La Encina, donde sirven la mejor tortilla de patata de España y otros manjares

  • El lechazo de Churro asado en horno de leña es otro de los mejores platos de un restaurante que sobresale en Palencia. 
Barra de La Encina
Barra de La Encina
Barra de La Encina

Su ubicación a medio camino entre la vinícola Valladolid y la monumental León, la han situado a desmano del objetivo de turistas. La belleza de Palencia es tan discreta como la fachada de la catedral que guarda en su interior joyas de El Greco y Zurbarán entre otros. La calle Mayor, principal arteria de la ciudad, esconde y resume bajo sus soportales la historia de una ciudad que protege el Sagrado Corazón desde el cerro que domina Palencia. Los puentes salvan el cauce del Río Carrión que alimenta las huertas palentinas para llenar las despensas de los buenos restaurantes de la zona, como La Encina, donde dicen que se hace la mejor tortilla de patatas de España, no en vano han ganado este título tres veces.

La propuesta de La Encina descansa sobre dos pilares fundamentales: La de Ciri González y Alberto. La primera hace una de las tortillas de patatas más jugosas y mejor elaboradas de todas. Una vez se lava la patata con un paño húmedo, corta la patata fina, que debe ser de la variedad kennebec, de las propias huertas palentinas. Las confita despacio y le da un último toque más intenso que la hace, si nos lo permiten, más crujiente. Las deja escurrir unas cuantas horas antes de cuajarla. Con una patata más frita que cocida, pero sin un gramo de grasa, y con una textura más crujiente y con más personalidad, las cuaja con abundante huevo.

Otro de los platos enseña de La Encina es el lechazo de Churro asado en horno de leña. El lechazo de lechal, esa raza autóctona, de cordero que sólo ha mamado y que se sacrifica con un mes de vida y diez kilos de peso. El lechazo churro es especial por su porcentaje de grasa idóneo, su carne muy tierna, un color blanquecino rosado, muy jugoso y tierno como pocos, y con un sabor suave y agradable. Alberto Sánchez, se ocupa de seleccionar los mejores ejemplares y preparar y mantener cada día el fuego del horno de piedra y adobe, alimentado con leña de encina; que le transfiere un aroma especial.

Ciria es una gran cocinera que aunque no tiene nada que demostrar, elabora a diario con un oficio más que notable, guisos y platos de cuchara, en los que vuelca todo su saber hacer. Impresionante rabo de toro con patatas, las estupendas alubias de la Vega de Saldaña, o unos garbanzos guisados muy ricos. Las patatas a la importancia, esa receta de cocina absolutamente popular y casi de subsistencia, se ejecuta aquí con magníficos resultados. Los cangrejos de río, otro plato de la cocina local, cuyo éxito radica, en la textura y sabor de los mismos, más que en la salsa que los potencia y obliga a emplear varias porciones de pan, de otros establecimientos.

Del mismo modo, las chuletillas de lechazo asadas sobre carbón de encina, o los riñones braseados lentamente; están deliciosos. Además de su comedor La Encina, tiene una gran barra, no por tamaño, sino por las raciones y tapas que en ella se pueden disfrutar. Para compartir además, de la tortilla y el pincho de lechazo, sugieren las croquetas de jamón y la mollejas braseadas, la ensaladilla rusa y la cecina preparada; todas ellas son excelentes. En cuanto a la bodega, sorprende la gran variedad de etiquetas de tintos de Ribera del Duero y Riojas, muchos de los cuales se pueden disfrutar también por copas.

La Encina

Calle Casañé, 2
Palencia

Mostrar comentarios