Coure, tal vez uno de los mejores menús que puedes degustar en Barcelona

SEGUIR

• 

Introduzca el texto aquí

Tal vez no haya un escenario más difícil para triunfar y destacar gastronómicamente hablando como en Barcelona. La competencia es durísima y el número de restaurantes de nivel es altísimo. Cocina de vanguardia y técnica depurada; cocina de raíces anclada en el recetario popular; locales de moda con propuestas actuales y casas de comida de cocina cuidada y sublime. El Pasaje de Marimón es un callejón de apenas un centenar de metros, un pasaje escondido de las miradas de los turistas que bajan Paseo de Gracia en donde se reúne una oferta culinaria de nivel: Coure, Hisop y Hetta, y el antiguo Celerí.

Albert Ventura se embarcó en este su enésimo proyecto para ofrecer una cocina catalana de base, que aunque podríamos caer en la tentación de definir más fácilmente como moderna, habría que rebuscar más adentro para presentarla como lo que es. Cocina de corte popular que formula con un criterio de sencillez, descargando a las recetas de siempre de toda aquello que les es superfluo. Albert define cada plato desde el concepto, haciendo que parezca que el plato es sencillo, gracias a su dominio técnico y claridad de ideas.

Mira también

Bodega 1900, la taberna de Albert Adriá, nuevo premio Nacional de Gastronomía

Un establecimiento modesto con dos espacios diferenciados. A primera vista aparece la barra, mientras que el comedor se sitúa en la planta de abajo, semi oculto, tras una cortina dorada. La sala de abajo es más agradable de lo que podría suponerse por estar situada en un sótano, ya que un gran ventanal plagado de plantas, le da luz y le hace respirar. Si bien el local está dividido en barra y sala, lo cierto es que tanto en los taburetes arriba, como en las mesas abajo; se puede disfrutar de casi la misma carta. Su menú degustación por sólo 35€, es uno de los más celebrados, compensados y ricos de todo Barcelona.

Ventura ha logrado que en poco tiempo Coure sea un local suficientemente ‘vestido’, una sala sencilla, pero agradable y lo que es más importante que gastronómicamente sea toda una referencia; y donde el servicio, clásico y absolutamente correcto, brilla y raya a gran altura. La bodega, el gran complemento, de todo restaurante que se precie, está trabajada y se nota el cuidado con el que se ha hecho la selección y el esfuerzo por incluir vinos con mucha personalidad y sorprendentes, siempre notables y que se ofrecen a precios más que razonables.

La barra permite alternar con buenas tapas y raciones de nivel. Pero donde se ve la altura de la cocina de Albert es en su cocina. Las verduras, legumbres y hortalizas como representación de productos e ingredientes de uso frecuente en las cocinas populares, juegan un papel destacado y de forma sobresaliente. Excelentes los puerros con bonito. Un plato popular y al con una dosis de fuerte personalidad las lentejas intensas y ricas, que acompaña de caballa en escabeche y que adereza con un toque de aji. Extraordinarios guisantes con callos de bacalao. Bueno y diferente el salmonete con cuscús y curry.