Becook, un bistro en León que merece y mucho la pena visitar y degustar

  • León es una ciudad que pese a su tamaño ha evolucionado su gastronomía. Varios  locales ofrecen una cocina desenfada, bien resuelta y muy rica.
Becook.
Becook.
Becook.
Becook.

León es una pequeña ciudad del noroeste de España que, a priori parece no destacar por nada en especial pero al mismo tiempo tiene un sinfín de motivos para hacerlo. Desde su catedral con uno de los rosetones más impresionantes del gótico español, a un interesante Museo de Arte Contemporáneo. Desde San Isidoro donde yace parte de nuestra historia, a la leyenda documentada de que aquí se custodia el auténtico Santo Grial. Desde el Húmedo, uno de los barrios más animados que pueda imaginar, a una rica gastronómica que han dinamizado desde un puñado de restaurantes entre los que se encuentra Becook.

Si Cocinandos ha sacado a León del ostracismo, colocando la estrella Michelin en su fachada, Clandestino aporta frescura y desparpajo desde su cocina. Si ni MU ha dotado a la ciudad con un restaurante que, por su carta y terraza, triunfaría en cualquier gran capital; Casa Mando le ha dado solidez a una cocina más tradicional, pero muy bien hecha y servida en un ambiente muy acogedor. Becook, por el contrario, no tiene la sala de la que gozan estos dos últimos, ni la cualificación técnica del único restaurante con estrella de la ciudad, ni despliega el alarde de platos de un Clandestino; pero sí que reúne un poco de todos ellos, en una fórmula muy atractiva.

Dos jóvenes cocineros, leoneses para mas señas, David García Guerra y Mario Gómez Soria, volvieron a su ciudad natal tras adquirir el bagaje necesario en Madrid y Bilbao. Volvieron para inaugurar su propio restaurante, Becook. Un establecimiento ubicado en los lindes de la antigua muralla, justo donde la ciudad vieja pierde su encanto y personalidad, para dar paso a barrios más anodinos. La sala, pequeña, sin muchas pretensiones, decorada con sartenes y algún aparato de radio antiguo, luce luminoso gracias a un gran ventanal en la parte de atrás del local.

La cocina de Becook tiene una tremenda relación calidad precio, no sólo comparativamente con sus iguales de León, sino que pocos locales en España le harían frente. Una comida de cinco platos a base de medias raciones para compartir y un par de copas de vino, puede no llegar a 15€/persona. Pero a Becook, no se va por el precio, sino porque su cocina, es fresca, rica y está bien hecha. Se reconocen pocos fallos, o mejor dicho, hay pocas cosas que mejorar en una comanda de la longitud citada y sobre todo si tienen en cuenta el precio que se paga al final de la experiencia.

Así, uno de sus platos característicos y del que hacen bandera, desde sus orígenes, el ‘guevo’ rebozado en panko, es más que notable por su juego de texturas, crujiente por fuera y casi líquido por dentro; aunque le falta un poco de chispa. Se acompaña de un rico ‘ketchup’ de pimiento. La brandada de bacalao, de notable alto. De nuevo el juego de texturas y temperaturas, y este sí, con un punto de picante que anima el plato. Las vieiras crudas con perlas de limón, alga wakame que le da un tono dulce y el ligero picante del curry verde. El mollete de vaca, delicioso, además se agradece que no hayan empleado el insípido bao.

Las croquetas, ese día tocaban de morcilla, con un punto de membrillo, sobresalientes por dentro. Sabor dulce primero y profundo a morcilla después. Mejoraría si el rebozado tuviera el crujiente del panko con que rebozan el ‘guevo’. El roastbeef de vaca, marcado a la plancha para acabarlo al horno. Se sirve cortado en carpaccio fino con una salsa de mostaza y miel. La pieza de ibérico elaborada durante 12 horas, se deshace en la boca. La carta de vinos es tan desenfadada como su cocina. Etiquetas de bodegas jóvenes en su mayoría, pero con muy buenos vinos, algunos de los cuales se pueden tomar por copas.

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