Inteligencia Artificial, de la teoría a la práctica

   

Desde la IA teórica formulada hace aproximadamente 30 años hasta su aplicación actual ha habido que dar respuesta a múltiples preguntas para seguir avanzando en su evolución. Precisamente ahora nos encontramos ante una nueva pregunta clave, cuya respuesta permitirá dar el siguiente paso en la IA. ¿Cómo llevar la investigación académica al mundo real para conectar lo digital y lo físico?

La IA que se utiliza hoy en día se basa en tecnologías computacionales y estadísticas que tratan de imitar de la mejor manera posible la inteligencia humana. Y, más allá de lo que vemos en las películas, la IA está ya muy presente en nuestro día a día, tanto en el ámbito personal como en el empresarial. De hecho, según el Estudio de Tendencias Mundiales de la consultora TCS, el 84% de las empresas en todo el mundo considera que la IA es un factor clave de competitividad.

Una evidencia de ello es, por ejemplo, el servicio de Inteligencia Empresarial (EI) en Huawei Cloud, que permita a las empresas mejorar y optimizar sus sistemas de procesamiento de datos ayudando a convertirlas en data driven, a la vez que se mejoran sus sistemas de almacenamiento. Todo ello ha hecho posible, por ejemplo, que empleados que trabajan en labores de recolección reduzcan la distancia recorrida durante su actividad de 30.000 a 20.000 pasos, aumentando la eficiencia en torno a un 30 %.

El 84% de las empresas en todo el mundo considera que la Inteligencia Artificial es un factor clave de competitividad.

Pero queda mucho por hacer en este campo. Después de que la IA, en una primera fase, madurase y comenzase a alcanzar objetivos, superando el nivel medio humano en múltiples campos, vendrá una segunda fase en la que las empresas utilizarán la IA como recurso necesario; como es el caso del combustible o la electricidad. En una tercera fase, la IA general impactará directamente en la vida cotidiana, y se parecerá más a lo que imaginamos a partir de la ciencia ficción. En estos momentos, la IA se encuentra en tránsito entre la primera y segunda fase, y son muchas las empresas que se preguntan cómo aplicar y adaptar esa tecnología para satisfacer sus necesidades y las de sus clientes.

Lo que es evidente es que gracias a la aplicación de las tecnologías de Cloud Computing y Big Data, en los últimos años la IA se ha desarrollado rápidamente apoyándose en la inminente llegada de las redes 5G y la entrada en un mundo hiperconectado. Según el artículo Growing the Artificial Intelligence Industry in the UK publicado por el Gobierno Británico, en 2030 la IA contribuirá con alrededor de 15,7 billones de dólares a la economía mundial. De esta cifra, aproximadamente, 6,6 billones de dólares procederían del aumento de la productividad y 9,1 billones de dólares de los efectos del consumo.

La IA permite analizar hábitos de compra; influye en la dirección estratégica mediante la extracción de datos sobre tendencias; o ayuda a identificar y rastrear el inventario de manera precisa y eficiente… Queda patente, por tanto, que las facilidades que aporta y que aportará son prometedoras. Pero, además, está ayudando a las empresas a mejorar sus niveles de rendimiento y los coeficientes de seguridad de la producción, Por ejemplo, la aplicación de funciones como el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) de la plataforma Huawei Cloud permite digitalizar, reconocer y catalogar automáticamente las facturas de los empleados y ahorrar así costes laborales y mejorar la eficiencia.

Los datos, clave para la Inteligencia Artificial 

La Inteligencia Artificial será utilizada en todos los campos y sectores como la medicina, la energía, el transporte, la educación, la investigación científica o en sistemas logísticos. Áreas como la gestión de clientes, marketing o ventas son las que están aprovechando con mayor fuerza estas aplicaciones iniciales de IA como la creación de modelos de simulación o propensión a compra, así como la personalización del proceso de compra mediante tecnologías de Machine Learning.

Pero no podemos entender la IA sin hablar de la importancia de los datos y su valor como un activo estratégico. Con la IA y la generación y gestión masiva de información entramos de lleno en la cuarta revolución industrial. Sólo podemos extraer conocimiento y valor de los datos a través de las tecnologías de Big Data y aplicando técnicas de IA, ya que los métodos tradicionales no pueden procesar los volúmenes de datos tan elevados y sobre todo tan variados, generados a gran velocidad, en tiempo real y en cualquier momento y lugar.

A todo ello se suma que las aplicaciones de IA permiten también aumentar la eficiencia y el bienestar social y promover la protección del medio ambiente. Por ejemplo, la aplicación de una solución de calefacción inteligente que utilice una tecnología de aprendizaje de refuerzo, puede generar una reducción de hasta el 10% en el consumo de combustible.

Oficinas de Huawei en Madrid
Oficinas de Huawei en Madrid
Huawei

Un mundo de oportunidades

Las empresas utilizan la IA para completar su transformación, mejorar su competitividad de la industria y aprovechar las oportunidades que les ofrece en diferentes aspectos. Esta tecnología puede dar respuesta a problemas de distintas industrias tradicionales y especializadas. Algo que se ha visto en los últimos años en la "agricultura inteligente" y que podrá verse próximamente en otras áreas como la ingeniería, el comercio minorista, el transporte o el servicio público.

Actualmente, la Inteligencia Artificial se está popularizando en el ámbito empresarial. Antes, las empresas que querían utilizarla tenían que entender la tecnología e invertir en equipo. Pero ahora la situación ha cambiado, ya que son los proveedores de servicios de computación en la nube los que están promoviendo la transformación y aplicación de la IA, convirtiéndola en un servicio, facilitando su adopción y uso en cualquier parte del mundo y en tiempo real.

Esta tecnología es una potente herramienta con la capacidad de promover el desarrollo y abrir grandes oportunidades. Y las empresas deben aprender a dominarla para sacar todo su potencial. Usar de forma cotidiana la IA se convertirá en una de las principales tendencias recurrentes para la evolución de los futuros ecosistemas en este campo. Sólo así, la Inteligencia Artificial impulsará verdaderamente el desarrollo industrial mundial y ayudará a las empresas a lograr un crecimiento a largo plazo, respetuoso con el medio ambiente y rentable.