Comillas un verano de buena cocina y surf en la playa del Pájaro amarillo

  • La relación de Cantabria y el mar va mucho más allá del folclore y las canciones que relacionan esta tierra, de modo incluso afectiva, con el mar.
Un plato a degustar en la Aldea, en Comillas.
Un plato a degustar en la Aldea, en Comillas.
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Un plato a degustar en la Aldea, en Comillas.
Un plato a degustar en la Aldea, en Comillas. / Facebook Comillas

La relación de Cantabria y el mar va mucho más allá del folclore y las canciones que relacionan esta tierra, de modo incluso afectiva, con el mar, con el que comparte más de doscientos kilómetros de costa. En ella se mezclan e intercambian acantilados y playas de arena blanca. La mayor parte de los arenales de la región se despliegan a mar abierto lo que propicia olas de suficiente tamaño como para que cada día sean más los aficionados que aparecen en la playa con sus tablas de tres quillas. Oyambre es una playa salvaje y bella, gracias a El Parque Natural que protege toda la zona y mantiene el paisaje inalterado, tal y como era hace un siglo.

Concretamente en 1914 cuando la aviación daba sus primeros pasos y apenas habían pasado cuatro años desde que Charles Lindberg había cruzado el Atlántico en el primer vuelo transoceánico. Después, la mayor parte de sus imitadores fallecían intentando emularlo. Francia prohibió los vuelos. Sin embargo, un millonario francés, desafío a todos tratando de volar desde New York a París. Medidas todas las variables de peso y vientos, con el combustible justo para llegar a Europa despegaron sin darse cuenta que se había colado el primer polizón de la historia. Tras 29 horas de vuelo y por el peso inesperado del polizón, El Pájaro Amarillo tuvo que aterrizar en la playa de Oyambre.

La playa de Oyambre y concretamente el arenal en el que aterrizó aquel pájaro amarillo ofrece sus mejores olas a los vecinos de Comillas cuando en el resto de las playas cercanas, el mar se hace plano. Comillas es una villa señorial y aristocrática que en sus orígenes no era más que el arenal en el que los balleneros despedazaban las piezas cobradas al mar. Hoy sin embargo y gracias a la influencia del Marqués de Comillas, uno de los hombres más ricos de su época, Gaudi diseñó y firmó El Capricho, una de sus escasas obras fuera de Cataluña. Desde entonces, Comillas acoge un veraneo de polo y gersey de pico que surfea en El Pájaro Amarillo.

A Comillas un año tras otro, llegan veraneantes de toda la vida, familias que han mamado las nubes y las lloviznas propias del norte, los vinos y las rabas en la Plaza del Corro, las misas de los domingos en su iglesia románica y los baños de ola en sus playas. Tradición y raíces que han mantenido una cocina de siempre, rica, de producto y casera. El Mirador de Trasvía en el que ejercen las tres hermanas Rodríguez Lon es uno de los destinos que garantizan una cocina sobresaliente. Excelente el cocido montañés, el puding de cabracho y el jargo al horno con patatas panaderas.

La Aldea, un pequeño establecimiento en el propio Comillas es otro lugar donde se come bien siempre. Su cocido montañés es también de los mejores de la zona. Las zamburiñas, muy ricas. Las carrilleras es un guiso más que notable. El pescado que suelen pescar expresamente para ellos es de primera. Los chipirones en su tinta, blandos y muy buenos.

Por último, El Remedio en Ruilobuca, una población cercana, junto a una ermita y con una cocina de muchos quilates, es la referencia de la zona. La cebolla rellena de lechazo es sobresaliente y el cerdo glaseado con grosellas y judías es excepcional.

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