Bares castizos imprescindibles para un domingo buscando gangas por El Rastro

  • No hay nada más madrileño que pasear un domingo por El Rastro en busca de una postal vieja, o disfrutar de un aperitivo en sus bares castizos.
Pasear por el Rastro es uno de esos rituales que todo habitante de Madrid debe hacer.
Pasear por el Rastro es uno de esos rituales que todo habitante de Madrid debe hacer.
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Pasear por el Rastro es uno de esos rituales que todo habitante de Madrid debe hacer.
Pasear por el Rastro es uno de esos rituales que todo habitante de Madrid debe hacer. / Facebook

Probablemente no haya un lugar en toda la capital donde se respire la esencia de un Madrid más auténtico que el que se pasea cada domingo en la zona de El Rastro. Más allá de Chamberí y del Madrid de Los Austrias; en El Rastro se reúne el Madrid más castizo. Gitanos que venden antigüedades de cierta solidez, y payos que tratan de dar salida a objetos sin interés aparente. Profesionales que tras muchos años de oficio son capaces de reconocer con una mirada verdaderas gangas, mantienen el mito del Rastro. Una liturgia que se repite cada domingo y en la que no puede dejar de visitar sus 7 locales más castizos.

El Muñiz (Calatrava, 3): bikini de oreja y vermut

Uno de los más castizos de la zona, con barra de acero y plancha que cada domingo humea para dar salida a las comandas que se amontonan por una parroquia fiel que demanda a partes iguales tanto sus tapas y raciones de toda la vida, como aquellas otras más innovadoras y que van encontrando su hueco en una barra tan clásica. Makis y espumas, comparten espacio con tostas de ibéricos, sus ya famosos calçots y oreja rebozada. En fiestas ofrecen limonadas típicas de San Isidro.

La Paloma (Toledo, 85): boquerones en vinagre y caña

Seguro que nadie encuentra un bar más castizo que uno que se llama La Paloma y se encuentra en plena calle Toledo. En este bar de barra de azulejo y suelo hidráulico. Sus platos y raciones son de una calidad sobresaliente, por lo que si quiere ‘marisquear’ el género es de primera, pero lógicamente se paga. Si quiere algo más sofisticado, las nécoras muy ricas y sus gamas a la plancha son excelentes. Si por el contrario quiere optar por algo más sencillo pero igual de bueno, sus boquerones en vinagre no le dejarán indiferente.

Casa Amadeo (Plaza de Cascorro 18): caracoles y Rioja

En el cogollo del Rastro, Un clásico que forma ya parte del alma de la zona y sin el cual no se entendería el tapeo en el barrio. Casi ochenta años contemplan a Amadeo, un bar en el que se sirve la receta más genuina de caracoles de todo Madrid. Aquellos que no hayan probado nunca los caracoles, venzan la resistencia que les pueda producir y disfruten al menos de mojar el chusco de pan en la salsa que hacen desde siempre con una receta que guardan como el secreto de la Coca Cola.

Museo de la Radio (Santa Ana, 8): paella y caña

Probablemente es el bar más representativo de El Rastro, ya que aquí no sólo se bebe y se tapea, sino que sus estanterías guardan una colección increible de viejos aparatos de radio que coronan que bien podrían ser la compra perfecta para la mayor parte de gente que acude en busca de gangas cada domingo. Pero el verdadero atractivo de este bar reside en su tapa gratuita, que los domingos consiste en un platillo de paella muy buena que entra fenomenal a la hora del aperitivo. Sus cañas muy bien tiradas son el complemento perfecto.

La Bicha (Arganzuela 27): caldo de cocido y vaso de vino

Es un bar singular y único que abre los domingos para atender a la parroquia fiel que acaba la mañana departiendo y comiendo en su barra. Las paredes revestidas de azulejo y vinilos, la cocina de La Bicha ofrece raciones más contundentes pero igual de ricas. Albondigas caseras, unas lentejas o un pisto muy rico. En invierno una taza de caldo de cocido, repone y entona al más pintado.

Santurce (Gral. Vara del Rey 14): sardinas y cañas

“Mis sardinitas que buenas son...” como canta esa canción que hemos tatareado todos alguna vez, aquí se sirven las mejores sardinas de Madrid. Desde Santurce a Madrid, en este caso, para ofrecer la mejor ración de sardinas a la plancha con su punto de sal gorda, impecables. Un bar que lleva abierto desde que se instauró la democracia en España y que desde entonces cada domingo forma largas colas de parroquianos y visitantes esporádicos en busca de sus famosas sardinas.

La Burbuja que ríe (Ángel, 16): croquetas y sidra

Un nombre atípico para un local asturiano en pleno centro de Madrid. Es de los bares más tardíos en abrir los domingos por lo que mucha gente opta o por tomar la última en su barra, on famosas sus croquetas cremosas rellenas de cabrales acompañadas de un buen vaso de sidra; o bien quedarse a comer. Ofrecen un buen menú por 19,50€ en el que ofrecen platos clásicos asturianos.

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