"La mejor inversión que podemos hacer es en nosotros mismos"

No son buenos tiempos para el optimismo, por eso debemos aprender a encajar la adversidad y a descubrir hasta qué punto podemos cambiar nuestra percepción del entorno. Yolanda Cañizares, experta y 'coach' empresarial desvela en esta entrevista las claves para conectar con uno mismo y con los demás.

Incertidumbre, vulnerabilidad, miedo... ¿quién no ha sentido en primera persona estas sensaciones en los últimos años? ¿Quién ha podido escapar del bombardeo mediático que nos llevó de un virus letal a una amenaza nuclear pasando por la actual crisis económica sin olvidar el actual estado de emergencia climática? No es posible cambiar los hechos, pero sí la forma en que nos enfrentamos a ellos y, por eso, el entrenamiento de la gestión emocional se convierte en una valiosa herramienta.

Así, en vez de huir de esta adversa realidad, es posible reaccionar ante ella, a través del autoconocimiento y la reconfiguración de nuestro sistema de valores. Así lo explica la experta y 'coach' Yolanda Cañizares, que lleva quince años acompañando a las personas en su crecimiento y descubriéndoles el gran potencial de sus capacidades.

Ya no nos choca el concepto de inteligencia emocional, ¿han sido estos tiempos de crisis los que nos han hecho darnos cuenta de la importancia de mirar hacia adentro?

El miedo nos desempodera y nos vuelve dependientes. Por eso, hay personas que quieren recuperar su estabilidad y otras que se han concienciado, en este tiempo, de que la mejor inversión que pueden realizar es en ellos mismos, así es que llegan más conscientes y decididos a entrenar sus emociones.

¿El entrenamiento emocional nos hace ser mejor personas? ¿Por qué?

Los conceptos mejor y peor son subjetivos y difieren en cada uno de nosotros. Me gusta más hablar de cómo la gestión emocional aumenta nuestra capacidad para afrontar las situaciones cotidianas. Entrenar nuestras emociones nos enseña a construir nuestra propia validación de lo que nos rodea. Si lo piensas, la mayor parte de los problemas que tenemos con otras personas tienen que ver con quién valida o quién no valida a quién… Sostenernos a nosotros mismos nos permite flexibilizar nuestra forma de ver las situaciones, adaptar nuestras respuestas para que sean más útiles, nos hace sentirnos más solventes y seguros en nuestras decisiones, rebaja la tensión relacional con otros… en definitiva, el entrenamiento en gestión emocional nos ofrece altas cuotas de satisfacción vital.

¿Podría poner un ejemplo de gestión emocional?

Sí, claro, según nuestros patrones de conducta, debemos evitar el malhumor, que se encontraría en el lado oscuro de ese sistema binario del bien y el mal en el que hemos organizado nuestra cabeza. Esa energía que taponamos hace que, posteriormente, somaticemos esa sensación de manera negativa.

Yolanda Cañizares, experta en entrenamiento emocional y 'coach' empresarial.
Yolanda Cañizares, experta en entrenamiento emocional y 'coach' empresarial.

¿Es más conveniente, entonces, dar un puñetazo en la mesa?

La cuestión es que en cada situación que vivas tengas la opción de preguntarte qué quieres conseguir y, en función de lo que sea, puedas elegir la respuesta más óptima para conseguirlo. Hemos sido enseñados directamente en las respuestas que debemos dar o la conducta que debemos mostrar, en función de parámetros binarios como el bien y mal. Así, si un día te apetece hacer o decir algo que no cae en el lado aprobado del sistema binario, el autojuicio nos produce daño. El entrenamiento emocional nos permite identificar esa configuración aprendida, diseñar otras configuraciones más adaptadas al momento presente y soltar el sistema binario de comparación y juicio, para aceptarnos en la totalidad que somos, porque solo así podremos decidir y responsabilizarnos de los resultados.

¿Cómo se entrenan las emociones?

A través de competencias que se recogen en los distintos modelos de gestión emocional que surgieron en la década de los noventa. Yo me he formado en el modelo Salovey-Mayer-Carusso, pionero en este ámbito, para minimizar la resistencia de la inteligencia racional mediante el trabajo en el aula, recreando vivencias reales para descubrir opciones y recursos que nos sean más útiles.

¿Desde cuándo se dedica profesionalmente a esta disciplina?

