Casa Marcelo, a la vanguardia en Santiago de Compostela

  • Es casi obligación probar el cabracho frito y pipil de chile rojo, del que se come todo. Un plato sorprendente y sobresaliente.
Casa MArcelo
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La Plaza del Obradoiro es un espacio de dimensión monumental, acotada por tres edificaciones magníficas cuyo conjunto bien podrían querer para sí, ciudades como Viena o París. A los pies de la Catedral mira una pequeña iglesia, la de San Fructuoso cuya pared medianera linda con un restaurante singular que desde su apertura en 1999 en un rincón de España, alejado del epicentro del que nacen modas y tendencias Marcelo Tejedor, ya creaba y marcaba tendencia, al ser el primero en eliminar la carta y ofrecer un menú gastronómico cerrado.

En una zona que cuenta con la que puede ser la mejor despensa de España, por la riqueza de sus pescados y mariscos, su ternera Rubia Gallega, sus verduras y la pervivencia de numerosas granjas y huertas que dan verduras, tubérculos, huevos y aves de una calidad inmejorable; Tejedor y su extralimitada capacidad para dar saltos conceptuales que le han distinguido al frente de una cierta vanguardia culinaria que le ha permitido ganar y perder estrellas Michelin. Casa Marcelo sólo necesitaba de una dosis de creatividad extra para reinventarse en 2012 y abrir un local más actual y libre.

Marcelo dio un giro radical tanto a su propuesta de cocina como a la sala. Fue capaz de transformar la experiencia y el sentido gastronómico tradicional de una comida por una propuesta más informal en el que se elimina toda etiqueta en la mesa: a partir de este momento se utilizan cubiertos desechables y manteles de papel; se transforma la mesa individual por otra corrida y compartida, y una barra sobre la misma cocina. Y lo que es más importante la propuesta de carta también se crea para compartir en raciones con una base y estilo nuevas y propias: una cocina japo-gallega-mejicana.

Una cocina que tiene mucho ganado desde el mismo momento de su concepción, ya que a la extraordinaria despensa gallega, requiere de muy poca transformación para ser un gran bocado. De hecho, a nuestro juicio, su presentación en formato de sushi y sashimi, sólo contribuye a destacar los sabores sobresalientes del inmejorable pescado y marisco gallego. Así, se puede probar desde una riquísima pieza de San Martiño con ajada, a unos excelente 'dim sum' de gambas. Tejedor fue también el primero en introducir un plato característico que ya imitan en otras cocinas, el cabracho frito y pipil de chile rojo, del que se come todo, un plato sorprendente y sobresaliente.

La ostra con ponzu, fresquísima y suculenta, las zamburiñas y los mejillones de un buen calibre hechos al estilo thai, resultan potentes y frescos. Deliciosa la patata, puerro, yema y tocino. Las fabas de Lourenza con setas, sublimes. Muy buenos los temaki de soft shell crab y el picante de toro y, especial la codorniz asada y pak choi.

En Casa Marcelo se puede comer desde algo más de veinte euros si se comparte un par de raciones, hasta los sesenta si deciden que su visita a Santiago bien merece un homenaje. En cualquier caso, su cocina les sorprenderá y agradará.

Casa Marcelo

Rúa das Hortas, 1
Santiago de Compostela
A Coruña

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