Tinieblas en lo cripto: cuando Bankman-Fried (FTX) pasó de héroe a villano

Un día era ultra-millonario con más de 25.000 millones de patrimonio acreditado y, de repente, toda esa fortuna se vino abajo. También la reputación, que lo transforma de salvador y admirado gurú al paria y malo de la película. Es lo que le ha sucedido esta semana a Sam Bankman-Fried, promotor y principal accionista de la plataforma FTX. Era el niño bonito del Bitcoin y los tokens que se codeaba en conferencias con exjefes de gobierno, fortunas Forbes y los inversores más grandes del mundo como Softbank, Sequoia o Blackrock.

Fue un héroe para muchos hace solo unos meses con los rescates de fondos y otras empresas cripto (Voyager, Blockfi...) en problemas tras el estallido del caso Terra-Luna. Daba lecciones de gobernanza y presumía de la rentabilidad de su proyecto empresarial que se dedicaba a ser una mezcla de casa de cambio de divisas y una bolsa de valores tokenizados. Todo ello sin tener que rendir cuentas. Por eso cuando mejor le iban las cosas cometió uno de los pecados capitales en el mundo financiero: la malversación de fondos.

El colapso de FTX se ha producido por una crisis de liquidez y el pánico bancario de una masa de clientes intentando retirar su dinero a la vez porque sospechaban que algo no marchaba bien. ¿Qué había hecho Bankman esta vez? El rumor llevaba corriendo algunas semanas hasta que el gurú de Binance, Changpeng Zhao, lo hizo público en su red social. Las inversiones asociadas a Alameda Research, un vehículo de inversión ligado a FTX, afrontaban graves pérdidas por la caída del FTT, el token de la plataforma, que usaba como garantía para invertir y endeudarse. Además, según Reuters, Bankman transfirió 4.000 millones de dólares del dinero de clientes para respaldar sus actividades.

El agujero se estima en más de 8.000 millones de dólares y trascendió después de que Binance presentase una oferta de compra condicionada a ver los libros contables. La plataforma de Zhao, la más relevante en el sector, alegó riesgos regulatorios y las investigaciones de distintas agencias federales del Gobierno de EEUU como la causa principal de su retirada a las pocas horas de analizar la operación. El jueves, el regulador de Bahamas, donde tiene su sede la empresa de Bankman, anunciaba la congelación de los activos de FTX bajo su jurisdicción y destituyó a los administradores de la empresa.

Tormenta y represión regulatoria

El efecto dominó no tardó en activarse sobre otras criptomonedas. Tether, la moneda estable más grande anclada al dólar, anunció una medida sin precedentes al intervenir tokens por valor de 46 millones de dólares que eran propiedad de FTX. Desde EEUU a Japón, Bahamas y otras jurisdicciones, la tormenta regulatoria se ha intensificado en un sector no regulado y descentralizado que ha atrapado a miles de inversores. “La Comisión está al tanto de declaraciones públicas que sugieren que los activos de los clientes fueron mal manejados y/o mal administrados. Cualquier acción de este tipo habría sido contraria al gobierno normal, sin el consentimiento del cliente y potencialmente ilegal”, señaló el supervisor donde tenía sede la empresa y que ha reaccionado con inusual rapidez.

Por su parte, el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), Gary Gensler, fue tajante en la llamada a la acción pese a que en teoría no tiene competencias sobre los criptoactivos pero sí sobre las empresas de inversión que operan con ellos fuera del radar de los mercados tradicionales. "Las plataformas de negociación (exchanges) han sido advertidas. Cuando se mezclan un montón de dinero de los clientes, la falta de divulgación y el apalancamiento, pidiendo préstamos contra ese dinero, los inversores salen perjudicados", dijo Gensler en una entrevista con la cadena de televisión CNBC.

El jefe del supervisor de Wall Street volvió a alertar de la elevada interconexión de las criptomonedas, con pocos jugadores concentrando casi toda la actividad y moviéndose con extrema opacidad como ha demostrado el caso de Bankman. Para muchos en el sector de las criptomonedas, el dueño de FTX es el nuevo paria a evitar porque ha traicionado su propio discurso cuando advertía de la mala praxis de otras criptoempresas pero sobre todo la misión de fomentar las finanzas descentralizadas (DeFi). En Japón, el supervisor prohibió a la filial en ese país que recibiera fondos de clientes y suspendió la licencia para sus actividades de pagos en el país que le concedió hace cinco años.

El daño reputacional está hecho pero puede ir a más si no se rescata la compañía. Algunos de sus grandes accionistas como Blackrock, Softbank o Sequoia han procedido a provisionar como pérdida total su inversión de cientos de millones de dólares en FTX, cuyo 100% se valoró en enero de este año en 32.000 millones de dólares tras la incorporación de estas firmas a su capital. Clientes de FTX como Genesis aseguraba tener atrapados cerca de 175 millones de dólares, mientras que Blockfi tuvo que cerrar sus operaciones. Solana, otra cripto que estaba en órbita de Bankman, ha perdido la mitad de su valor esta semana.

Según la prensa especializada, Justin Sun, el fundador del token Tron, de la plataforma OKX y vinculado también a la moneda estable Tether, estaba trabajando a contrarreloj para orquestar un rescate de FTX al que los expertos dan muy pocas posibilidades debido a que seguirá aflorando riesgos de un alcance difícil de prever. Solo en 7 días, el mercado cripto en su conjunto ha perdido 228.000 millones de dólares de capitalización bursátil, es decir, el resultado de multiplicar el precio de una criptomoneda por el número de tokens emitidos. Desde los máximos de 2021, la pérdida se eleva por encima de los 2,1 billones de dólares, dos tercios de esa cifra protagonizados por Bitcoin y Ethereum.