Lo de las once, eso significa literalmente “amaiketako”, y es, por méritos propios, una de las tradiciones gastronómicas más arraigadas del País Vasco. Y si hablamos de tradición y cocina en Euskadi estamos hablando de palabras mayores.
El amaiketako –que también lo verás escrito como hamaiketako- se sucede en ese período de tiempo en el que las tripas vuelven a rugir y el mediodía empieza a acariciar su cénit diario. Bajo esa premisa, José Vergarajáuregui, Gabriel Benguría y Carlos Lasarte, tres emprendedores donostiarras, se pusieron manos a la obra para encontrar por los campos, los puertos y las granjas de Euskadi, aunque también del resto de España y algunas zonas de Francia, productos de primera calidad con los que conformar la tienda gourmet online que abrieron en 2015.
Guindillas de Ibarra, mendreska –nombre vasco para la ventresca- de bonito, anchoas del Cantábrico, foie de pato, mermeladas y compotas sevillanas, pimientos de Lodosa o jugosos corazones de alcachofa son sólo una pequeña parte del panorama gourmet que se despliega entre sus baldas. Huerta, mar y campo se reúnen así en los tarros y estantes que ahora aterrizan en el Mercado de San Miguel. Desde allí nos proponen este tentador almuerzo euskaldun.
Aunque no sólo podremos montar nuestra pequeña sociedad gastronómica con lo que allí compremos. También han dispuesto una vitrina sobre la que lucen otro de los emblemas de la cocina vasca: el pintxo. Por un ajustado precio de 10 euros por cinco pintxos, Amaiketako estrena su propio “pintxo-pote”, en el que encontramos tentaciones como el foie de Las Landas, las clásicas gildas o recetas con algo más de elaboración, como la anchoa con picadillo de verduras, aunque no hay que perderse las novedades mensuales, ya que la carta será renovada con esa frecuencia.
El conjunto se consolida con un maridaje con otra de las joyas enológicas vascas, el txakoli. En este caso, un Astobiza, procedente de la denominación de origen Arabako Txakolina, que pone en valor una nueva forma de producirlo, reivindicándolo como un vino blanco que no renuncia a sus orígenes pero que no quiere ser sólo catalogado como txakoli.
Toda una aventura gastronómica que entronca el almuerzo vasco con el aperitivo madrileño, aunque no hará falta ser picajosos con el reloj, ya que los pintxos de Amaiketako estarán disponibles durante todo el horario de apertura del Mercado. Perfecto para el que lleva unas horas despierto y quiere darse un capricho; o ideal para aquellos que quieren comenzar la tarde a base de tapeos, Amaiketako propone y el cliente dispone. Para llevar, para comer allí o con la opción de comprar los productos enlatados para que el ágape comience en casa, la propuesta está abierta a cualquier sugerencia en casi cualquier momento del día.
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