La OCDE se ha unido a la Comisión Europea para ensombrecer en un solo día de manera coordinada y dramática para los intereses de España las expectativas futuras de nuestra economía. El informe de previsiones globales del organismo que aglutina a las principales economías desarrolladas del planeta estima que la tasa de paro de la economía española se puede disparar a final de año hasta el 25,5% si se produce un rebrote del coronavirus en otoño y que en ausencia de éste llegará en todo caso al 22%, y permanecerá según sus previsiones por encima del 20% hasta el año 2022, desde el 13,9% en que se situaba en el primer trimestre tras una larga 'travesía del desierto' de más de un lustro desde el techo histórico de la tasa de desempleo de cerca del 27% que llegó a registrarse a inicios del año 2013.
La situación se puede tornar particularmente dramática en regiones especialmente dependientes del turismo. Un análisis por regiones realizado por la OCDE estima que la prolongación de la crisis económica derivada del coronavirus podría poner en riesgo hasta el 40% de los puestos de trabajo en Baleares y Canarias, si bien en algunos puntos de Grecia la amenaza alcanza a más de la mitad de los empleados actuales.
el dato
- La crisis de la Covid-19 amenaza hasta el 40% de los puestos de trabajo en Baleares y Canarias, según la OCDE
El demoledor impacto de la crisis sobre el mercado de trabajo arrastrará a la economía española a una situación límite, según el cuadro de previsiones que dibuja la OCDE, que sitúa a España como el país avanzado que de forma más intensa tendrá que recurrir al endeudamiento para superar los efectos de la crisis. Según el organismo, España necesitará pedir a los mercados más de 200.000 millones de euros si se mantiene el escenario actual, pero en un escenario virtual de posible rebrote en otoño, esa cuenta se dispararía hasta los 350.000 millones de euros y superaría en términos relativos a las necesidades de financiación de cualquier otro país avanzado del planeta.
La OCDE prevé en su escenario central una caída de la economía española del 11,1%, muy similar a la previsión del 10,9% difundida este martes por la Comisión Europea y sensiblemente más profunda que el 9,2% que el Gobierno de España mantiene como su previsión oficial, que podría irse hasta el 14,4% en el caso de que hubiera un rebrote en otoño, pero siempre sobre la base de que la economía española sufrirá efectos más duraderos en el tiempo que otras economías desarrolladas. Una perspectiva que ya se ha convertido en el consenso de los analistas.
Para tratar de acelerar lo que se vislumbra como una salida lenta de la crisis, la OCDE rescata una serie de recetas que ya ha recomendado a España en el pasado. Entre ellas, el organismo aconseja a España ir sustituyendo el esfuerzo financiero volcado en los ERTE hacia otra clase de políticas orientadas a facilitar la reinserción laboral de grupos de trabajadores expulsados de los sectores más afectados - hostelería, comercio, ocio... - en sectores con mejores perspectivas de futuro. "A medida que se inicie la recuperación, el uso de programas de reducción de jornada laboral deberá estar más bien orientado a grupos concretos y sustituirse gradualmente por políticas del mercado de trabajo que ayuden a las empresas y a los trabajadores de los sectores más negativamente afectados a reorientarse hacia actividades con mejores perspectivas a medio plazo", dice el informe.
"La recuperación será gradual", advierte la OCDE, cuyas previsiones apuntan a que España cerrará 2021 con un producto interior bruto que supondrá el 95% respecto al que había antes del 'shock' de la Covid-19, que será poco más del 90% si hay rebrote en otoño. El organismo entiende que el contexto de incertidumbre y el importante peso del turismo en el PIB reducirán la velocidad de la recuperación en España. La OCDE no oculta su inquietud por la posibilidad de que la potencia de la crisis en España pueda terminar filtrándose al ya castigado sector financiero doméstico. "El aumento de la incertidumbre y unos efectos más persistentes sobre la solvencia de empresas y hogares podrían restringir la recuperación de la demanda interna más de lo previsto. Esta última también podría magnificar los efectos indirectos en el sector financiero, mediante un aumento significativo de los préstamos morosos", advierte.
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