Cuando los adolescentes cambian el deporte

  • Los adolescentes no solo son grandes consumidores de espectáculos deportivos. Devoran con avidez las novedades, fuerzan a los ayuntamientos a abrir áreas de juego urbanas y hasta obligan a los Juegos Olímpicos a reformarse para no quedar anticuados.

Todo va muy rápido cuando se tienen entre 14 y 18 años. Las técnicas, la tecnología o los campeones son tremendamente efímeros.

Paladín del esquí freestile de los años 90, el campeón olímpico de baches de Albertville-92 Edgar Grospiron lo sufrió hace poco en sus propias carnes. "Estaba esquiando en Alpe d'Huez, cuando dos jóvenes se me acercaron y me preguntaron: '¿Es usted Edgar Grospiron?'. Cuando les respondí que sí, el chaval de unos 13 años se volvió a su compañero y exclamó: '¡Oh! Es el tío que enseñó a esquiar a Candide Thovex!"

Thovex, fue una estrella del esquí freeride y freestile en los años 2000, famoso por sus vídeos de saltos XXL con su cámara incorporada, que desbancó a Grospiron. A los 33 años, él también ha sido superado por una nueva generación de 'riders'.

La evolución de las técnicas y modalidades es parecida. "El freestile empezó con el esquí de baches en Estados Unidos. Después, de las bañeras se pasó a un tubo e inventamos el pipe, que también se ha incluido como modalidad olímpica. Ahora los jóvenes inventarán otra cosa, porque las nuevas disciplinas son demasiado encorsetadas para ellos", analiza Grospiron.

Hoy día, lo que está de moda es el 'speedriding', una mezcla entre esquí y parapente.

Aunque las transformaciones son muy visibles en deportes de deslizamiento como el esquí o el surf, esta renovación permanente impuesta por deportistas en permanente búsqueda de lo inédito también afecta a los deportes urbanos.

Creado en los años 1990 por un grupo de adolescentes parisinos liderados por David Belle, el Parkour tiene ya una Federación Internacional y grandes centros para su práctica exclusiva, abiertos por los ayuntamientos de las ciudades más grandes del mundo, de Tokio a Los Ángeles pasando por París.

Como ya ocurrió con el skateboarding cuando surgieron sus skateparks oficiales y su federación, hay un gran número de puristas que aman su independencia.

"Una actividad sigue un ciclo de vida. De la práctica alternativa hasta la puesta en marcha de la competición, tal vez olímpica, o bien su desaparición", explica André Suchet, profesor de educación física en la Universidad de Burdeos (suroeste de Francia). Por ejemplo, el monoesquí que estaba muy de moda antes de la irrupción del snowboard, ahora casi ha desaparecido.

Presionadas por sus patrocinadores y los medios de comunicación, la instituciones deportivas, federaciones y comités olímpicos han sabido ver la necesidad de integrar estos deportes recién nacidos o transformados que tanto gustan a los adolescentes, para crear una nueva audiencia o aumentar el número de licencias.

Tras el éxito de los X-Games, creados a principios de los años 90, el programa de los Juegos Olímpicos de invierno le hizo un hueco a las nuevas modalidades de esquí y snowboard.

Destaca, el slopestyle, en el que el objetivo es hacer la mayor cantidad piruetas en una pista equipada con barandillas y rampas heladas.

En esta disciplina, joven como ninguna, las estrellas también lo son y los niños plantan cara a los vigentes campeones, unos 'viejos' de 18 a 20 años. Entre la nueva generación, destacan la estonia Kelly Sildaru, de 13 años, que ganó los últimos X-Games, y la francesa Tess Ledeux, de 14.

El programa de los Juegos Olímpicos de verano también se ha adaptado. Se han incluido el voley-playa y el BMX, mientras que el surf, el skateboarding, la escalada y el roller derby ya están llamando a la puerta.

Desde 2010, el Comité Olímpico Internacional (COI) organiza también los Juegos Olímpicos de la Juventud, reservado a deportistas de entre 14 y 18 años, y en el que se prueban nuevas disciplinas como el esquí cross, el bobsleigh monoplaza o el básquetbol de 3 contra 3.

"Lo importante para el deporte es que interese a las nuevas generaciones para que haya nuevos atletas que engrosen la base de la pirámide. Eso atañe a las reglas de juego, al formato y a la presentación: la música y la iluminación", apunta Christophe Dubi, el (joven) director de los Juegos Olímpicos en el COI.

Un ejemplo de los tiempos actuales es que de los cinco deportes candidatos a entrar en los Juegos Olímpicos de verano, tres -el surf, la escalada y el roller - son disciplinas "que están relacionados tanto con un modo de vida como con un deporte tradicional", según Dubi.

Por otro lado, hay que evitar dar a los jóvenes demasiado poder. "Los adolescentes influyen sobre todo en las formas de practicar las disciplinas", opina André Suchet. "Los deportes jóvenes no son deportes para jóvenes. Por ejemplo, los adolescentes casi no participan en disciplinas como el salto base o el barranquismo".

"Los adolescentes practican sobre todo deportes más accesibles y tradicionales como el fútbol o el básquetbol en los que cambian las reglas. El prototipo de innovador se acerca más a la treintena que inventa y moldea en su garaje un deporte que después será adoptado por los más jóvenes", explica Suchet.

"Hay que distinguir las maneras en las que los adolescentes influyen en la práctica deportiva. Si la innovación es la de unas personas con una cierta madurez deportiva y un cierto poder adquisitivo, los adolescentes sí tienen un verdadero poder para influir en la manera en la que las instituciones integran lo digital en la práctica de las modalidades deportivas", asegura el sociólogo Julien Fuchs.

Una encuesta realizada por el organismo francés UCPA, especializado en viajes para adolescentes y jóvenes, determinó que el 88% de los menores de 25 años compartían en las redes sociales sus experiencias deportivas -sobre todo imágenes- frente al 8% de los mayores.

Parece, por tanto, impensable que las instituciones, los clubes y los medios de comunicación ignoren esta tendencia y las expectativas de los jóvenes, siempre listos para cambiar el deporte en un ciclo sin fin.

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