A pluma, pollo al'ast, la apuesta de Eugeni de Diego, un ex de El Bulli

  • Un producto de calidad, un ticket medio muy comedido, y el fenómeno de la comida para llevar que cada vez tiene más tirón.
Un pollo iniguanable.
Un pollo iniguanable.
Un pollo iniguanable.
Un pollo iniguanable en A Pluma.

En la primera mitad del pasado Siglo XX el pollo era un alimento de auténtico lujo, tal vez incluso más de lo que puede ser hoy el caviar. Muy pocas familias podían permitirse comer pollo, hasta que el desarrollismo de los primeros años 50 y 60 comenzó a industrializar la producción. Hace décadas era frecuente ver en los pueblos y barrios de algunas ciudades asadores de pollo para llevar y comer en casa, sobre todo, los domingos. También han desaparecido. Hace seis meses, Eugeni de Diego, un ex de El Bulli y discípulo de Ferrán Adrià, decidió abrir A Pluma, un asador de pollos, en Barcelona.

Las modas van y vuelven, aparecen y desaparecen; hasta que un buen día llega alguien que reinventa el negocio y se pone de moda de nuevo. Este es el caso de Eugeni de Diego, un cocinero que trabajó varios años en El Bulli y que ha sorprendido a propios y extraños montando un pequeño local cuyo concepto, absolutamente alejado de la alta cocina, está arrasando en el barrio. ¿Las claves de su éxito? Un producto de calidad, un ticket medio muy comedido, y el fenómeno de la comida para llevar que cada vez tiene más tirón y se ha convertido en toda una industria.

Lejos por tanto de las técnicas depuradas, de un estilo de cocina de vanguardia, de esferificaciones, hidrógenos y trampantojos, en A Pluma toda la cocina gira en torno a un sólo producto, el pollo al ast. Para ello, sólo utiliza un pollo con denominación de origen de Cataluña alimentado con grano natural y que elaboran en uno de los pocos hornos josper al carbón donde poder asar pollos que existen en nuestro país. Un horno al carbón donde el pollo se asa lentamente y por igual durante hora y media a 150 grados. El jugo, un marinado de tomillo, romero, limón y ajo; se va depositando en las bandejas del horno.

De Diego hace pollos pero impecables. El sabor particular y sumamente atractivo del ahumado que da el horno al carbón del Josper, y el acompañamiento de salsa como currys o moles que prenden la chispa necesaria en el plato, se complementa con una carta muy reducida de platos entorno del pollo. Ensalada de tomate fresca, patatas asadas muy ricas para acompañar el pollo. Unas croquetas del mismo producto como entrada y un canelón muy fino de pollo; completan la carta, sencilla, pero rica y bien hecha de este pequeño local de apenas 25 sillas dispuestas frente al horno.

Un primer local en el que Eugení invirtió sus ahorros junto a su socio Josep Moragas y cuyo éxito inicial les ha hecho plantearse la apertura de más locales por la ciudad. Un concepto que funciona a diario, pero que los fines de semana, como ocurría antiguamente, se dispara, pudiendo un domingo al mediodía facturar tanto como en todo el resto de la semana. El hecho de que sean locales muy medidos en los que las necesidades de personal son mínimas, permiten que con un ticket medio muy atractivo, sea un negocio rentable. Un ejemplo más de como se pueden reinventar con éxito conceptos que parecían agotados.

Mostrar comentarios