Llevo entrenando desde 1994 y dedicándome a esto profesionalmente desde 2007. Cuando me encontré con la inteligencia emocional, descubrí un lenguaje para relacionarme con el mundo, me abrió una dimensión nueva de la vida, basada en vivir desde mí y no vivir hacia los demás. Y fue tan poderoso, que me pareció muy injusto que no se nos enseñara desde la infancia. Así es que, llena de agradecimiento, decidí devolver aquello que me había sido dado. Por eso cambié de profesión: para poder acompañar a todo aquel que quiera a descubrir que las personas somos enormes, infinitas, grandísimas… y que vivir desde el manejo de nosotros mismos es el mejor regalo que nos podemos hacer.

¿Y cómo descubrió que las respuestas que buscaba estaban en el entrenamiento emocional?

Yo vivía completamente inconsciente y ajena a mí misma, subida a la ola de mi desarrollo profesional en el ámbito del márquetin en una multinacional, cuando mi madre falleció. Aquello me dejó descolocada, con mis 24 años, hasta el punto que ese trabajo que sentía que me gustaba, me llenaba y me motivaba, a pesar del estrés que me generaba, pasó a no tener sentido para mí, por lo que comencé a buscar qué más había en la vida. Así comencé a buscar, a investigar... son muchas las disciplinas que nos ayudan a conocernos mejor, pero el entrenamiento emocional me facilitó un lenguaje para conectar con el mundo.

El entrenamiento emocional, clave para el autococimiento y la potenciación de capacidades.
El entrenamiento emocional, clave para el autococimiento y la potenciación de capacidades.
Adobe Stock

¿En cuánto tiempo se ven los resultados de este entrenamiento?

Nuestra capacidad es tan grande, tan infinita, que podemos estar entrenando toda la vida y seguir descubriendo nuevos aspectos para enamorarnos cada vez más de nosotros mismos. No es cuestión de 'cantidad' de entrenamiento, sino de 'intención' a la hora de ponerse a ello. Te diría que si alguien entrena con una intención firme de capacitarse va a tener resultados desde el primer día. Me gusta hacer la comparación con el entrenamiento físico. Hay muchos músculos que entrenar, así es que en función del deporte que practique, desarrollaré más unos que otros. Algunos músculos son muy rápidos de despertar y movilizar, y otros nos cuesta mucho más. Nuestra configuración emocional y su reprogramación tiene cierto paralelismo con esos músculos… en función del punto de partida, de lo fuerte y consciente que sea la decisión de entrenar, del compromiso de regularidad… tendremos resultados más o menos pronto.

¿Qué es lo que quieren corregir o mejorar aquellas personas que acuden a sus sesiones?

Mi ámbito de trabajo está focalizado en el mundo empresarial sobre todo. Resulta que nos esforzamos mucho para adquirir conocimientos, pero dejamos a la suerte el desarrollo de las habilidades necesarias para convertirse en una persona segura, estable, con pensamiento crítico, solvente en la toma de decisión, con energía vital y motivación, abierto y consciente a convivir y trabajar con otros, gestionando complejidad, personas y subjetividades, con capacidad de comunicar e influir, con resiliencia para que cada día se renueve la capacidad…

De este modo, parece fácil concluir que la gestión emocional debería aprenderse desde la infancia, ¿no es así?

Nunca nos han enseñado a mirar hacia adentro y mi ilusión sería trasladar mis sesiones al ámbito educativo. Uso mucho en clase la metáfora de la tecnología: hoy en día parece impensable que desconozcamos –e incluso tratemos mal– al ordenador que nos permite gestionar nuestro trabajo, hasta el punto que ya enseñamos a los niños a ser digitales desde la infancia. Sin embargo, la tecnología más potente que tenemos, que somos nosotros mismos, nos es ajena y parece no preocuparnos demasiado… Eso sí, queremos sacarle el mejor rendimiento.

¿Podríamos llegar a ser lo que nosotros quisiéramos?

Las personas que deciden entrenar emocionalmente aprenden a manejar sus propios recursos para elaborar y diseñar la versión de uno mismo que quieran en cada momento. Para ello necesitamos primero revisar y reestablecer los parámetros de relación con nosotros mismos, para luego poder generar y crear relaciones constructivas con otros.

Esta entrevista pertenece a la serie de artículos #enpositivo, un proyecto que publicamos en Lainformación con el objetivo de animar al lector a descubrir noticias diferentes, humanas, inspiradoras y, sobre todo, positivas y que desarrollamos gracias al apoyo de Cepsa.

REALIZADO POR BLUEMEDIA STUDIO
Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.