¿Esto es natural o ecológico? Claves para leer las etiquetas de estos productos

  • ¿En qué tenemos que fijarnos a la hora de escoger un alimento saludable o un cosmético libre de tóxicos?
Fresh Market
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La mayoría de las marcas, ya sea de alimentación o de belleza, no aportan la información suficiente en el etiquetado de sus productos.

Saludable, 100% libre de tóxicos y respetuoso con el medioambiente. Es fácil decirlo, pero no tanto saber si lo que compramos cumple estas tres normas. Revisamos las etiquetas de nuestros productos favoritos y analizamos qué es lo más importante a la hora de escoger un alimento o un cosmético, y que no vuelvan a darnos natural por ecológico.

La mayoría de las marcas, ya sea de alimentación o de belleza, no aportan la información suficiente en su etiquetado (o si lo hacen, no es del todo honesta) y resulta difícil saber si se trata de un producto natural, ecológico, orgánico o biológico. En primer lugar porque pocos conocen la diferencia, pero también porque las empresas aprovechan ciertos vacíos reglamentarios para no revelar información.

Los organismos responsables del consumo y los derechos de los consumidores se han puesto serios para asegurar la veracidad de estos datos, pero con tanto producto en los lineales del súper, empieza a ser imprescindible fijarse bien en el etiquetado, pues ahí encontraremos la información que buscamos. Sólo el reverso del envase nos dirá si se trata de un producto seguro y saludable. Ahora bien, descifrar lo que dicen las etiquetas no es tarea fácil. Las categorías, los sellos y los términos juegan al despiste con el consumidor. Que no te confundan.

Alimentos ecológicos

Hoy en día existen dos etiquetas obligatorias, la nacional y la europea. Asimismo, el artículo puede llevar también el certificado biológico de cualquier otra empresa privada. Son compatibles. Los requisitos para obtener las etiquetas oficiales de producto ecológico es que no utilice ningún químico, fertilizante o plaguicida, que respeten la diversidad y que no esté manipulado genéticamente. Ojo, si en el paquete pone simplemente 'producto natural', no te fíes. Conceptos como 'bio' o 'eco' no certifican nada de manera legal. Podría ser una estafa.

Orgánico
Los llamados productos orgánicos han tenido una gran acogida.

Para que un producto sea etiquetado oficialmente como 100% biológico o ecológico, más del 95% de sus ingredientes han de serlo realmente. Así quedaría entonces la clasificación: "100% Orgánico" es un producto cuya totalidad de ingredientes son orgánicos, a excepción del agua y la sal; "Orgánico", que al menos lo son el 95% de los ingredientes; "Hecho con (…) y orgánico" asegura del 70 al 95% y deben estar listados al menos tres de los ingredientes.

¿Cuál es la diferencia entre biológico, orgánico y ecológico? Ninguna. Al menos a nivel legal. Los tres términos definen la misma cosa, aunque con matices. Y aquí ya entra la sensibilidad de cada productor. Lo importante es tener claro que todos estos conceptos aseguran de la misma manera la mejora del medioambiente y el cuidado de la biodiversidad de la zona.

Tampoco hay distintas calidades desde el punto de vista nutricional. Ninguna categoría es mejor que otra. Obviamente, cuanto más porcentaje de biológico/ecológico/orgánico tengan los ingredientes, mejor será el producto, pero más allá del sentido común podemos estar tranquilos: si el producto lleva los certificados oficiales obligatorios, la salud y la sostenibilidad están aseguradas.

Cosmética libre de tóxicos

Al contrario que en la alimentación, en Europa todavía no existe una legislación clara para los productos cosméticos naturales y ecológicos. Son varias compañías privadas las que los certifican, por petición voluntaria de la marca y en base a sus propios estándares. En el etiquetado de cremas, maquillajes o geles, los nombres de los componentes son difíciles de leer, pero con la ayuda del INCI (International Nomenclature Cosmetics Ingredients) podemos intentar descodificarlos.

Este sistema indica los ingredientes que componen un producto de belleza en forma de listado en orden decreciente, según su concentración, lo que facilita la tarea de leer las etiquetas. Si queremos introducir en nuestra rutina de belleza cosmética ecológica y libre de tóxicos, hay varios nombres que debemos reconocer y evitar, como los parabenos, que imitan la acción de las hormonas femeninas e interfieren en el sistema endrocrino, o los aceites minerales y siliconas derivados del petróleo y del silicio, que taponan los poros y evitan que la piel transpire y elimine toxinas, favoreciendo la aparición de acné y reacciones alérgicas. Los reconocerás bajo la leyenda paraffinum, liquidum, petrolatum y todos los ingredientes acabados en cone, siloxane y conol.

Para no comprar cosméticos que causen alergia, irritación, envejecimiento prematuro de la piel y daño en las membranas celulares, tendremos que evitar todos los compuestos que terminen en ‘urea’, por ejemplo: Diazolidinil urea. La palabra urea por sí sola no entraña riesgo alguno, pero sí cuando acompaña a sustancias como DM hidantoina y a compuestos como Dimetil Oxazolidino, Armilacetato, Alkifenol, y todos aquellos que incluyen Quaternium.

Se habla de cosmética natural pero, en realidad, los únicos productos de belleza 100% naturales son los que no emplean conservantes. Las compañías privadas que certifican la salubridad de un producto de belleza suelen diferenciar los cosméticos en tres categorías: natural, natural con ingredientes ecológicos, y ecológicos. En líneas generales, se excluyen los derivados del petróleo, los organismos modificados genéticamente, las pruebas en animales (prohibidas en toda Europa) y el uso de nanopartículas, y lo que se certifica son los ingredientes naturales vegetales o animales de cada producto, quedando exentos los minerales, incluida el agua. Por esta razón los cosméticos formulados con agua o minerales naturales en su composición no disponen de certificación 100% ecológica, a pesar de que todos los ingredientes sean naturales.

La mejor garantía y seguridad para reconocer si un producto es completamente saludable y seguro, 100% libre de tóxicos, es en definitiva saber qué compuestos son nocivos y no deberían aparecer en la lista de ingredientes. Por difícil y lento que resulte identificarlos.

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