Bardal encierra la mejor cocina de Ronda, en Málaga

  • La cocina de Benito es evidentemente fina, precisa, y sutil y su propuesta se conduce a través de dos menús degustación.
La Ronda Bardal
La Ronda Bardal
La Ronda Bardal
La Ronda Bardal

La ciudad de Ronda hendida por el tajo que desde antes de que pusieran un pie los romanos ya había erosionado el río Guadalevín, potenciando su valor estratégico y defensivo. Hoy enclavada en un paisaje de serranías, que en otro tiempo asolaron bandoleros, asoman sus características casas desafiando el vértigo que produce cruzar el puente que salva una altura de cien metros. La plaza de toros, única entre las de su categoría, los baños árabes del Siglo XIII, sus muchos palacios e iglesias cuyas torres desafían la grandeza de la Casa del Rey Moro.

Del antiguo Tragabuches, primer establecimiento de nivel gastronómico de la ciudad que vio crecer a Dani García y sirvió como trampolín para que también Benito Gómez impulsará el genio que sin duda lleva dentro, nace Bardal. Después de pasar por Hacienda Benazuza, territorio Ferrán Adrià, Benito abrió su propia taberna, que destacó desde el primer momento como el mejor local de la ciudad donde tapear. Cuando uno es grande, necesita espacio y un lugar donde crecer. Benito sintió hace ya casi dos años la necesidad de abrir un restaurante eminentemente gastronómico en el que poder mostrar la cocina que lleva dentro.

Con una ambientación moderna, sorprendente, relajada y muy agradable. De suelos de madera, paredes de ladrillo y de piedra vista, pero muy alejada de cualquier concepción rústica, la decoración es, al contrario, elegante y estilizada. La sencillez de un montaje luminoso, claro y sin apenas ornamentación imprime categoría a la sala. Se agradecen las mesas vestidas de inmaculados manteles blancos, que en aras de una mal entendida modernidad, se suelen eliminar en otros espacios Aquí sin embargo, la luz, la madera, el acero y el cristal, junto con una elegante mantelería muestra la personalidad cálida en la que Benito envuelve al comensal.

La cocina de Benito es evidentemente fina, precisa, y sutil. Es notable la finura técnica que Benito despliega en la cocina, lo que le permite mostrarse libre de ataduras y modas, despegado de toda tendencia imperante, que le hace sentirse absolutamente libre para interpretar cualquier plato según su leal saber y entender. Su propuesta se conduce a través de dos menús degustación, que recorren de forma extensa. El menú Bardal con catorce pasos y tres postres (80 euros) y el Gran Bardal, que se prolonga en tres platos y un postre (95€); son el hilo conductor del discurso libertario con el que Benito logró la estrella en año y medio.

Sin los radicalismos de muchos que enmarcan su discurso culinario exclusivamente en las lindes del área en que se ubican, Benito insiste en la cocina de la zona y en los productos de la tierra. De entre ellos trabaja y contribuye a recuperar el uso de la raza de cerdo autóctono de Ronda. Platos notables como la sopa fría de coliflor y almendra o la de algas, tapioca de aceite de olivas y huevo de codorniz. El arroz negro con calamar rebosa sustancia, y el hígado de rape es sutil y diferente. Las alcachofas, guisantes, bacalao y trufa, es un plato sobresaliente. El salmonete en su jugo y el fricando de ciervo, los dos platos principales que anteceden a unos postres que mantienen el nível más que alto de toda la experiencia.

Bardal

Calle José Aparicio 1, 
29400 Ronda
Málaga

http://restaurantebardal.com/home/

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