Siete restaurantes donde probar las croquetas más sorprendentes de Madrid

  • Rendimos homenaje a esas deliciosas bolitas rellenas de infinidad de ingredientes que nacieron en Francia en 1817.
Croqueta Zalamero
Croqueta Zalamero

Dicen que la calidad de una cocina tradicional se mide por su tortilla de patatas, su ensaladilla rusa y sus croquetas. Si estas tres recetas nos convencen, lo más seguro es que el resto del menú nos encante. Para celebrar este 16 de enero, Día Internacional de la Croqueta, rendimos homenaje a esas deliciosas bolitas rellenas de infinidad de ingredientes que nacieron en Francia en 1817 y que nuestro recetario empezó a recoger 50 años más tarde. La hija predilecta de tascas, bares y restaurantes españoles no ha dejado de reinventarse desde entonces, y aquí tienes 7 nuevas direcciones donde probarlas. ¿Y si las mejores croquetas no son las de tu madre?

Croqueta Zalamero
 

Zalamero (Narváez, 67)

Las croquetas de esta taberna ‘vinera’ del barrio de Retiro son un auténtico manjar. A prueba de paladares exquisitos, las de Ana Losada y David Moreno, pareja de profesionales y amantes del vino al frente de este proyecto honesto y dirigido al sector ‘winelover’, tienen forma de esfera y son de pollo rostido. Imposible probar sólo una y no querer meterse otra en la boca.

Croqueta Bowl
 

Bowl Bar (Quintana, 28)

Uno de los últimos en llegar a la capital. El revolucionario concepto de comer todo en bol de Luis Muñoz de Luna, Mario Scheffer y Gon Hierro hace que comer croquetas sea toda una experiencia. Y es que en Bowl Bar se comen con cuchara. Servidas, por supuesto, en bol, con su ingrediente principal en el fondo (puchero, txangurro con alioli verde, coliflor con crema de queso), la bechamel encima y cubiertas de una mezcla de panes tostados que las hacen crujientes y deliciosas.

Croqueta La Malaje
 

La Malaje (Relatores, 20)

Las de la taberna castizo-andaluza por excelencia también prometen una experiencia gastronómica. Aquí volvemos a las raíces, a ese lugar del pasado donde los sabores del sur explotaban en cada bocado. De jamón, de choco, de cochifrito, de cangrejo, de queso azul o de marisco, las croquetas de La Malaje se disfrutan en la barra con un vino de la zona, que para eso estamos en Andalucía. El chef Manu Urbano suele tener al menos dos variedades en la pizarra. Para probarlas todas hay que volver. Y querrás hacerlo.

Croqueta Matritum
 

Matritum (Cava Alta, 17)

De suquet de carabinero son las de Matritum, y están siempre en la comanda porque sus feligreses saben bien que comer allí y no probarlas es perderse uno de los clásicos de la carta. Otro error es no dejarse llevar por los consejos del sumiller para acompañar este delicado bocado. Sus ‘maridajes inesperados’ son un reclamo en sí mismo para conocer (o regresar) a esta vino-taberna gourmet de La Latina.

Avec (Villanueva, 2)

Otro recién llegado al panorama culinario madrileño es este restaurante que se ha dispuesto a encontrar el maridaje perfecto para cada uno de los platos. De ahí su nombre (‘avec’ significa ‘con’ en francés). En su carta, diseñada por el chef Javier Moyano, cada receta va armonizada con una de sus recomendaciones. Para saber con qué han decidido acompañar sus croquetas de cecina y queso gorgonzola habrá que pedir mesa.

Arroces Ten (Pinar, 6)

Las croquetas de este nuevo restaurante de cocina mediterránea especializado en arroces que llega para situarse en el ‘top ten’ de los amantes de socarrat se llaman ‘de la abu’, y son capaces de hacernos llorar en cualquiera de sus cuatro modalidades: jamón, chipirón, espinacas y piñones o queso Gamoneu. Pues eso, como las de la abuela.

Elektra (Santa Engracia, 108)

Y quien dijo que las croquetas no son sanas, se equivoca. En este restaurante, paradigma de la cocina saludable, se apuesta también por la ‘comfort food’, es decir, aquella que lleva implícito un valor sentimental, como la cocina de las madres o las abuelas. Por eso sus croquetas de La Peral azul con compota de manzana son de los platos que más triunfan.

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