¿Dónde irá el dinero de Qatar? 4.720 millones sin destino

Nadie en el Gobierno conoce las pautas que van a marcar la inversión prometida por el emir en su visita a España y que puede ser clave para algunos sectores estratégicos y el aprovechamiento del Fondo UE.

El Gobierno ha entrado en un zafarrancho de combate en busca de inversores privados internacionales que inviertan en terreno español al calor de los fondos del Next Generation y con las miras puestas tanto en generar nuevas oportunidades de empleo, como en cubrir el monto total de ayudas a fondo perdido que deben llegar, para abrir paso al flujo de créditos blandos de la segunda tanda. Ese era el marco político que tenía la visita del emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, que sorprendió a todos con el anuncio de 4.720 millones de euros adicionales a sus inversiones en el mercado español y que, pasadas dos semanas del evento, nadie en el Gobierno sabe dónde irán a parar, a qué empresas o en qué sectores. Sólo el hecho de que alguien tan influyente en la economía mundial como el responsable del fondo Qatar Investment Authority (QIA), para el que se estiman unos fondos de más de 450.000 millones de euros, ya es positivo, pero fuentes empresariales advierten que lo sería más saber hacia dónde se va a dirigir una cantidad tan importante de dinero como la adjudicada por el emir, sobre todo si se va a vincular a los Perte en marcha que, en su mayoría, están liderados por grandes empresas de sectores clave de la economía española.

Los datos oficiales de Qatar apuntan a unas inversiones directas en empresas y activos españoles de más 10.000 millones de euros, lo que supone que esa nueva aportación podría aumentar hasta un 50% la presencia del emirato en la economía española y copar una parte importante de muchos proyectos energéticos en plena ebullición, la industria aeroespacial, la nueva apuesta por el negocio de la defensa o cualquier proyecto industrial vinculado a los microchips o la automoción, todos ellos ámbitos en los que España se está jugando su futuro económico de los próximos diez años. Los ‘memorandum of understanding’ (MOU) que se firmaron al día siguiente de la cena en la que el emir anunció su nueva inversión, con varios ministerios y el organismo de apoyo a la internacionalización Cofides, estaban preparados desde mucho antes de conocer esa cantidad y, tal y como aseguran desde la mayor parte de esos ministerios, nadie sabe aún dónde irá a parar el dinero de Qatar ni la fórmula concreta de inversión que se utilizará.

Ese tipo de documentos, además, son declaraciones de buenas intenciones actuar con un objetivo común, sin comprometer jurídicamente a ninguna de las partes, por lo que su alcance no es tenido demasiado en cuenta en el mundo real de las empresas y el M&A. Incluso desde la cúpula más cercana a Pedro Sánchez, que dirigió y preparó todo los actos y reconocimientos que el emir recibió en España, se desconoce la existencia de un avance mayor que pueda indicar hacia dónde van a ir las inversiones adicionales de Qatar, porque no hay un desglose de ese montante más allá de las indicaciones genéricas que se contienen en los MOU firmados.

Un inversor conocido en España

El fondo de inversión catarí es el accionista mayoritario de Iberdrola, en la que tiene un 8,7%, que a precios de mercado puede valer ahora unos 6.400 millones de euros, a los que se añade el 20% de la inmobiliaria Colonial y su participación minoritaria en El Corte Inglés y en Prisa. Pero la segunda gran inversión del emirato en España se produjo en el grupo aérea IAG entre febrero y septiembre de 2020, en dos tandas, hasta acaparar el 25% de la compañía a través de Qatar Airlines, que puede estimarse ahora en un valor de 1.900 millones de euros y que se produjo en una ampliación de capital a la que acudió de la mano de la SEPI. Si a eso le añadimos dos hoteles emblemáticos en Madrid y Barcelona, la Marina de Tarragona y una participación en la Cultural Leonesa, el puzzle de la presencia y la diversidad de las inversiones de Qatar en España configura una de las participaciones foráneas más importantes.

Alguno de los economistas más prominentes de este país aseguraba esta misma semana que la inyección de dinero que llegará desde los fondos europeos será buena, “aunque se haga mal”, pero necesita que haya un apoyo privado a todos los proyectos para cumplir con el componente dinamizador y creador de industria que se ha marcado como objetivo. La apuesta más importante para meter dinero en España en estos momentos son las energías renovables, donde Qatar está ya presente con Iberdrola, pero con opciones en otras entidades o empresas a las que les vendría bien un empuje con dinero cataría, como Elecnor o la propia Abengoa.

Fuentes del mercado ven menos probable que las inversiones se dirijan a sectores clásicos como banca o telecomunicaciones, que en España están bien cubiertos por el momento, pero apuntan a áreas como la tecnología para defensa o los chips como posibles opciones, dos áreas en las que Sánchez y su gabinete se están fajando para que tengan un siento en España. El Perte de los microchips cuenta con 12.000 millones de inversión y está ávido de proyectos para coinvertir, de la misma forma que hay opciones en el caso del vehículo eléctrico y en el hidrógeno verde, tres áreas estratégicas incluidas en las alusiones genéricas de los MPU firmados con Qatar.

El negocio del gas

España ha sido la primera cita de la gira que el emir catarí ha hecho en Europa, a la vista de que puede convertirse en un gran mercado ‘aliado’ para ellos por la necesidad de desconectar a medio plazo con el suministro de gas ruso. El objetivo declarado por las autoridades españolas pasa por aumentar las compras a Qatar, ahora en mínimos, pero que llegaron a ser hace apenas tres años del 10% del total que se compraba fuera, según los datos de Cores. Fuentes cercanas al Gobierno aseguran que en una primera fase se trata de sustituir el gas que se compraba a Rusia (del 10% al 12%) por el suministro de Qatar, a medida que se mantienen los compromisos con Argelia, EEUU y Nigeria, como principales proveedores.

Esa operación de llegada de metaneros procedentes de Qatar a las regasificadoras españolas supone, a precios de mercado, el pago de un montante anual a aquel país muy cercano (de entre 3.000 y 4.000 millones de euros según las estimaciones que se manejan en el sector) a las inversiones que se han comprometido a llegar, aunque en este caso es en varios ejercicios. Tras su visita a España, el emir también visitó Reino Unido y Alemania, dos mercados con los que también cuenta para colocar su gas natural, algo que algunas fuentes técnicas advierten que obligará a ampliar las actuales bolsas que tiene abiertas en el territorio y que puede retrasar un suministro estable y suficiente hasta más allá de 2025.