de sus esposas, cinco de sus hijas y el sobrino de otro de ellos) y dejó más de 80 heridos.

La explosión abrió un boquete de más de 10 metros y afectó a tres plantas de la casa-cuartel, donde vivían más de 180 personas, unas 40 familias.

Rescate angustioso

El pánico se desató también en las calles aledañas, tranquilas hasta ese momento de la madrugada, al dispararse a la vez decenas de alarmas, reventarse cientos de ventanas por la onda expansiva y hundirse varios coches bajo los cascotes que caían de algunos de los bloques de viviendas más cercanos al cuartel.

Pero el verdadero horror se descubrió debajo de los cascotes de las tres plantas de la casa cuartel, donde las tareas de rescate de cadáveres y heridos duraron cerca de diez horas y para lo que se necesitó la participación de grúas y excavadoras.

Con las luces del día, se fue descubriendo la magnitud de la tragedia y los muertos empezaron a tener nombre: el sargento José Pino, su esposa Mari Carmen Fernández y la hija de ambos Silvia, de tres años.

Otra familia rota fue la del guardia civil Emilio Capilla, su mujer María Dolores Franco y su hija de 12 años Rocío, y también murieron el cabo primero José Ballarín y su hija Silvia, de 6 años.

Una de las familias más afectadas fue la de las gemelas Mirian y Esther Barrera, de solo tres años, que murieron junto a su tío, de 17 años, Ángel Alcaraz.

El instigador, aún libre

Dos días después, el domingo 13, 250.000 personas se manifestaron en la capital aragonesa para condenar el atentado bajo el lema: "Zaragoza por la paz y contra el terrorismo".

Siete eran los miembros del comando Argala y seis de ellos están en prisión. Se trata de Francisco Múgica Garmendia, José María Aguerri, Henri Parot, Jean Parot, Jacques Esnal y Frederic Haramboure.

Uno de los ideólogos del crimen y también uno de los miembros más sanguinarios de ETA, José Antonio Urrutikoechea, alias "Josu Ternera", está huido de la justicia desde noviembre de 2002, mes en el que tenía que haber precisamente declarado por este atentado. 

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