Facebook juega una mala pasada al nuevo jefe de los servicios secretos británicos

  • La cuenta de Facebook de su mujer, abierta a cualquiera que quisiera verla, mostraba fotos sobre sus amigos, residencia, vacaciones y otras actividades
El Mail on Sunday publicó las fotos de Facebook del jefe de los espías británicos
El Mail on Sunday publicó las fotos de Facebook del jefe de los espías británicos
Alvy / Microsiervos
Alvy / Microsiervos

Sir John Sawers puede que nunca llegue a ocupar su puesto como responsable del MI6, la agencia de servicios secretos británicos, equivalentes el CNI español. Iba a hacerse cargo de la agencia en noviembre, pero el periódico Mail on Sunday alertó a las autoridades de lo que había encontrado en Internet y ahora tal vez eso nunca suceda. Al tratarse de un "e;puesto de espía"e;, el hecho de que se haya difundido tanta información sobre él y su vida privada como la que había en la cuenta de Facebook de su mujer no le deja en muy buen lugar.

El material ya ha sido borrado de Internet. Incluía fotos familiares que directa o indirectamente podrían haber comprometido la seguridad de Sawers, su familia y sus amigos. Entre ellas había fotos con diplomáticos, actores, familiares y otras personas. En muchas de ellas se podía ver su casa y dónde estaba ubicada exactamente, así como los lugares en los que solía ir de vacaciones, datos sobre sus hijos y sus padres y fechas de todas esas actividades. Los comentarios en las fotografías de sus amigos y conocidos aportaban información adicional con más detalles.

Cuando se suben fotos a una red social como Facebook, los usuarios tienen la opción de compartirlas con todo el mundo o bien sólo con grupos de conocidos, e incluso de forma más privada sólo con familiares que estén registrados en el servicio. Pero las opciones para llevar esto a cabo son pasadas por alto por la mayor parte de los usuarios del servicio, que simplemente suben sus fotos sin preocuparse de quién puede verlas. Cuando las páginas y fotografías quedan etiquetadas como "e;públicas"e;, como sucedió en este caso, incluso resulta relativamente fácil llegar a ellas a través de Google u otros servicios de búsqueda.

Supuestamente, el gobierno británico o la propia agencia deberían haber investigado un poco más sobre qué tipo de información acerca de Sawers había en Internet antes de nombrarle para el cargo o hacerlo público. Lo cierto es que la "e;vida anterior"e; de Sawers no requería especialmente de secretismos, puesto que había dedicado su carrera a la diplomacia. Sin embargo, todo ese tipo de información podría en su nuevo cargo convertirle en objeto de chantajes o algo peor.

El dilema ahora para el Primer Ministro es investigar si lo que ha sucedido es tan grave como para impedir que Sawers ocupe su puesto o decide seguir adelante con el nombramiento y permitir que el nuevo jefe de los servicios secretos británicos sea una figura "e;relativamente pública"e; de la que se conoce hasta la marca de su bañador.

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