La curiosidad de Mauro Barreiro, una grata sorpresa para degustar en Cádiz

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Sí, estamos de acuerdo, no es un nombre al uso para un restaurante. Probablemente ninguno hubiéramos puesto un nombre así a un establecimiento y menos en el Sur, en Cádiz, aunque sólo fuera por la guasa que se montan a cuenta de cualquier tema para dar contenido a las chirigotas. Pero la cocina de Mauro es una propuesta muy seria, una cocina hecha con gusto y para gustar. Una cocina sorprendente y con capacidad para sorprender a cualquiera que buscando una taberna gaditana se tope con La Curiosidad de Mauro Barreiro. Una cocina muy local que con una imaginación controlada retoca para darle un sentido que trasciende Cádiz.

Casi desde siempre Mauro supo que quería dedicarse a la cocina, pero no para ser uno más y que sus propuestas fueran una del montón. Para ello salió de la provincia para formarse con los grandes. En Marbella y cuando Mauro ejercía como jefe de cocina, Skina recibió una estrella Michelin. De hecho hay algo en su cocina actual que recuerda las creaciones del restaurante marbellí. Mauro como cualquier gaditano, tiene querencia por su tierra y cuando salió para formarse su objetivo era volver a casa. Tras un tiempo al otro lado de la bahía, en San Fernando, ha vuelto al epicentro de Cádiz.

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Nada define mejor el concepto gastronómico que Mauro trata de transmitir a sus clientes que el lema que repite "Tatuadores de paladares" Una cocina intensa, y original que se grabe a fuego en la memoria del comensal y restañe largamente en el paladar. Una carta que sin entrar a analizarla podría ser la de muchos otros locales de ‘intramuros’; pero cuando se ‘lee’ la letra pequeña, se reconoce una cocina absolutamente original en el que recetas de la cocina andaluza se mezclan con productos de la despensa mejicana y peruana principalmente; y recetas propias del otro lado del Atlántico se transforman al prepararlos con ingredientes de nuestra cocina.

Murales de vivos colores iluminan las paredes, en las mesas el colorido también está presente; alusiones a El Bulli con pequeñas figuras que representan al can que daba nombre al mejor restaurante del mundo. Una gran barra, tal y como siempre la había imaginado Mauro, para que la gente practique el tapeo del modo en que se ha hecho siempre por estas latitudes. Un comedor más serio será el epicentro de la cocina de Barreiro. Donde se muestra todo el potencial, divertido y serio. Divertido porque algunos platos se acaban delante del comensal, y serio porque la calidad de la cocina es de notable alto.

Una ensaladilla muy original ¡Hay que probarla! Un satay de atún rojo, y un bao de ibérico pibil, muy sabroso. Unas croquetas curiosas y originales, para tapear en esa barra espléndida. Entre lo que llaman entrantes, una ensalada de tomate aliñado en la que encuentran presencia y cabida jalapeños, o el pollo asado con chiles que siempre imprimen carácter. Entre los principales platos tan intensos como una arroz cremoso con pellejo de atún y dados barriga, un buen tataki de presa ibérica; una pata de pulpo con cremoso de patata y chorizo que le aporta sabor y fuerza al plato.