Báñate en las piscinas del desierto de Brasil que aparecen tres meses al año

  • El Parque Nacional de los Lençois Maranhensens alberga unas joyas de la naturaleza que se forman con el agua de la lluvia.
Fotografía de los Lençóis Maranhenses en Brasil.
Fotografía de los Lençóis Maranhenses en Brasil.
Wikimedia Commons.
Fotografía de los Lençóis Maranhenses en Brasil.
Los Lençóis Maranhenses en Brasil. / Wikimedia Commons.

Cada año, el paraíso se convierte en realidad en Brasil. No hablamos ni de la playa de Copacabana ni del Cristo Redentor, sino un desierto que durante tres meses al año alberga unas piscinas naturales únicas en el mundo.

Se trata del Parque Nacional de los Lençois Maranhensens. La arena de sus dunas recolecta agua de la lluvia de enero a junio y cuando llega julio...  estas dunas se convierten en piscinas naturales llenas de agua cristalina.

Este paraje se erige como una unidad de conservación brasileña de protección integral de la naturaleza ubicada en la región nordeste del estado de Maranhão.

Su extensión es de 156.584 hectáreas y su clima seco subhúmedo propicia una temperatura media anual de 26ºC perfecta para las visitas de los turistas.

Fotografía del Parque de los Lençóis Maranhenses.
El Parque de los Lençóis Maranhenses. / Wikimedia Commons.

 Eso sí, hay que elegir la época adecuada del año para ir. De julio a septiembre aproximadamente, las piscinas se hacen visibles como si fuese un mandato de la naturaleza. 

El agua de las mismas puede alcanzar los 30ºC, lo que las convierte en un enclave perfecto para un baño plácido, aunque habrá que tener cuidado con las especies marinas que se pueden encontrar.

Cuando se forman, peces carnívoros que habitan bajo la arena pasan al agua, así como otros peces que llegan a las lagunas vía el caudal de otros ríos.

Fotografía del Parque de los Lençóis Maranhenses.
El Parque de los Lençóis Maranhenses. / Wikimedia Commons.

Ir con un guía experimentado

El parque recomienda realizar la visita solo con un experimentado guía de la zona, ya que su extensión es enorme y es muy fácil perderse a través de sus dunas.

Lo mejor es alquilar uno de las rutas en jeep, aunque también se puede llegar en coche particular o caravana partiendo de la capital del estado, San Luis, que se encuentra a 250 kilómetros, con un recorrido de una duración aproximada de tres horas. El autobús, que tarda un poco más, es otra opción y deja a los visitantes en las puertas de Barreirinhas.

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